Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 30 de diciembre de 2013

Gracias por 2013


Penúltimo día del año y aún no os he deseado unas felices fiestas, ando aquí, rodeada de familia como es habitual en estas fechas y con la nariz dentro de algún texto o algún trabajo, de esos que quiero irme quitando de encima estos días.

No ha sido mal año 2013. Aunque mi situación vital siga siendo un enigma y me repita cada día que en 2014 he de recuperar buenos hábitos perdidos, eliminar malos hábitos readquiridos, escribir más, comer menos... vamos, lo típico. Pero dejemos los propósitos de nuevo año para otro momento.

2013 no ha sido un mal año, sobre todo porque me he rodeado de gente, de mucha gente variada y diversa, de todas las edades, de varias nacionalidades, gente que ya conocía y forma parte de mi vida desde hace tanto tiempo... y mucha, mucha gente nueva.

Gracias a todos, los que habéis compartido algunos momentos de este 2013 conmigo, los que me habéis sonreído, escuchado, hecho reír, dirigido algún piropo, hecho sentir especial en un momento dado, besado, abrazado... ¡Dios, este año me he hinchado a abrazos!

Todos aquellos con los que me he tomado un café, una copa, una cena o una comida. Los que habéis paseado conmigo, por el campo o por la ciudad. Los que vivís lejos pero os habéis acordado de mí en un momento dado y me habéis mandado un mensajito, una pildorita de cariño a distancia. Los que me extirparon los miedos, los que me regalaron cursos y talleres, los que compartieron "pupitre" conmigo, los que me abrieron su casa, los que me sorprendieron ofreciéndome una entrada o un presente o descubriéndome sus habilidades, los que me fotografiaron, los que me prepararon la cena, los que os asomáis a este balcón de vez en cuando, los que siempre estáis ahí y los que aparecéis de repente con una sonrisa en la boca...

Gracias por el cariño, las sonrisas, los regalos no necesariamente materiales, especialmente los no necesariamente materiales, vuestros brazos y abrazos, vuestras llamadas y mensajes y sobre todo, sobre todo, por todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo de vosotros.

Espero que tengáis un 2014 precioso y que a lo largo de él os crucéis conmigo, por tierra, mar, aire, internet o lo que se tercie, una, dos, tres o cientos de veces.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Problemas de conciencia...


Aprovechando el despiste, mientras ponemos el árbol, el belén, el espumillón, acabamos de comprar los regalos y nos sumergimos en las luces de navidad, ladina y a la chita callando se aprueban leyes por lo bajini. ¿El objetivo? ¿Retroceder en el tiempo, devolvernos a una minoría de edad, encarrilar vidas descarriadas, decidir por nosotros, salvaguardar una conciencia hipócrita...? Vaya usted a saber.

En defensa de vidas en potencia se ignoran los derechos, los problemas, las desgracias, la miseria, la autonomía, la autoconciencia, el poder de decidir de las mujeres. Se da por supuesto que aquellas que recurren al aborto son asesinas sin alma. Parece como si se abortara con la misma alegría con que se toma una piruleta, como si la decisión no fuera ya difícil y no fuera a dejar huella en la historia de esas mujeres.

Volvemos a 1985, mismos supuestos, mismas trabas hipócritas. Y detrás historias personales, muchas trágicas, bajo la lupa implacable de la moralina de unos pocos. Juicio, cruel y descarnado, que defiende vida a costa de arruinar otras vidas. Se siente, no tienes poder de decisión, eres una ignorante, una perdida, si te quedaste embarazada por tu inconsciencia adolescente, si algún pariente pervertido te tiene atemorizada y sufres en silencio sus violaciones y estas dan fruto, si no te ves preparada para enfrentarte a la maternidad. Se siente, haberlo pensado antes o alimenta las listas de adopción de este país. No tienes derecho a decidir, a nadie le importa tu miseria, tu ignorancia, tu drama, que tu hijo nazca en un hogar roto o sin dinero, que no te veas capacitada para sacar adelante a un niño sin problemas.

Que te den. La conciencia de unos pocos ha de quedar tranquila. Si alguna vez el problema les alcanza a ellos ya buscarán la justificación, el dinero o dos médicos amigos que les firmen un informe. Que te den, la tranquilidad de las buenas gentes está por encima de tus miserias.

jueves, 19 de diciembre de 2013

El abono



No los soporta, en serio, ahora se lo está contando a la abuela. Ni que hubiera atracado un banco. Cada vez que se le ocurre hacer algo diferente se tiene que enterar toda la familia, incluyendo familiares de tercer y cuarto grado. ¿Por qué tienen que saber todos lo que ella hace? Mamá lo cuenta dramática, desesperada, como si hubiera descubierto que su hija trabaja en un burdel. Habría sido una buena actriz. Hace como si estuviera hablando en secreto, con discreción, como ella dice, pero Julia puede oírla sin problemas: “¡Mamá ya no puedo más! Está rarísima, nos dijo que se había apuntado al equipo de baloncesto del colegio y que tenía entrenamiento tres días a la semana y es todo mentira… y lo peor es que no nos dice donde ha estado…”

Ella no va por ahí contándoles que ellos discutieron ayer otra vez, que mamá le dijo que estaba harta de él y que él respondió otra vez, sin mirarla, mientras se servía una copa, que sin él ella no sería nada, que era una simple, que qué habría hecho si no fuera por él. ¿Pintar cuadros absurdos? Que si se creía que con las clases de arte que daba en la academia iba a llevar el tren de vida que llevaba. Y ella le miró con cara de odio y salió del salón, pero a pesar de todo se vistió para la cena y salieron juntos de casa y seguro que llegaron al Casino de Madrid, en Alcalá, cerca de Sol, y bajaron del coche sonriendo, con su máscara puesta, para reunirse con los compañeros de promoción de papá, todos elegantes, ya cerca de los primeros puestos del escalafón, ufanos de repartirse las mejores plazas del país.

¿Pintar cuadros absurdos? ¿Y por qué no? ¿Por qué no agarra mamá la puerta y la lleva con ella a vivir a uno de esos barrios por los que Julia ha estado paseando todos estos meses? Libre, observando a la gente. Gente que viste de forma diferente y se peina diferente y ríen y alzan la voz y pasean por la calle y si sonríes mirando a alguien te devuelve la sonrisa. Lo ha comprobado.

Lo gracioso es que les ha contado la verdad y no lo creen. Que lo único que ha hecho es comprarse un abono transportes. Bueno, primero empezó comprando billetes sencillos. El primer día cogió el 82 hasta Moncloa. Eso lo habían hecho una vez, en grupo, con la madre de Merche, que las llevó a su casa para celebrar su cumpleaños. Y caminó por la calle Princesa hasta el Corte Inglés y calculó el tiempo que había tardado y dio media vuelta para estar a tiempo en casa. Y luego empezó a usar el metro, primero la línea amarilla. Cada día bajaba en una estación diferente y a veces se quedaba sentada en un banco y veía pasar a la gente y otras andaba por las calles, con el plano de Madrid en el bolsillo.

Cuando llegó a Sol ya había sacado el dinero de la hucha y se había comprado el abono. Y en Sol parecía que confluían todos los caminos y podía salir a pasear por las calles o coger otra línea, la roja o la azul claro, o subirse a algún autobús y bajarse en cualquier parada para buscar de nuevo el camino de vuelta. Y entonces se le ocurrió contar en casa que además de los entrenamientos se habían apuntado en una liga y que los sábados por la mañana tenían partido. Sabía que ellos no tendrían ningún interés de ir a verla, además, los sábados por la mañana jugaban al paddle y comían en el club.

Continuó con sus excursiones vertiginosas entre semana, pero ahora le servían para planificar lo que haría los sábados. En lugar de estudiar se perdía en Internet, buscando lugares interesante que visitar, descubriendo qué había más allá, como podía llegar andando desde Príncipe Pío, hasta Madrid Río y seguir hasta Legazpi o girar a la derecha y llegar hasta el Lago de la Casa de Campo; donde estaban Vallecas, Carabanchel, la Elipa... Había tanto para ver, pero no tenía prisa, tenía tiempo.

Pero lo había estropeado todo, por bocazas. Supo que había metido la pata en cuanto Alicia, temblando, se montó en el autobús a su lado. No paró de hablar en todo el camino, todo le daba miedo, todo el mundo le parecía un delincuente, bajaron en Callao y Alicia le cogió la mano, estaba aterrorizada, empezó a llorar y a pedirle que volvieran. Y ella accedió, total, no habría disfrutado del paseo. Así que regresaron a Moncloa y volvieron a coger el autobús y aunque le hizo prometer que no diría nada, la madre de Alicia llamó esa misma tarde a su madre y allí parecía que iba a acabar todo.

Pero ¿qué iban a hacer? ¿Iban a perseguirla las veinticuatro horas del día? En algún momento bajarían la guardia y ella volvería a comprarse un abono transporte y volvería a sentirse libre, adulta, aventurera, y seguiría explorando su ciudad, viendo todas sus caras, descubriendo que el mundo era mucho más que un colegio de monjas, un chalet de tres plantas o un barrio de calles silenciosas y fincas amuralladas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Literatura en Visual Thinking





Mientras busco el secreto de la gestión del tiempo, un nuevo visual thinking, esta vez sobre literatura (inspirado en las enseñanzas de mi "profe prefe"). Sé que no es gran cosa, pero necesitaba romper el silencio. Espero recuperar la voz y la palabra en breve.

martes, 26 de noviembre de 2013

Cuatro años y tres días


No, no es una condena, es que se me pasó la fecha. Entre tanta celebración y tanto cariño se nos fue el santo al cielo. Desde la inconsciencia de no tener consciencia del día que era, nuestro travieso cosmos facilitador nos volvió a trasladar a la costa cantábrica para tan magna celebración.

Qué casualidad tan linda. Si os acordáis, hace cuatro años, la ciudad de Gijón nos arropaba en nuestro traslado al balcón. La playa de San Lorenzo se asomaba a nuestras primeras imágenes y Mel y yo echamos a andar solas.

El sábado pasado fue Bilbao la que nos abría sus puertas y otra ursu de pro la que nos mostraba desde sus miradores las mejores vistas de la ría.

No es gran foto, me ocupé más del pincho que de la cámara

Qué mejor celebración que pasar ese día con ritmo colegial y algunas de mis iniciales más queridas: G., C., E., A. y F., entre pincho y pincho, y más pincho y más pincho... sí, es cierto, nos excedimos con el pincho, pero la ocasión lo merecía y para que quede constancia de este cuarto aniversario del balcón, aunque sea tarde, no me queda nada más que decir: ¡Felicidades! y, por supuesto, ¡Gracias! a los que nos seguís, a los que aterrizáis por aquí de vez en cuando e incluso a ti que te estás preguntando de que va esto.

¡Y vamos a por el quinto!

jueves, 21 de noviembre de 2013

TEATRO FERNÁN GÓMEZ


Durante todos estos años han sido muchas las veces que he tenido casi esbozado un post dedicado por entero a la plaza más fea de España, pero creo -si mi memoria no se equivoca- que como mucho he hecho alguna alusión.

Parece que desde el Ayuntamiento, desde hace años, existe una fijación con ese pequeño cuadradito que no ocupa más de una manzana a un lado del edificio Biblioteca Nacional/Museo Arqueológico. Sí, hablo de la Plaza de Colón.

La Plaza de Colón nunca fue un modelo de hermosura urbanística, esos simbólicas proas de piedra que son más arbitrarias que el signo lingüístico fueron bastante criticadas en sus comienzos. Pero bueno, una vez aceptadas e integradas en el paisaje, daban a la plaza un aire setentero bastante curioso.

En mi niñez, la Plaza se podría haber calificado de "zonilla verde". Sí, tenía césped, árboles, una fuente-cascada y un estanquito de apenas un pie (pero un pie pegado al suelo) de profundidad. Es cierto que la mitad de la plaza era de granito, pero bueno, se podía patinar o montar en bicicleta. Ah, se llamaba la Plaza de Colón porque Colón estaba sobre su pedestal, dominando la fuente cascada.

Con los años, los lumbreras del Ayuntamiento, en arrebatos separados en el tiempo, fueron devastando el paisaje: arrancaron el césped; sustituyeron la cascada cantarina, primero por metacrilato abombado y luego por una cascada plana e insonora y a veces iluminada que he de reconocer es bastante decente, pero que carece del encanto atronador de la original; colocaron una bandera patria que se puede ver en Murcia; bajaron a Colón de la Plaza y le dejaron a merced del tráfico rodado, pero se les olvidó el pedestal, que ahí sigue abandonado y absurdo; se dejaron la cabeza en sucesivas estrategias para echar a los patinadores y acróbatas bicicleteros (cosa que no han conseguido), a saber, cambio de adoquinado, alternancia de adoquinado, binivelación de los bordillos... les falta plantar pinchos, pero tiempo al tiempo.

Yo siempre sospeché que alguien tenía una fijación obsesiva por la plaza. Desde hace tiempo no tocaban nada, pero claro dejar de tocar las narices debe ser duro, así que ahora, jorobado el suelo, se lanzan a dar la matraca con el subsuelo.

La ultima originalidad sin sentido es quitarle al teatro el nombre que le dieron hace algunos años. Desde hace meses se viene hablando de que el Teatro Fernán Gómez, al que rebautizaron así tras el fallecimiento del actor en 2007, perdería ese nombre homenaje. Me pregunto yo qué absurdo asociacionismo de "memoria histórica" puede despertar Don Fernando para arrebatarle esa muestra de cariño madrileña.

Méritos para cualquier homenaje no le faltan a nuestro galán pelirrojo. Actor y director de cine y de teatro, escritor, guionista y miembro de la Real Academia. En nombre de Don Mendo o de aquel Pedro al que su novia -Analía Gadé- le repetía sin descanso "estudia, Pedro, estudia" con su cantarín acento argentino, yo pregunto: ¿A quién se le ha ocurrido semejante despropósito? ¿Qué lo provoca? ¿Es animadversión hacia el actor o simplemente es producto de esa fijación urbanística con la Plaza de Colón? No sé, no sé, no puedo daros respuesta...

Solo sé que esta tarde, a través de Facebook, donde han colgado la foto, me he enterado de que unos operarios estaban desmontando el FERNAN GÓMEZ que lucía sobre la cascada, mirando a Génova (será que a alguien le duele ver ese nombre). Yo, en plan Santo Tomás, he decidido bajar del metro unas paradas antes, para comprobarlo con mis propios ojos y era cierto, han quitado las letras que miraban a Génova. He de deciros que, como demuestra la foto que os adjunto, las letras del lateral que mira a Goya permanecen, ¿hasta cuando?

No lo sé, solo puedo decir, parafraseando a nuestro genial académico: ¡Vaya usted... a la mieeeerrrrrdaaaa!




lunes, 18 de noviembre de 2013

Una cena y un divorcio


Cena con amigos y El divorcio de Fígaro

Este ha sido un fin de semana frente a las tablas, las tablas del teatro. Sí, el sábado, premeditadamente, me acerqué a El Sol de York a ver una cena entre amigos. En realidad era el fin de muchas cenas entre amigos, asistí al derrumbe de una relación a cuatro. Dos parejas que han crecido juntas: se han casado con poco tiempo de diferencia, incluso los primeros presentaron a los segundos; han tenido sus hijos casi al mismo tiempo; y se han tenido por los mejores amigos durante años, se supone que lo saben todo de todos.

Pero este equilibrio se rompe el día que una de las parejas decide separarse porque uno de los maridos se ha enamorado de otra mujer. Nadie lo entiende, tres se sienten engañados, uno se siente incomprendido. Todos se replantean su vida. Los supervivientes se miran y remiran, buscando o descubriendo también cambios en ellos.

Y el domingo, el domingo la fortuna me sonrió de nuevo y me encontré en la butaca 4 de la fila 2. Teatro Fernán Gómez (Fernán Gomez por los siglos de los siglos, alcaldesa), escenario central, a pie de butacas, rodeado por estas en tres de sus lados y al fondo el foro. Dos parejas también, por una parte los Condes de Almaviva, que avanzan por el bosque después de perderlo todo, casi arrastrados, protegidos y salvados por la otra pareja, la que forman sus dos criados, Fígaro y Susana.

Aquí también su mundo se les ha desmoronado. Los condes, que se niegan a aceptar ese derrumbamiento y sueñan con poder mantener sus antiguos privilegios y la pareja de criados, que por iniciativa de Fígaro, decide romper con esos lazos y afrontar la situación de una manera más realista. ¿Lo conseguirán o hay cosas que no cambian, o que uno no puede cambiar porque forman parte de él mismo, como la tierra que lo vio nacer?

En este caso, los cuatro principales, están rodeados por multitud de personajes. En total, si no me equivoco, llegan a veintiuno, interpretados con acierto, dinamismo, y mucha versatilidad por tan solo siete actores. Muy buenos todos, por cierto.

Una tarde mágica, como anécdota os contaré que tras la función me encontré al conde relatando a un grupo de amigos que la obra, adaptada y dirigida por Alfonso Lara -que, además, interpreta a Fígaro- es original de Ödön von Horváth, un dramaturgo y novelista austrohúngaro de primera mitad del siglo XX, en cuyas obras los bosques son un elemento recurrente, lo que resulta más interesante si sabes que el pobre hombre murió alcanzado por un rayo en plenos Campos Elíseos.

No os las perdais, en ambos casos disfrutaréis de la originalidad de la escenografía, de temas muy humanos y de una buena función. Si compráis por internet las entradas, veréis teatro a precio de cine o incluso más barato, que la crisis no sea la excusa.

El divorcio de Fígaro. Hasta el 1 de diciembre en el Teatro Fernán Gómez (Plaza de Colón). De Miércoles a sábado a las 20:30 y el domingo a las 19:30.

Cena con amigos. También hasta el 1 de diciembre en El Sol de York (Arapiles, 16). De jueves a sábado a las 20:30 y el domingo a las 19:00.

jueves, 14 de noviembre de 2013

IV Concurso El Balcón, dándolo todo


Sí, ya estaba tardando, estamos a solo nueve días del CUARTO ANIVERSARIO de El Balcón. Y de nuevo, a pesar de la poca acogida de los años precedentes, me animo a proponeros un concurso. Llevo semanas pensando en los premios, pensé en encargarle unos dibujos a MLM y decorar unos bonitos marcos-imanes que compré en el Tiger. Pero cuando abrí la caja que había comprado hace tiempo, me di cuenta de que el espacio para dibujar era muy reducido. No es que haya descartado la idea, pero no lo veo claro.

Así que me lanzo a la piscina y os propongo algo indeterminado y difuso, en definitiva nada demasiado ajeno a mí; ya os he confesado cientos de veces que soy multidisciplinar, cambiante y pelín dispersa. Y después de esta explicación me lanzo a ello.

¿En qué consiste el concurso? Estilo libre, os animo a que me envieis algo, una foto, un relato, una frase, un comentario, una tarjeta de felicitación, un pasquín incitando a la quema de El Balcón, un trocito de aire de las montañas, una ramita seca... Lo que sea, algo que penséis que me puede gustar, divertir y que además queráis compartir con nuestros lectores... No aseguro una gran audiencia, pero sí una audiencia amorosita.

¿En qué consiste el premio? Pues arreboladas de gratitud las habitantes de El Balcón, que como ya habréis observado si nos seguís hace tiempo somos como la santísima trinidad, tres en una, haremos lo propio y nos dejaremos el cerebro y el alma por devolveros el regalo y daros una sorpresa.

Es un gran reto en ambos sentidos. Me gusta. ¿Os animais? No tenemos mucho tiempo, pero hasta final de mes os invito a sorprendernos. ¡Me haríais tan feliz! Venga, vaaaaa...

lunes, 11 de noviembre de 2013

Esposa y sumisa


Sentado sobre su cama, la cabeza gacha y las manos entrelazadas, Don Francisco, el párroco de Redondilla, mira sin ver el rastro de luz que avanza sobre las losetas de la celda. Está amaneciendo y él ha dormido apenas una hora. No sabe cuanto tiempo lleva en esa postura, pero algo le impulsó, en determinado momento de la noche a erguirse, bajar los pies al frío suelo y permanecer así, durante horas. Intentó rezar, pero en su cabeza no dejaba de dar vueltas la absurda situación en la que se ha visto envuelto estos últimos días. Absorto en esos pensamientos que giran y giran se le ha pasado la noche y el momento se acerca.

Él, que siempre se ha mantenido en la sombra, disfrutando de la vida sencilla del pequeño pueblo en el que ejerce desde que salió del seminario. Comprensivo, afable, conocido y querido por los escasos cien habitantes del municipio, a la mayoría de los cuales ha bautizado, dado la primera comunión o casado. Respetado y apreciado por todos, incluso por los que no han pisado la pequeña iglesia ni para ver el retablo románico que es el mayor tesoro de Redondilla.

¿Por qué habría querido sacar los pies del tiesto? Él, que ha sido siempre modesto y discreto, que solo se ha relacionado con sus superiores cuando ha sido absolutamente imprescindible. ¿Por qué ese rapto de originalidad a esas alturas? Debió ser la emoción del viaje a Roma, mezclada con el contagio de la fiebre del divorcio que arremetió a las mujeres de la aldea estos últimos años.

Ese paseo por la capital Italiana, la alegría desbordante de conocer al pontífice en persona, el intercambio de impresiones con otros colegas de la orden. Se sintió innovador, sí, descubrió la importancia de la búsqueda de soluciones en grupo y con su pobre italiano se asomó al escaparate de esa librería y vio aquel tomo inspirador, que figuraba entre los más vendidos del último mes.

Pensando en sus feligresas, no se le ocurrió otra cosa que realizar un informe y enviárselo a su obispo. No supo mucho más hasta que leyó en el periódico que la editorial del arzobispado ponía a la venta "Esposa y sumisa", un manual para reavivar los valores tradicionales del matrimonio cristiano. Ni una mención a su nombre, ni una carta del obispo, ni de cualquier otra autoridad eclesiástica, ni siquiera de la editorial para darle las gracias. Haciendo un esfuerzo, ocultó su orgullo herido y lejos de reclamar la autoría del descubrimiento hizo un examen de conciencia y decidió acatar que la humildad y el anonimato tenían que seguir siendo los pilares de su vida.

Y así hubiera quedado todo si aquellas demoniacas feministas de la ciudad se hubieran quedado calladas. Dos meses después, con mucha sorna y mala idea, una periodistas liberal, atea y de mente sucia publicó un ensayo titulado: "Las perversiones sadomasoquistas de la pacata esposa y sumisa" que partiendo del inocente libro que él importó desde Roma en su casta maleta, le daba vueltas retorcidas hasta enlodarlo de sexo y prácticas prohibidas, pero con tanto buen hacer y tan buena maña que parecía quedar demostrado que el mismo libro original era un manual encubierto de BDSM.

Entonces sí se acordaron de él en el obispado, estaba claro que a alguien le iban a cargar la cruz y Don Francisco, ojeroso, con barba de varios días y el ánimo por los suelos, cual cordero que conoce su suerte, rogaba por estar a la altura de su injusta penitencia.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Adolescentes


Estos días, por motivos académicos y por azares del entorno, los adolescentes se han convertido en uno de los temas que ocupan mi atención. La reflexión se me hizo más presente tras ver un capítulo de redes dedicado a ellos.

La idea es la siguiente, resulta paradójico que a los adultos se nos pongan los pelos de punta cuando hablamos de los adolescentes. Mis amigos con hijos miran con preocupación hacia el momento en que sus niños empezarán a convertirse en seres extrañísimos que harán cosas incomprensibles y con los que será difícil comunicarse. ¡Verás cuando sean adolescentes!, es una frase horrible que desde hoy espero desterrar de mi vocabulario para siempre. Es como si la adolescencia fuera algo negativo que esperamos pase cuanto antes para asegurarnos que han sobrevivido al naufragio.

Botellón, drogas, sexo, irreflexión, torpeza, edad del pavo, rebeldía, mutismo... y un millón de preocupaciones que se nos suben a la cabeza cuando hablamos de ellos. Por eso me gustó el enfoque de Redes, desde el principio se deja claro que la adolescencia es un periodo clave en nuestras vidas, exclusivo de nuestra especia, la adolescencia es precisamente lo que nos hace humanos.

No es raro que los adultos veamos el "infierno" adolescente, todos recordamos situaciones y reacciones absurdas en nuestra propia experiencia adolescente, quizás fuimos: demasiado tímidos, demasiado impulsivos, demasiado inadecuados, demasiado cualquier cosa en algún momento. Pero aprendimos de ello, lo superamos, nos hicimos... y además también fuimos entusiastas, alegres, solidarios a tope, responsables cuando hizo falta, creativos, leales, valientes, luchadores, idealistas...

Pienso que esa preocupación en torno a los adolescentes es sobre todo fruto de nuestro miedo de no estar a la altura de lo que necesitan de nosotros. Nos gustaría poder ayudarles a que aprendieran a gestionarse de una manera mejor de como lo hicimos nosotros. Generaciones que nos vimos lanzados al vacío sin ayuda de una educación emocional eficaz  y que aún seguimos buscando "el libro de instrucciones" de nosotros mismos.

Desde luego hay herramientas para ayudarles, el problema es saber si son las adecuadas, bueno, pues nos toca currar o, mejor, jugar. Mi propuesta es la siguiente, juguemos a entenderles, disfrutemos de ese lindo proceso que están viviendo los adolescentes que nos rodean, intentemos acceder a ellos, sin invadirles, claro, respetemos su autonomía y su valor como personas. Aprendamos de ellos.

Y como dato genial os diré que nuestros chicos, de momento y hasta que los estudiosos hagan otra subdivisión, entran en lo que se ha decidido denominar Generación Einstein. Ésta incluye a todos los nacidos de 1988 en adelante, son los nativos digitales y poseen un nuevo esquema de pensamiento, son dueños del pensamiento digital (otro tema apasionante). Pues bien, según Jeroen Boschma, autor del libro Generación de Einstein: inteligentes, sociales y superfast, son, además de más rápidos, más listos y más sociales, la primera generación tras la 2ª guerra mundial que se identifica con valores positivos: sociabilidad, cooperación, inteligencia e implicación, entre otros.

Así que, respetémosles, hablemos bien de ellos, acerquémonos, aprendamos y disfrutemos de ellos. Como termina diciendo el capítulo de redes: "Adolescentes, os necesitamos", lindo ¿no?

Y no olviden que la que les habla lo hace desde su visión de mirona de a pie.

jueves, 24 de octubre de 2013

Todas las mujeres


Ayer me fui a la fiesta del cine. No había mucha cola, pero la sala de la película que queríamos ver estaba ya llena. Teníamos dos opciones y le dejé a mi acompañante, la cuarta parte de mi cinefórum habitual, que escogiera. Optó por Todas las mujeres, una española de la que no habíamos oído hablar, y eligió bien.

Me encantó. Es la historia de un tipo inmaduro y egocéntrico que se mete en un berenjenal de lo más tonto y en lugar de hacerle frente y buscar la solución más lógica, le da vueltas y más vueltas a la situación para intentar librarse de ella con la mayor impunidad, aunque tenga que mentir e implicar a quién haga falta para salir bien parado.

El protagonista, Nacho el veterinario (interpretado por Alejandro Hernández), es lo que mi amiga C. define con la palabra "pirata". Sí, Nacho es un auténtico pirata. Mentiroso, egoísta y seductor, y esto no quiere decir que sea un tipo cañón, la verdad que representa casi una década más de los cuarenta y tres años que quiere aparentar (y con esto les lanzo un piropo a todos mis amigos que rondan la edad, estáis muchísimo mejor, con diferencia).

A pesar de todo, Nacho es el típico seductor, acostumbrado a utilizar su papel de víctima para despertar la compasión de las mujeres que tiene alrededor. (Uso la palabra típico y quizás sea injusta, pero creo que la mayoría de las mujeres conoce a alguno así, y quizás también sea injusta, porque también habrá mujeres que jueguen sus cartas en ese sentido, perdonadme todas las injusticias cometidas. ¡Hoy me estoy pasando con los paréntesis!) Lo que pasa es que esas mujeres, o ya le tienen calado, o le encuentran en un estado en que el morro que tiene el tío es ya demasiado evidente.

El personaje domina la película, llega un momento en que resulta incluso un poco agobiante, y un poco claustrofóbico, estar escuchando sus argumentos. Pero en el fondo tiene su gracia. Como todo seductor de este tipo, tiene un punto cómico y un cierto aire de desvalido, la gran baza del seductor victimista consiste en despertar ese instinto de protección que tenemos las mujeres. Sabes que es un mentiroso, que actúa de forma egoísta, pero a pesar de todo sigues ahí porque es un tío encantador y cariñoso que sería perfecto si aprendiera a actuar de otra manera. Sí, tiene un lado oscuro, pero es que también tiene otro lado genial. ¿Os ha ocurrido alguna vez?

Además de que la historia y el personaje me parecen geniales, creo que toca un tema bastante humano, la peli está muy bien hecha. Si supiera más de técnicas cinematográfica me explicaría mejor, pero para intentar hacerme entender os diré que la imagen tiene un cierto toque de documental, una imagen más realista y menos "technicolor" que las pelis más comerciales. Acabo de leer en el resumen de los Renoir que el origen de la película fue una serie de televisión, quizás a eso se deba el tipo de imagen elegida.

La estructura es original, en ningún momento hay más de dos personajes en escena. Los actores son muy buenos y además hablan de una forma natural, cosa bastante de agradecer en el cine nacional de los últimos tiempos.

Así que sí, si queréis ver una buena película española id a ver Todas las mujeres, y luego me contáis. ¡Espero que la disfrutéis!

domingo, 20 de octubre de 2013

Ser feliz


El otro día, en una reunión en la que nos teníamos que presentar, esta petulante frase salió de mi boca: "Este año he aprendido a ser feliz." Puede parecer presuntuoso, pero os prometo que es verdad.

Los que no me conocéis pensaréis, mira que lista seguro que las cosas te van de fábula y no tienes problemas de verdad; y puede que tengáis razón, no puedo asegurar que de inclinarse la balanza hacia lo negativo siguiese pensando igual, pero lo intentaría. Los que me conocéis sabéis que todavía hay muchas cosas, de las que se consideran esenciales, que faltan en mi vida: un lugar, un trabajo, una relación estable, dinerito, tranquilidad... desde luego, sigo aspirando a completar esos huecos. En ese sentido mi vida no ha cambiado demasiado en los últimos tiempos.

Pero sí ha cambiado algo fundamental. Mi forma de ver y enfrentarme a las cosas. Me he quitado mochilas, culpas, exigencias... y estoy tranquila y, sí, feliz. No os puedo dar la receta, no la poseo y todavía me queda muchísimo que aprender. Pero estas son algunas de las cosas que procuro hacer últimamente.

Lo primero de todo, vivir en positivo el 99% del día. No es difícil, se comienza haciendo un ejercicio y acaba convirtiéndose en un hábito. Empiezas poco a poco: que un día te levantas con el humor torcido, pues abres la ventana y saludas al sol o das gracias por la lluvia que tanta falta hace, o simplemente te acuerdas de la sonrisa de uno de tus sobrinos. ¡Funciona! Tiempo después te das cuenta que te has pasado al lado luminoso. ¡Adios, Darth Vader!

Después, asumir que eres tú la que eliges como te afectan las cosas o las personas. Es el punto de partida para empezar a gestionar las situaciones, está claro que es difícil y no siempre se da con la clave para encontrar una solución satisfactoria, pero ser consciente de ello ayuda bastante a aliviar los enfados, la tristeza, la frustración...

Ser tú, por encima de todo. Actuar de acuerdo con lo que piensas y con lo que crees. Olvidar los qué pensarán o qué dirán. Escuchar las opiniones de los demás, pero no dejar que invaliden las tuyas por principio.

Eliminar la sensación de fracaso. Cada vivencia es un aprendizaje y volver a levantarse aumenta tu poder, tu determinación y te deja claro que cuando te caes te puedes levantar.

Dar, por el simple placer de dar, sin esperar nada a cambio y en la medida que te salga del corazón. Una práctica que genera una energía que mueve montañas. Estoy segura.

Y lo más difícil. Aprender a respetar al otro, no esperar que cambie, intentar entender su visión de las cosas. Eso no quiere decir que tengas que someterte a sus designios, sino calibrar hasta donde te conviene o no te conviene lo que te dan y lo que te niegan.

Esto no quiere decir que me haya convertido en un modelo de perfección, para nada, vivo en el intento, creo que mejorando. Al menos me funciona la mayor parte del tiempo.

Seguro que se me olvida algo, si me acuerdo lo compartiré. Buena semana a todos.


viernes, 18 de octubre de 2013

Profesores


Ayer acabamos de conocer a todos nuestros profesores. Hay de todo, como en todas partes. Soy una defensora de la figura del profesor y confío en que una abrumadora mayoría hacen su trabajo con ilusión, intentando dar lo mejor de si para que sus alumnos se entusiasmen y aprendan. Está claro que unos lo consiguen y otros no, depende de sus capacidades y su pasión por la materia impartida.

También es cierto que otros son personas apáticas, que están ahí delante porque no les queda más remedio y se pegan a la fotocopia que tienen delante para leerla con una desgana mortal, que duerme hasta a las moscas, y a ellos mismos. Tengo uno de esos, sí, da pavor confesarlo... y, además, en la asignatura que más prometía. La creación de textos en manos de un robot. Dan ganas de llorar y desde luego da para un buen debate sobre el daño que hacen estos dinosaurios en los niveles iniciales del sistema educativo, es patético encontrarte algo así en un máster universitario, pero al menos el alumno a estas alturas ya tiene claro lo que busca y lo que quiere, no te van a frustrar, ni a cercenar a medio camino.

Pero no, no voy a hablar de eso, sino de todo lo contrario. Ayer conocí al profe de mi vida. Qué discurso, qué conceptos, qué puesta en escena. Recorrió, más que los temas, las raíces de nuestra idiosincracia, aquello que subyace y da forma a los textos de la literatura española y lo hizo sin usar ninguna terminología académica. La magia de la poesía bailaba en la clase. Nos contó, en modo cuentacuentos, como Salinas se enamoró de aquella americana pelirroja que abandonó su clase y como después, con menos de diez palabras, la enamoró a su vez. Una historia, más o menos trivial, pero detonador de La voz a ti debida.

Nos contó eso y cientos de cosas más, en un fluir ameno y nada denso. Además, tiene un truco, emplea una táctica que nunca había visto y me resultó muy curiosa y eficaz. Nos habla en singular, como si la clase estuviera dirigida a cada uno de nosotros, directamente. ¡Qué listo, qué cuidadoso, qué poético!

Su método de trabajo se anuncia apasionante. Nos va a ir regalando textos, para leer, para evocar, para reflexionar, para comentar. Nos propondrá trabajos creativos. Vamos a profundizar en la literatura jugando con ella, que es lo que hay que hacer. Por favor, ¿no es perfecto?

Os juro que varias veces los pelillos de mis brazos se me erizaron, y con los restos de mi fantasía adolescente -que son muchos, lo reconozco- me acordaba de aquella imagen inicial de Indiana Jones, cuando la alumna cierra los ojos y en sus párpados se lee I LOVE      YOU.

Subidón académicoemociointelectual.

martes, 15 de octubre de 2013

Ayer soñé que volvía a Manderley...


En realidad, no recuerdo lo que soñé ayer. La verdad es que ayer volví a la Universidad, un montón de años después, no voy a confesar cuantos, aunque supongo que lo sabéis u os hacéis una idea.

Volví con ilusión, con la mente abierta, con muchas ganas de aprender y disfrutar. Creo recordar que la primera vez que pisé las aulas de la Complutense, en aquella época remota, esas sensaciones también bullían en mí, pero de una forma totalmente diferente. Echando la vista atrás sé que la idea de la diversión continua, el miedo a lo desconocido, el desconcierto ante lo nuevo, la expectativa de nuevas amistades, la relativa sensación de libertad, cada vez más grande, varias asignaturas que no sabías muy bien en que consistían y ese empeño de teorizarlo todo, eran algunos de los elementos que se entremezclaban y daban forma a mi estado de ánimo en aquel momento. Pero tampoco es cuestión de realizarse un análisis psicológico o emocional retrospectivo, volvamos al presente.

Lo que pretendía con este post era compartir con vosotros la maravillosa sensación de encontrarte ante un itinerario de aprendizaje elegido, con unas asignaturas de nombre y contenido que te abren los sentidos y una meta concreta en el horizonte. Lengua y literatura, didáctica, adolescentes, transmisión de conocimiento, vehículo de aprendizaje, adaptación a los nuevos tiempos, puente entre el pensamiento analógico y el pensamiento digital (en realidad este es un concepto que surge de una pequeña charla maravillosa a la que asistí el otro día), comunicación, palabras, juego, escritura... son algunos de los términos que surgen en una tormenta de ideas improvisada a la que me lleva el maravilloso estado emocional de comienzo de aventura en el que ahora me encuentro.

No soy de las que dicen que les gustaría volver a una época anterior con los conocimientos de ahora. La dinámica prueba-error es necesaria para evolucionar. También es necesario vivir ciertas experiencias desde la inocencia o la falta de recursos, te ayuda a crearlos. Pero es cierto que a mayor experiencia, mayor provecho. También creo que siempre queda mucho por descubrir, con lo cual la ignorancia, o semi-ignorancia, siempre está ahí presente. ¡Vaya bucle en el que me he metido! Quiero aclarar que más que un bucle, es una espiral.

Todo esto es para declarar que me felicito por todo el camino recorrido. Tal vez hago esto más tarde de lo que hubiera podido o debido hacerlo, pero sé que toda mi experiencia anterior, todo mi esquema mental actual, todas las horas dedicadas al estudio y la formación y también al autoconocimiento son un punto a mi favor. Además de aprender, voy a disfrutar y os aseguro que no hay nada más bonito que disfrutar aprendiendo. ¡A mí me pone!

viernes, 4 de octubre de 2013

Sonrisas


¡Feliz día de la sonrisa!

Hoy me he levantado y una amiga, a través de Facebook me ha recordado que era el día de la sonrisa, algo que ya oí ayer en las noticias televisadas. Me he acordado de ello varias veces a lo largo del día, e incluso estaba pensando en marcarme un nuevo Visual Thinking en torno a la sonrisa.

Sin embargo, acabo de ver un vídeo de menudos corazones, que otra amiga, a través de Facebook ha compartido. Un poco después he visto, también en Facebook (sí, soy un poco adicta al caralibro), a través de Pelones Peleones, que Alvarito, el pequeño espartano (como le llamaba su tía hace poco en una carta) del que hace unas semanas tenía noticias a través de mi muro y que ya se había instalado un poquito en mi corazón, se ha ido hoy para siempre después de luchar mucho.

Y entonces he pensado que qué mejor día para dedicarles un post a esos pequeños luchadores que se enfrentan día a día a su enfermedad con una sonrisa en la boca, el cariño de los que le rodean y una fuerza muy grande, ejemplo para muchos adultos que somos capaces de derrumbarnos en un segundo ante la más mínima adversidad. Así que este post va por esas sonrisas sinceras y valientes que veo día a día en mi muro y que son la más clara muestra de la fuerza de una sonrisa, y ahora os dejo con el vídeo-cuento de Menudos Corazones, para que os vayáis con una sonrisa a la cama:


martes, 1 de octubre de 2013

Buenos días, otoño


Llevo varios días intentando dar la entrada oficial al Otoño desde mi balcón. Soy fan de las "interestaciones", parece que Verano e Invierno se llevan la palma en nuestros calendarios y que Primavera y Otoño son solo estaciones de paso.

Pero a mí me privan. Por fin llegó Otoño, con su media luz y su toquecillo de melancolía. Como llegó así, un poco a la chita callando, sus temperaturas son aún un lujo, parecía que se iba a limitar a ponerme una chaqueta sobre los hombros y a encerrar mis díscolos pies en unas bailarinas.

Ilusa de mí, Otoño ha llegado con la Caja de Pandora entre sus brazos y por arte de birlibirloque ha ido introduciendo la sensación de incertidumbre, el augurio de nuevos tiempos y el olor de los cambios en mi organismo. Y éste, claro, pues no le hace ascos.

Toda mi planificación de hace una semana vuelve a estar por los suelos, las cartas de la fortuna no atinan a encontrar un orden lógico, el mazo se autobaraja (le hago caso a la RAE y me adapto al español, pero me gusta más la versión méjico-cubana, barajea, si es que me sale el mariachi y el son cubano por los poritos de la piel) y una cierta inquietud se ha ubicado en mi garganta. Hacia arriba se despliega en forma de embudo a lo largo de mi cabeza y hacia abajo desciende en línea recta hasta la boca de mi estómago.

Mi angustia, lejos de angustiarme, me avisa, me anima a coger fuerzas, hacerle frente, coger carrerilla y saltar. ¿Será que he aprendido a escucharme? One step more...

jueves, 26 de septiembre de 2013

Confianza en Visual Thinking



Desde hace unos meses el Visual Thinking me tiene atrapada. Creo que es un medio idóneo para plasmar el modo en que recibo, canalizo y comparto la información que me llega. El otro día estuve en una conferencia organizada por I con I, llamado visual/mente. En ella me di cuenta que ya utilizaba el método, de forma bastante más rudimentaria, en mi época de estudiante, realizando dibujitos junto a las líneas de mis apuntes. Y también, sin saberlo, fue la forma que elegí para exponer en CIVSEM mi proyecto de vida.

Así que he decidido practicar, mientras espero a que me lluevan las ofertas para poner al servicio de quién lo necesite mis habilidades. Y qué mejor para comenzar que los valores de CIVSEM. Empiezo con la CONFIANZA, parafraseando, con su permiso, a Antonio Moya y según mis apuntes.




lunes, 23 de septiembre de 2013

Casi cincuenta


Hay quien sostiene que es un espejismo, que como mucho puede ser temporal, pero que desde luego eso del amor eterno no existe, que es un mito. Y lo más seguro es que sea verdad. Pero lo que sí existen son parejas que encuentran la fórmula, el secreto de caminar juntos a través de los tiempos, a través de los cambios, a través de la dificultades, a través de la vida en definitiva, superando lo malo y disfrutando a tope de lo bueno. Y construyen su mundo, sobreviven a los vendavales y contribuyen a perpetuar el ciclo de la vida transmitiendo, de la mejor manera que saben hacerlo, su amor y sus valores a su descendencia.

Mírales qué riquines
No me voy a poner filosófica, ni os voy a descubrir la fórmula de la pareja ideal, Dios me libre, está claro que es un tema del que no tengo ni idea. Pero hoy mis padres celebran su 49 aniversario de casados, más los 4 que pasaron de noviazgo... A veces te cuestionas si se acuerdan de lo que era vivir el uno sin el otro.

Mis padres no son perfectos, a Dios gracias, en ocasiones te preguntas como se aguanta y en otras comprendes perfectamente porque están hecho el uno para el otro. No conozco su fórmula, ni falta que hace. Sólo sé que fueron los pilares, cada uno a su manera, de que esa casa de locos funcionara. Los que nos llenaron la cabeza de cuentos, de ilusiones, de imágenes. Los que, a pesar de sus seis hijos, o motivado por ello, todavía dejaron espacio para que un perro, dos galápagos, varias decenas de pájaros, algún que otro pez, una tortuga que otra y hasta un gato, fueran incorporándose a la familia a lo largo de los años.

Nos llevaron al rio, a la montaña, al mar y al extranjero. Viajábamos cual familia de Forges, incluida la suegra con la jaula del pájaro sobre sus rodillas. Nos contaron chistes absurdos y bailaron a nuestro alrededor hasta el agotamiento. Nos enseñaron a disfrutar de las cosas sencillas: de una excursión al campo, de un paseo por la ciudad, del verde de los montes, de las olas del mar, de la amistad, de la familia, del amor, del cariño...

Todavía hoy ponen la mesa en casa y van haciendo hueco, a medida que se van apuntando unos u otros, así sin avisar. Son los abuelos de nueve criaturas, algunos ya criaturazas, también con la cabeza llena de cuentos, imágenes y sentido del humor, que les adoran. No siempre estamos de acuerdo con ellos, ni ellos con nosotros. Hay cosas que seguimos haciendo a su manera y otras en que nos quedamos ojipláticos por su forma de actuar, y claro, viceversa.

En lo que estoy segura que estamos todos de acuerdo, toda su descendencia, es en que aunque no seamos perfectos, a Dios gracias, estamos muy orgullosos de ser sus hijos o sus nietos. No lo han hecho nada mal, al fin y al cabo tienen lo que no todo el mundo tiene, el secreto de caminar juntos a través de la vida. ¡Felicidades Papis y muuuuuchas gracias!

martes, 17 de septiembre de 2013

El arte de ir creciendo


Hoy he pasado gran parte de mi día dándole un repaso general a la historia del arte, desde Grecia y Roma hasta el romanticismo. He pasado por épocas ya conocidas para afianzar un poquito más mis conocimientos, que son generales pero bastante bien ordenados, da gusto confirmar eso.

A medida que avanzaba me maravillaba de los pasos que hemos ido dando, unas veces para delante y otras para detrás, hacia la extensión de la cultura y el bienestar. Pasos lentos, eso sí, nos cuesta siglos cambiar las cosas. Pero se cambian en pequeños detalles, que son revoluciones. Pasar del simbolismo románico al afán divulgador del gótico es abrir las puertas secretas del conocimiento a un número más grande de personas. Alejarse del oscurantismo religioso para exaltar la obra del creador, la naturaleza, el milagro de la vida humana, es evolucionar a mejor. Ver como los artesanos se convierten en burguesía es ver como el aforo se aumenta poco a poco. Podemos hacerlo, cuando nos lo proponemos somos grandes.

Eso sí, nos queda mucho. Ayer miles de subsaharianos se precipitaron en masa a escalar la valla metálica de la frontera de Ceuta, otros tantos se lanzaron al océano en pequeñas embarcaciones, algunos optaron por terminar la hazaña a nado para alcanzar la costa española. Se puede ver desde diversos ángulos ¿qué hacer con esa gente que llega? Yo prefiero imaginarme la triste travesía de esa persona, individual, sola, que atraviesa medio África, dejando atrás su lugar conocido, su familia, su hermosa tierra devastada por el hambre y el expolio.

¿Cuantos siglos necesitaremos para acabar con el hambre de los niños, el sufrimiento de las familias sin recursos, la injusticia, la desigualdad, las guerras motivadas por intereses económicos o por erróneas creencias de lo que debe ser la religión, etc, etc, etc...? Muchos seguramente, pero yo confío que algún día encontraremos la fórmula, poco a poco y granito a granito. Confío, porque cuando nos lo proponemos, somos grandes. Hoy acabo el día dando gracias al Cosmos por la capacidad humana de crear y porque esa creatividad, a pesar de todo, es siempre más fuerte que nuestro afán destructivo. Que ustedes creen muchas cosas buenas.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Júbilo terminal en El Sol de York


Siempre que entro en una sala de teatro y la sala está medio vacía algo me sobrecoge. Eso sí, entono el mea culpa, porque tampoco me preocupo de ir al teatro todo lo que quisiera. Con el cine no me pasa, una sala de cine medio vacía es más intima, a George, a Julia, a Matt, reproducidos en múltiples pantallas al mismo tiempo no les afecta si el público lo formamos ocho, veinte o ciento cincuenta personas.

Pero cuando la función comienza, el actor de teatro hace entrada en el escenario, o se levanta del lugar donde estaba tumbado formando parte de la escenografía, y comienza a hablar ante una sala que debería estar repleta y no lo está, me da vergüenza, rabia, qué se yo... ¿Como pueden perderse tantos ojos el día, hipnotizados frente a las siluetas televisivas de los más zafios personajes sociales y, por contra, es tan difícil llenar las butacas de una sala de teatro, de buen teatro además?

Pero retomaré el rumbo de este post para contaros que ayer inauguré mi temporada en El Sol de York. Ahora mismo tienen tres obras en cartel, que espero ir viendo. Para empezar opté por Júbilo Terminal. En cuanto José Pedro Carrión, el actor, abrió la boca, me quedé hipnotizada. Uauuuu, me dije, una de esas que desde el primer momento te dice que aquello si es TEATRO, con mayúsculas. Quizás alguno de mis acompañantes os diga que la primera parte de la obra es un poco indefinible y que en algún momento te preguntas ¿Qué me dices? ¿Por donde vas a salir?

Os lo digo por avisaros, sin embargo, para mi la sensación fue otra. Yo soy así, un poco cursi diréis algunos, bueno lo asumo, pero os prometo que cuando danzan palabras, sobrevuelan mis oídos, entran en mi cerebro y estimulan mi mente, hay algo que se eleva desde mi cuarto chakra. En serio, me siento inundada, feliz, retada, en lugar conocido, dentro de un juego... Ay, no sé como contároslo. Allí estaba yo con la intertextualidad danzando entre mis orejas y mi cerebro, rabiando porque ante mis ojos pasaba el Rey Lear y otros personajes Shakespearianos, Vania y otros de Chejov, versos de Machado... y yo rabiando, sí, porque no los identificaba. Mi cultura teatral es demasiado escasa, me decía, pero me retaba, me comprometía a irlos incorporando a mi propio acervo. Al que reconocí, sin lugar a dudas, fue a mi querido Cyrano, menos mal, me dije, uno de cincuenta.

Y luego está la otra parte, el diálogo entre los dos personajes, porque allí apareció ella, Valery Tellechea, ante el Yayo, a pedirle cuentas por la deriva del teatro actual, a hablarle de las aspiraciones de los jóvenes actores, los que se preparan, los que quieren hacer teatro de verdad y se encuentran con un muro. La profesión teatral, el teatro mismo, con sus luces y sus sombras, su presente y su futuro, problemas éticos y comerciales. ¿Y eso como se come? ¿Y como se gestiona? Debate eterno, pero necesario, estimulante, ¿sin solución?

Júbilo al terminar es lo que yo sentí, que salté de la butaca para aplaudir de pie, cosa que normalmente o no me provoca o me acongoja un poco, la timidez es boba. Pero ayer no dudé. Me encantó. Os la recomiendo, en general a todos, pero sobre todo, sobre todo, si sois actores...

Y la escenografía y la puesta en escena también me atraparon. Juego de colores. Lindo.

Júbilo Terminal en El Sol de York (Arapiles, 16. Madrid) ¡Hasta el 22 de septiembre!

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La rentrée


Parece mentira que a pesar de estar en paro te sientas acechado por el síndrome post-vacacional. Pero es lo que hay. Los humanos somos así, estamos acostumbrados a medir el tiempo en ciclos y septiembre es  como diciembre y enero, pero a principios de otoño.

Será por eso que se me han vuelto a pasar los días, casi dos semanas, sin invertir toquecillos dactilares en darle forma a un post. Ando liada entregando papeles, buscando ofertas de trabajo, ¡acudiendo a alguna que otra entrevista! Perfilando proyectos y acariciando sueños para el próximo curso, espero poder ir contando...

Lo mejor de todo, mi agenda vuelve a estar llena. La gente vuelve de vacaciones y hay ganas de verse. Mis civselianos se han puesto las pilas y rara es la semana en que no nos juntamos para unas cosas u otras. Reuniones, talleres, charlas, conferencias, cursos, ocio, networking...

Me gustan el otoño y la primavera, son épocas de cambio. Tiempo variable, colores que se suceden en la naturaleza, berrea en los montes, movimiento en las ciudades, propósitos de nuevos proyectos, mentes en ebullición, oportunidades...

Si se sabe disfrutar, la incertidumbre es un mundo de posibilidades que irán apareciendo. Por eso yo abro los ojos, los sentidos todos, el espíritu y mis chakras, para estar alerta, descubrir lo que llegue, acariciarlo, agradecerlo y compartirlo...

Así que así inauguro septiembre, un poco tarde, lo sé, deseando que el otoño que ya nos acecha os traiga/nos traiga sorpresas y cositas que estimulen los sentidos, la curiosidad y la voluntad de aprendizaje. Disfrutadlo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Por fin Dalí


Pues sí, fui. Baje de nuevo al asfalto. Me levanté temprano y me encaminé hacia el Museo, directa a información y con mi credencial de prensa.

No era mucho más allá de las diez y las colas, ambas, se enroscaban cual serpientes sobre la superficie de la plaza. Para descargo del Reina Sofía diré que no es fácil organizar la multitud de personas que acceden a una exposición extensísima, que se prolonga por cerca de diez salas, con documentales y películas de larga duración (Como detalle os diré que accedí sobre las 10:30 y salí sobre las 14:00). Aún así, sigo pensando que los encargados deberían estar al tanto, contar las entradas disponibles y avisar al desafortunado X+1 y a los que le siguen de que ya no podrán entrar, o al menos facilitarles una entrada para otro día (con la opción de gratuidad si tienen derecho a ello). Una pena que la exposición no se prolongue unos meses más, supongo que tendrá nuevo destino...

Qué deciros, que no sepáis ya. Para mí, que ando estos días releyendo la Gramática de la Fantasía de Rodari y otros textos sobre creatividad, pienso que lo que más me gusta de Dalí es que a mi entender fue una persona que se dejó inundar, sin complejos y con confianza, por su niño interior, haciendo del juego su forma de vida. La mejor forma, creo yo, de desarrollar el talento, la creatividad, la vida misma. Esta claro que el mundo sería un caos ¿o no? si todos fuéramos genios dejándonos llevar por nuestro libre albedrío, o al menos la genialidad pasaría a ser algo trivial ¿o no?

De su obra me gustan muchas cosas, la poética realista de esa mujer de espaldas sentada en una silla o de aquella otra, también de espaldas, asomada a la ventana. Los colores intensos de sus cuadros surrealistas, casi planos en el espacio, pero llenos de profundidad, el volumen de sus formas, las figuras superpuestas, detalles que crean nuevos cuerpos, realidad transformada en fantasía, humor desbordante en definitiva. La expresividad sobrecogedora de las pinturas dedicadas a la guerra. La sonrisa que se te escapa ante sus objetos absurdos ¿o no? como el teléfono langosta, o el zapato de Gala relleno de un zurullo mineral, lo escatológico está muy presente en el Diario de un genio que ya os dije que me leí hace unos meses. Su coqueteo con diferentes formas artísticas: el teatro, el cine, los dibujos animados, hermosas las figuras y sus movimientos del corto que hizo con Disney, la publicidad, la ilustración de libros... ¡Qué maravilla!

Y mi vicio, los dibujos a lápiz, o a tinta china, rodeados de anotaciones. Yo que soy de garabateo fácil y relleno de muñecajos cualquier trozo de papel que cae en mi mano, mientras hablo por teléfono, mientras escucho una conferencia, cuando me encuentro a solas y postergo tareas, o aprovecho cualquier momento en que no tengo nada que hacer... Soy una fan del bosquejo, de la tontería o la genialidad pillada al vuelo y transformada en un garabato, más o menos artístico. Pues bien, si me dejaran llevarme algo de esa colección inmensa me quedaría con una pequeña hoja de la Residencia de Estudiantes donde hay dibujado un caballero en su montura bajo unas palabras salidas del mismísimo puño de Dalí. Estuve tentada de fotografiarla y dejaros la muestra en esta entrada, pero una es demasiado legal o demasiado cobarde, o demasiado respetuosa, y pregunté. En el Reina Sofía puedes hacer fotos, sin flash, en cualquier sala de la colección permanente, excepto el Guernica. Es lógico, son los propietarios los que deciden sobre el derecho de imagen de sus colecciones.

Para los afortunados que os habéis ocupado de haceros con una entrada que usaréis en los poquitos días que quedan de exposición os recomiendo que vayáis sin prisa, dedicad esas horas a la exposición, haced uso de ese tiempo a vuestro libre albedrío, no os agobiéis por la multitud, siempre encontraréis algún cuadrito a solas al que acercaros, ved los documentales y películas que os apetezcan (algunos los podréis encontrar en youtube, pero claro una pantalla de cine siempre es más agradable), buscad el detalle, el guiño, el juego. Y disfrutadla.

Mis tareas pendientes: conseguir una copia de La vida secreta de Salvador Dalí. Una autobiografía de Dalí promete.

Una impresión: me encantan mis dos "locos" del pincel favoritos, el del bigote y el pelirrojo.

martes, 27 de agosto de 2013

Quince días sin guasap, reto superado


Después de cerca de quince días sin mi Android, ayer lo conecté de nuevo. Puedo decir que es posible sobrevivir sin guasap, aunque escribir SMS's con teclado antiguo se hace arduo y duro. La recuperación del bocadillito verde no fue tan traumática como pensaba, el número de mensajes pendientes era soportable, ninguno de los grupos había enloquecido más de lo esperado estos días, pero es lógico, si una tiene en cuenta el descenso de hojas de cualquier diario de tirada nacional durante estos meses de verano.

El android en mis manos
El shock sobrevino cuando encendí mi terminal y todo había desaparecido, contactos de teléfono incluidos. Me lo habían reseteado de arriba abajo, el fondo era azul cibernético, frío como el hielo y totalmente apersonal. Es como si después de llevar tres años cohabitando con un rastafari te aparece en la puerta rapado y en traje. El colapso, vamos...

Por fortuna, antes de caer enfermo me había dado tiempo a hacer una copia de mis contactos, aunque la tarjeta inteligente no lo debe ser tanto y se quedo únicamente con el primer teléfono de cada uno de ellos. No sé lo que habré perdido en esa operación, ya lo iré descubriendo, pero creo que me las he apañado para recuperar aquellos por los que sufría.

Porque sí, he sufrido ante la posibilidad de dejar supeditado al azar mi acceso a determinada persona. ¿Recordáis aquellas pequeñas agenditas de papel donde apuntábamos los teléfonos de nuestros amigos? ¿Y eso de saberse hasta veinte números de memoria? Tiempos pasados. El otro día la hija de unos amigos me enseñaba un teléfono de sobremesa de juguete que le había regalado una vecina, para ella aquello no era un teléfono, era un móvil. Y es cierto, hay niños que no saben ni como era un teléfono hace unos años. Y esto enlaza con la propuesta que otra amiga hacía el otro día pensando en la experiencia que debe ser para los más pequeños una de las exposiciones que se pueden ver ahora en la Fundación Telefónica de Madrid.

Volviendo a lo mío, yo juraría que en algún momento de la vida de mi Experia hice alguna copia de seguridad, opción que hasta este momento he sido incapaz de encontrar. Esta visto que soy una usuaria con algo de vicio pero formación limitada.

Lo importante es que de nuevo estoy en línea...


jueves, 22 de agosto de 2013

Surrealismo daliniano al pie del Reina Sofía


No hay nada como apearse de la tranquilidad serrana y bajar a Madrid para empezar a vivir experiencias surrealistas. Y si encima estas ocurren alrededor de uno de sus genios, mejor.

Ayer, después de cumplir mi compromiso de acercarme a por una copia del documento del día anterior (ver post previo) quedé con mi amiga Pi, fotógrafa de alma nipona, para ver a Dalí. Eran las 12:10 de la mañana, el sol apretaba como sólo sabe hacerlo el astro rey en la canícula madrileña.

La cola bajaba las escaleras y la calle Santa Isabel hasta la plaza del Emperador Carlos V, tres cuartas partes de ella a pleno sol. No soy muy buena con las distancias, pero os diré que el recorrido externo de la misma nos tomó cerca de hora y media. Como integrantes de la misma, gentes llegadas de todos los puntos del universo mundo.

A mitad de trayecto una de las informadoras del museo nos avisó, "están repartiendo entradas para las tres de la tarde, a ustedes les tocará el pase de las cinco o el de las cinco y media". De acuerdo, ningún problema, nos dijimos Pi y yo que ya teníamos previsto comer por la zona. Así que ahí seguimos, al borde de la lipotimia, pero con la feliz promesa de que no acabaría el día sin ponernos, por unas horas, los ojos de ver el mundo de Dalí.

Ilusas de nosotras, tres cuartos de hora después, al borde mismo de la puerta exterior del museo (aún debía haber otras cincuenta personas delante hasta llegar a la taquilla), otro de los informadores del Reina Sofía nos dice con toda alegría que no quedan entradas. ¿Perdona? ¿Por qué no avisáis antes? ¿No podéis calcular que hay un millar de gente esperando y que las entradas están tocando fondo?

Respuestas con evasivas: el aforo es limitado, somos poco personal, yo no sé el número de entradas que quedan después de las compras por internet (pues vaya programa informático de KK que tenéis en el museo), me he paseado por la cola y lo he dicho. No, no lo has dicho, lo siento, mi última información es que mi pase sería hacia las cinco de la tarde y el museo cierra a las once y no he visto ninguna deserción a mi alrededor en ningún momento.

Aún así me quedo en la cola, pienso llegar a la taquilla y exponer mi "problema". Respiro, huyo del enojo y pienso en comunicación no violenta. Cuarto de hora después, cuando por fin alcanzo mi taquilla pregunto amablemente: ¿Alguna solución para nosotras?, hemos venido hasta aquí, tarjeta de desempleado entre los dientes para tener derecho a ver la exposición gratuitamente, ¿me puedes dar entradas para mañana?. Si las pagas sí, me contesta la taquillera.

Desilusión ante las taquillas. Foto de Lunapolux
Mira tú que bien, resulta que puedo conseguir entradas para el día siguiente, pero tengo que renunciar a mi derecho de entrar gratis al museo por ser desempleada, o bien personarme todos los días a doscientos metros de la puerta y probar si hay suerte (Internet no admite tampoco la opción de entradas para aquellos que tienen derecho a la gratuidad). Vale, son ocho euros, pero mi sentido de la justicia me dice que esto ya es una cuestión de honor, así que lo único que me queda es pedir el libro de reclamaciones.

Injusto, desorganización, imagen pésima ante los turistas... ¿Soluciones? a mí se me ocurren muchas: Calcula el número de entradas que quedan, compáralo con la cola y avisa a la gente antes de que se expongan al desmayo durante más de una hora, reparte papelitos simbolizando la entrada hasta que se agoten, contrata más gente si es que el problema es la falta de personal como indicaban los empleados (yo me ofrezco), da entradas para el día siguiente... Gestionas un museo... crea, imagina, busca soluciones...

Y para INRI del surrealismo, las pantallas sobre las taquillas no dejan de avisar que el pase gratuito (al que tiene acceso cualquier persona) se inicia a las 19:00 y que esas entradas se recogerán desde diez minutos antes de dicho pase... demasiado surrealismo para mi, soy incapaz de imaginar como se desarrolla tan peregrina propuesta.

Aún así yo os digo, la exposición acaba el día dos y esta reportera se las ingeniará para contaros el número de relojes reblandecidos (algunos por la exposición al sol de los visitantes, no hay duda) que hay en el interior del Reina Sofía.

martes, 20 de agosto de 2013

Como un borrego


Hoy me citaron en mi oficina del INEM, aunque ya no se llama así, creo que ahora es Servicio Regional de Empleo o algo parecido, pero una es viejuna y en este caso el término no modifica el contenido. Debíamos ser entre veinte o treinta, se supone que encuadrados en una serie de colectivos con dificultades de inserción laboral cuya lista aparecía en el documento que luego os diré. Según esa enumeración mi problema es ser mujer.

Nos dieron una carpetilla, con un listado de direcciones de internet donde buscar trabajo, algunas de las cuales ni funcionan (son búsquedas de algún buscador ya obsoleto), un documento a firmar y una hoja ridícula en la que tenías que enumerar las empresas y direcciones a las que habías enviado tu curri en los últimos tiempos... cómo para acordarse.

El documento a firmar era un compromiso bilateral entre yo misma y los servicios de empleo en el que me comprometía a una serie de acciones: participar en un proceso de orientación, acudir a las citas de la oficina de empleo, todo en esta línea, y en caso de incumplimiento la aceptación de las penalizaciones correspondientes.

Al leerlo he preguntado si a partir de este momento los servicios de empleo iban a seguir mi trayectoria con más atención. Es lo que me parecía entender, que tendríamos un técnico encargado de hacernos un seguimiento ante el que justificar que estamos en búsqueda activa. No, me ha respondido la persona que nos ha dado la documentación, esto es un documento que damos a firmar a todos los parados. Y luego, de forma un poco "extraoficial" ha comentado: supongo que es una manera de poder argumentar sanciones en caso de infracciones.

Y ahí estaba yo, delante de ese papel, pensando si tendría obligación de firmarlo o no. Es evidente que desde que tengo derecho a mi prestación de desempleo conozco mis obligaciones (sellar en las fechas correspondientes, acudir a las citas que te propongan...) y que el incumplimiento de las mismas puede acarrear una sanción. La verdad que no entiendo muy bien el sentido del papelito que nos han dado.

Pero aún así he firmado, porque he dado por supuesto que mi condición de parada me obligaba a ello. Yo al menos he preguntado, el resto había llegado a la misma conclusión nada más ver el papel, o al menos eso creo porque las preguntas han sido pocas. Supongo que todos tenemos la sensación de que nuestra prestación está en juego, como si fuera algo que nos pueden quitar por arte de birlibirloque, cuando en realidad es un derecho al que tenemos acceso tras muchos años de trabajo.

Es una de esas cosas que haces porque crees que debes hacerlas... es una de esas cosas que haces sin pensar... es una de esas cosas que cuando las reflexionas un poco, diez minutos después de abandonar la reunión, te hacen sentir como un auténtico borrego.

Y así me siento. Y lo más sorprendente de todo es que ni siquiera nos han dado una copia de lo que hemos firmado...

Entono un mea culpa como una casa, me comprometo a reflexionar un poco más las cosas antes de aceptar que no pueda discutirse un documento ofrecido por una "entidad pública" y desde luego a acercarme de nuevo mañana a mi oficina del paro a que me den una copia de ese papeluco traicionero que nos han puesto debajo de la nariz. 

lunes, 19 de agosto de 2013

Como una nube


Entre talleres, lecturas, azul cielo y verde monte, subidas al pueblo y paseos por el asfalto, brujuleos por la red y búsqueda de trabajo para el próximo curso escolar, se me va pasando este agosto, suave, un poco interiorista y sin incursiones playeras.

Un poquito de calma, que nunca viene mal. Los días se me pasan, viviendo el presente, el momento, las sensaciones, mi blog sigue parado en el día cinco y no me asaltan ideas geniales que convertir en entradas.

Digamos que estoy mirando nubes. Han hecho su aparición desde hace unos días. Son pequeñas, blandas, esponjosas, como de algodón. A última hora de la tarde, en la piscina, cuando el sol ha dejado de estar en lo alto me tumbo boca arriba, elijo una de las más pequeñas y sigo sus formas cambiantes. Pienso que sería genial tener un mayor dominio del dibujo rápido, saldrían unas ilustraciones alucinantes. Formas animales, monstruosas, clásicas... la pequeña nube se transforma, hasta desvanecerse.

En esa mutación perpetua nos parecemos las nubes y los seres humanos, somos el mismo pero diferente a cada minuto. Tenemos momentos expansivos y otros más íntimos, pero todos apasionantes y dignos de atención. Así que eso, disfrutad de este agosto, tan agosto, luminoso y caluroso y aprovechad cada uno de esos pequeños momentos, únicos, cambiantes, irrepetibles.

Mi momento ahora es bastante balsámico, más de balsa que discurre tranquila por aguas del océano que de bálsamo. O quizás también lo segundo. De vez en cuando viene bien una temporada mimándose a una misma.

lunes, 5 de agosto de 2013

Matar un ruiseñor


Hacía tiempo que no me ocurría. Es cierto que de un tiempo a esta parte mis lecturas se espacian y esos periodos en que picoteas de aquí y de allá, sin encontrar un libro que verdaderamente te enganche, han sido casi más abundantes en el último año que aquellos en los que enlazas un título tras otro.

Por eso, ayer, cuando leí los últimos capítulos de Matar un ruiseñor y cerré lentamente la tapa posterior de mi libro, disfrute dejándome inundar por la sensación de haber leído un pedazo de LIBRO. La misma que sentí hace años cuando acabé Los hijos de la ira. Y seguro que desde entonces ha caído en mis manos alguno más, pero fue lo que me vino a la cabeza ayer en mi afán comparativo.

La historia que nos cuenta Scout, la hija del abogado Atticus Finch, a través de sus ojos de niña, la recordaba vagamente de haber visto la película protagonizada por Gregory Peck (en los primeros puestos, siempre, de mi lista de hombres preferidos) hace ya siglos. Una película de las que dejan huella, que ya tengo previsto volver a ver en cuanto se me presente, o yo misma provoque, la oportunidad.

Matar un ruiseñor es una historia de aventuras infantiles, llena de sensibilidad humana. Junto a su hermano Jem, Scout disfruta de su vida en Maycomb, un pequeño pueblo de Alabama en los años 30 del pasado siglo. Camino del colegio, no lejos de su casa, se encuentra la misteriosa casa de los Radley en donde vive Boo, un miembro de la familia que nunca sale al exterior y que se convierte en una obsesión para los pequeños. Sobre todo desde que Dill, otro niño que pasa los veranos en el pueblo, decide encontrar la manera de poder ver al hombre.

Entre medias se mezclan juegos, un juicio donde el acusado es un hombre inocente sobre el que caen todos los prejuicios de las luchas raciales y la pacata mentalidad de la sociedad de la época donde todo se juzga y se comenta. También están la tía Alexandra, empeñada en convertir a Scout en una señorita, los vecinos y vecinas del pueblo, la comunidad negra a la que los niños acceden a través de Calpurnia, la mujer que trabaja en su casa...

Y entre unas cosas y otras la visión perspicaz e inteligente de una niña menor de diez años que no acaba de entender, o que empieza a hacerlo, ese mundo de adultos. Una historia sobre la justicia, la injusticia, las desigualdades, la bondad, la maldad, la ignorancia, el compromiso... En definitiva, una historia muy humana que hace pensar y sentir. Lo dicho, un pedazo de LIBRO, para grandes y chicos.

¿Y el título? Pues como dice Atticus no hay pecado más grande que matar a un ruiseñor, un ser cuya ocupación es regalarnos su canto (o algo así).

Otra cosa a tener en cuenta: hacerme con una copia en español, algunas zonas de mi To kill a mockingbird se me han quedado en la penumbra debido a mi velocidad de lectura y mi mediano dominio del inglés.

viernes, 2 de agosto de 2013

Un poème


Inspiración bajo el rumor de hojas de la tarde de verano.
¿Demasiados libros de poesía estos días en mis manos? ¿Mi fetichismo nasal? ¿O el influjo de Cyrano? ¡Qui lo sa! Este es el resultado:

Je pense à toi.
J'aime ta nez,
J'aime tes yeux,
J'aime tes bras.
Je suis en lutte avec ta bouche,
ne me parle pas,
ne m'embrasse trop.
Je pense à toi, Oui.


martes, 30 de julio de 2013

Mi esencia


Es curioso, por mucho que des rodeos en tu vida, todo te acaba reconduciendo a aquello que te mueve. Será que forma parte de tu esencia.

Crecí rodeada de historias y de libros. Primero me los contaron mis mayores, una y otra vez, historias archiconocidas o cuentos inventados. Los cuentos son el mejor aliado de unos progenitores que tiene que dar de comer, acostar, consolar o hacer largos viajes con seis enanos alborotadores.

Recuerdo de memoria pequeños trozos de mi cartilla Palau y la ansiedad que tenía de poder acabarla y pasar a los libros, hito que ya habían conseguido otras alumnas de aquel 2º de parvulitos. Leí cómics, cuentos y pronto libros. Me escondía en el primer cuarto a la izquierda del pasillo, sentada en la cama nido con los pies sobre el colchón y el libro sobre las rodillas. Devoré Celia, Enid Blyton, Michael Ende, el Barco de Vapor, Juvenil Alfaguara, y todo lo que caía en mis manos. Horas y horas sentada en esa cama, oyendo a lo lejos mi nombre, sin poderme parar a contestar.

Me dormía imaginando que era la sexta de los cinco, inventando nuevas aventuras, en busca de tesoros, bebiendo cerveza de jenjibre y paseando por prados verdes o páramos húmedos. Jugaba a Pippi en el colegio y a los kioscos de prensa con mis hermanos. Pronto empecé a contarles cuentos a los pequeños, en casa hemos sido todos un poco cuentistas. De mis hermanos pasé a mis sobrinos, y así me convertí en la tía cuentacuentos (¿qué mejor título?).

Dudé entre historia, filología o periodismo. Opté por lo último y mi curiosidad innata se vio recompensada. Años después me marqué un curso de postgrado de promoción de la lectura. En mi primer parón de desempleada se me cruzó en el camino un curso de dinamización infantil que, además de ser bálsamo reparador, me vino como anillo al dedo. Disfruté de unas prácticas en uno de los mejores colegios públicos de Madrid.

Por capricho, en un momento dado, me apunté a un curso de cuentacuentos y me sentí grande contando delante de un público aquella historia para adultos sobre un crucero, el apuesto italiano Marco, y dos gemelos grandes, enormes, alemanotes, escrita por mi misma.

A pesar de todo, en aquella ocasión no fui capaz de aprovechar a tope la oportunidad y me busqué trabajos "serios" para ganarme la vida. Afortunadamente, llegó febrero amigo de 2012 y abrí de nuevo las puertas del jardín. Me quité los zapatos y caminé descalza por el parque, buscándome a mi misma, haciéndome más grande, más segura, más yo...

Un año y medio después, aquí me tienes, rodeada de cuentos infantiles, imaginando mis talleres de agosto, feliz y convencida, de que esto soy yo. Palabras, historias, ilustraciones, imaginación, intercambio, curiosidad, comunicación, letra impresa, papel en blanco, colores, lápices, ganas, ilusión, magia...

Y además ahora sé, o he vuelto a comprender, que el truco está en buscar, intentar, perseguir, atreverte y, desde luego, no desistir...

sábado, 27 de julio de 2013

Un plan parfait


Hay días que se tuercen las cosas. Tenías planeado hacer algo y todo se trastoca. El calor te aturde, te envuelve, te atosiga. Cortas una conversación que no lleva a ningún lado y como no sabes como darle forma (hay que trabajar más la comunicación no violenta, te dices) la suavizas, cruzas los dedos y la dejas reposar y a ver qué pasa. Respiras hondo. Te acuerdas que no se puede tener todo controlado y desde luego tienes muy claro que no vas a tirar al suelo tu entrenamiento positivista. Así que te yergues, te das una ducha reparadora, te vistes y te vas contigo misma a ver una película francesa. ¡Un plan farfait!

Eso mismo hice ayer por la tarde. Llévame a la luna, qué casualidad que en francés se llame Un plan parfait, me sacó de mi tarde agobiante, me permitió un encuentro conmigo misma y me dejó muy buen sabor de boca. No las tenía todas conmigo, el argumento anunciaba comedieta romántica, lo que quiere decir que nunca se sabe. Una dentista que convive desde hace años con el hombre de su vida teme casarse con él, pues en su familia el primer matrimonio siempre falla. Para luchar contra la maldición decide pagar a alguien para casarse y divorciarse previamente, pero las cosas se complican un poco.

Es cierto que el resultado no es un peliculón, pero la historia está llevada con mucho ingenio, no cae en la ñoñería en ningún momento y tiene golpes muy buenos. Así que el resultado es una película muy viva, divertida, con diálogos ágiles y bastante bien hecha. Justo lo que necesitaba.

Un buen final, ¡en français!, para un día de altibajos. Y encima hoy amanece primavera, cositas que me ponen de buen humor.

jueves, 18 de julio de 2013

Enanos


Hace unas semanas saqué un proyecto que tenía archivado en mi ordenador y me fui a ver a un amigo mío. Le conté de que iba y le pedí consejo para poder moverlo. Mejor que eso, me enroló por unos días en su equipo de monitores. Y aquí me tienen, disfrutando de cinco días rodeada de enanos dispuestos a crear y creer historias.

Me encanta. Sentarme en el suelo, cruzar las piernas y ver como se sientan, uno a uno. Les digo que vamos a inventar historias y sus ojos se agrandan. Les hablo de monstruos y su cara se ilumina. Les enseño los diez cuentos que llevo en mi maleta y descubro en sus gestos el deseo de hacerse con ellos, con la historia que encierran. Me reservo el elegido para el final, lo abro mirando hacia ellos y comienzo a contar la historia que leí unas tres veces antes de apoderarme del relato de Bubu y poderlo relatar con mis propias palabras para que ellos disfruten de las ilustraciones.

Me escuchan, con los ojos como platos y algunos con la boca abierta de par en par. Y yo, me pierdo en la historia y en sus caras. Disfruto.

Luego les propongo que piensen en su monstruo, que lo dibujen, que imaginen qué come, dónde vive. Cogen las hojas de colores que les reparto, eligen las pinturas que van a utilizar. Los hay que acaban en un segundo y no se paran a colorear, otros pintan un monstruo de colores. Ninguno es igual que otro. Cada uno tiene muy claro como es su propio monstruo.

Y cuando han acabado les cito en la puerta de la Ciudad de los Monstruos para que se presenten ante Peloto, el Rey. Me encanta mantener conversaciones surrealistas con esos pequeñajos de imaginación desbordante. Sus monstruos toman sopa de bichos, destrozan piedras, comen coches con gente, no tienen preferencia por el tipo de persona que haya dentro, ponen cara de monstruo y alguno gruñe...

Si acabamos pronto y hay tiempo les dejo que hojeen y ojeen los libros. Se abalanzan hacia ellos, los comparten, se los cambian. Y puedo sentir la magia de las historias flotando entre sus manos.

Aprendo.

lunes, 15 de julio de 2013

Experiment-arte


Si  a estas alturas todavía no lo has hecho no sabes lo que te estás perdiendo. Obsérvate, estúdiate, analízate, cuídate, mímate, mejórate, date, disfrútate, rétate, ve más allá... Tienes en tu cuerpo el ser más sorprendente, más cercano, más querible, más moldeable, más agradecido... el que mejor te va a comprender, a querer, a acompañar, a darte fuerzas, a ayudarte, a sorprenderte, a divertirte, a darte poder...

Empodérate, toma las riendas, moldea tu mundo, o al menos, la visión de tu mundo, mira el lado luminoso, ponte retos, mueve ficha, experimenta. Inicia o continua tu camino observando tu yo, tu cuerpo, tu mente, tu alma. Aprende cosas nuevas, imagina lo que quieres lograr e inténtalo, siéntete guapo, especial, diferente, seguro, tú mismo.

Es más fácil de lo que parece, sólo hay que coger carrerilla. Es un camino largo e inacabable, pero posible y muy gratificante. En cada pequeño paso, cada pequeña sonrisa, cada detalle saboreado...

Quiérete y todo será más fácil, pronto regalaras sonrisas, sin darte cuenta, gestos, palabras, detalles y empezarás a recibir sonrisas, gestos, palabras, detalles. Pero la mejor recompensa será observar tu evolución, poco a poco, descubrir en ti facetas que antes ni sospechabas...

No tenía pensado explicarlo de esta manera, pero me ha salido así, a bocajarro, desde algún lugar del alma... ¡Es que me quiero tanto!


miércoles, 10 de julio de 2013

Trabajo


Hace ya unos meses que me aplico con más fuerza en mi búsqueda de trabajo. Visito los buscadores de empleo, tengo perfil en Linkedin, tras darle muchas vueltas al curriculum, hace ya tiempo que encontré la fórmula que me gustaba y que me sirve de base para enfocarlo hacia uno u otro puesto, aún así, admito sugerencias y consulto a los expertos que se me cruzan por el camino, les recuerdo a todos mis amigos y conocidos que sigo en la búsqueda, participo en grupos -salidos de mi maravilloso curso en CIVSEM- donde intercambiamos impresiones e intentamos aprovechar sinergias (menuda palabreja), navego por las redes sociales y comparto las ofertas que encuentro y creo que pueden ser interesantes para alguna de las personas que conozco, en cuando me surge la oportunidad de mandar mi CV hacia otras tierras, allá que va...

No es que no busque un trabajo "para toda la vida", si aparece bienvenido será, pero a día de hoy me planteo cada posible nuevo trabajo como una experiencia de vida más. Mis opciones son amplias, busco trabajos de redactora, en comunicación, de administrativo o asistente, trabajos en torno al libro (editoriales, librerías, talleres de lecto-escritura, asociaciones culturales...), clases particulares (español para extranjeros o de apoyo escolar, preferentemente rama de letras), bodegas (para seguir aumentando mis conocimientos sobre el vino), camarera... Parece un batiburrillo, pero tiene su lógica, me encanta la gente y comunicarme, estoy capacitada para hacer todos estos trabajos que os he mencionado y alguno más...

Mantengo mi optimismo, confío en que algo llegará, sobre todo porque lo estoy buscando, y dejo que aparezcan nuevas ideas para explorar y llevar a cabo, esta semana he iniciado mis paseos matutinos por El Retiro y están resultando bastante creativos.

Comento con mis compañeros y amigos en mi misma situación que, a pesar de todo, andamos un poco perdidos. Buscamos nuevas fórmulas para ir más allá (se admiten sugerencias). Somos una legión de gente con muchas ganas de dar lo mejor de nosotros mismos para que la energía creadora del Cosmos se perpetúe, mantenemos la alegría y la ilusión. Nos alegramos de los logros de los demás, compartimos, nos apoyamos, estamos vivos... Tenemos en nuestras manos la energía necesaria para que esto funcione, no diré de nuevo, sino de otra manera. Yo creo en ello.

Disertación fraguada en El Retiro: seguiremos informando.

jueves, 4 de julio de 2013

Viejas fotos, propósito de enmienda


Es cierto, me he descuidado un poco en el último año. Me sobran unos kilos, soy consciente de ello desde el primer momento. Pero ayer, sacando viejas fotos, no tan viejas, de mi baúl... encontré cientos de ellas donde estoy estupenda, guapísima, -yo qué siempre me quejo de que no soy nada fotogénica, cuando veo mis fotos en la distancia del tiempo me doy cuenta de que no están tan mal- y bastante más delgada.

Una de ellas la colgué en el espejo de mi cuarto. No contenta con ello le saqué una foto con mi móvil y me la puse de fondo de pantalla. Son mi recordatorio, estoy en ello. Asumo el compromiso, voy en serio, voy a bajar las una o dos tallas que me sobran. Objetivo, volver a esto:


He recuperado mis horas de ejercicio. Paseo por El Retiro, para correr ya tendré tiempo cuando llegue el invierno, ya os dije que soy chica norteña y el calor me aplatana. Estoy empezando a retomar algunos ejercicios de yoga caseros. Eso sí, me he debido pasar y mis piernas se quejan, nada que no pueda solucionar un poco más de ejercicio, rendirse nunca.

Y encima, como el cosmos es así, ayer, después de asumir ese compromiso me enteré de que Granucci, Cayola y compañía han activado por fin ese grupo de nutrición que se estaba fraguando. Así que contaré con ayuda para ello, os voy contando. ¡Sigo siendo una chica con suerte!

miércoles, 3 de julio de 2013

Profesionales, más regalos del cosmos


Me gusta reflexionar sobre los pequeños acontecimientos de mi vida y darme cuenta de la suerte que tengo. Para muestra un botón, bueno tres. Tres profesionales como la copa de un pino que han llegado a mi vida casi por casualidad, pero que me han aportado mucho durante este último año. Lo que es la intuición además, nada más verles, supe que aquello era un flechazo.

La primera fue mi doctora quitamiedos. Después de varios años cambiando de médicos por unos motivos o por otros di con ella. Entré en aquella consulta y nada más ver su aspecto, su sonrisa franca, y escuchar su suave acento argentino, cosa que a mi me pierde, supe que era ella. Ella fue la que corroboró mi opinión de que sí, que aquellos miedos habían crecido demasiado y había que quitarlos de en medio. Lo mejor fue cuando regresé con las pruebas y le dije que aquel doctor brusco había recomendado quitarme también parte de mis órganos vitales. Ni de risa, Maruxiñisa, dijo ella. Y con esa naturalidad que le caracteriza, sus manitas, su equipo, su buen hacer y la más moderna tecnología, me introdujo yo que se qué por cuatro pequeños agujeritos que me practicó y que ahora no son más que unas sensuales, o eso me digo yo, cicatrices de mujer de mundo.

Después vino mi pelu. Tener una peluquera a tu medida es algo con lo que sueña toda mujer, al menos yo lo soñaba desde hace tiempo. Y mira que lo había intentado. ¿Qué te vas a hacer? me preguntaban. Improvisa, les respondía yo toda valiente, como si fuera a adentrarme en la selva del amazonas armada únicamente con un machete. La respuesta era una cara rara por su parte y una respuesta tradicional por la mía. Pero entonces llegó ella. Fue en Navidades, durante mi corto exilio por las calles del Conde Duque. Iba buscando una peluquería y en la primera que entré no tenían hueco, afortunadamente. Cogí la calle Noviciado y me encontré con un local pequeñito, con una silla de barbear y una decoración totalmente retro. Me comprendió a la primera, e innovo. Salí más mona. Desde entonces he vuelto muchas veces, hemos encontrado mi color, pero seguimos innovando. El sábado pasado le hablé sobre el corte corto de pelo que a mi me gusta. Te quedaría bien, me dijo, yo me atrevo. Pues yo me fío de ti, le contesté. Me encanta, tengo un corte de pelo con el que no me queda más remedio que sonreír todo el rato, este corte de pelo no soporta una cara mohína. Me veo juvenil, guapa y espléndida, yo creo que me asoma más mi niña interior desde el fondo del iris. Estoy feliz con ella y con su trabajo.

Del tercero me despedí el otro día, ya os he hablado de él. Es mi espejito mágico. Me ha acompañado durante unos meses, me ha ayudado a seguir camino y quitarme mochilas. Y ahora ha llegado el momento de separarnos, aunque supongo que de vez en cuando tendremos noticias el uno del otro o viceversa. Me deja siendo la misma persona, pero siendo una persona diferente. Es difícil de explicar, pero él me lo ha dicho, tú eres ésta y también la otra. Lo asumo, me gusta ser las dos, en realidad somos secuencias lógicas de nosotros mismos, pero estoy más cómoda con esta nueva versión 357.3 de mi pokemon.

Estoy muy contenta con mis profesionales y además estoy dispuesta a compartirlos con todos aquellos que los necesiten, sólo tenéis que pedirme el contacto, me encanta compartir. Les doy gracias a los tres por la sal que han puesto en mi vida durante este último año tan productivo y, por supuesto, le doy gracias al Cosmos por todas las cosas que me regala. ¡Soy una chica con suerte, cada día estoy más convencida de ello!