Al alcance de la mano

Yo no sé si soy antigua, pero el cartel me llamó la atención ayer, mientras volvía a casa. Vamos, que flipé. Y hoy no me he quedado con las ganas de traéroslo en formato imagen. (Naturalmente sólo con afán informativo, a ver si luego me va a acusar alguien de crear necesidades).
Supongo que el portal lleva tiempo funcionando y a lo mejor ya lo conocéis la mayoría. Hasta yo, que soy libre como el viento, pero cada día me vuelvo más práctica, me estoy planteando si darme de alta dejando muy claro que estoy casada y con tres churumbeles. Claro, conciso y directo. Sin ataduras ni complicaciones por ningún lado.
A mí lo que me sigue alucinando es que si existe un portal hay un mercado y desde luego mucha actividad oculta. Yo lo siento, soy más que antigua, inocente, pero lo flipo, Filipo.

Traslado aquí las pesquisas de Sus (ver comentarios): mirad esta página. Seguiremos el misterio.

Volver

Despierto, me enderezo, hago un absurdo paso que tiene más de break que de dance, pero que me sirve para desentumecer los huesos, los músculos, los tendones. Hasta el último rincón de mi cuerpo.
Me acerco a mi balcón. Descorro las cortinas, subo la persiana, abro la puerta y separo las hojas de la contraventana. La luz del sol me da directa en los ojos. Los entorno, dejo que poco a poco mis pupilas se acostumbren a la claridad.
Miro el cielo azul, aunque todavía con algunas nubes, y respiro el aire fresco de esta primera mañana después del paréntesis. Miro las ventanas de enfrente, y voy bajando, piso por piso, hasta que llego a la calle y me entretengo con el va y ven de traseúntes. Desde la punta de mis dedos vuelvo a sentir, el baile se extiende por todo mi ser. La savia negra que crea vida, sonidos, música, palabras, corre como loca por mis venas.
Hola ¿Hay alguien? Grito en caracteres alfabéticos. Mi llamada responde al temor de que mi -nuestra- ausencia haya dejado el barrio desierto de caras amigas (me tranquiliza ver luz en el piso de C.)

¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Qué importa? ESTOY.

Objetivo 8 de mayo

Continuando con mi crecimiento interior y su contexto y siguiendo los designios de mi guru-group, la semana pasada me calcé mis nike plateaditas y me puse a intentar seguir los pasos de Maruchi por el Retiro. Hoy he repetido, valiente y solitaria. Por el momento corro un poquito, camino otro poquito, vuelvo a intentar la carrera, camino de nuevo, me sueno -que la alergia la llevo fatal este año-, corro otro poquito, y así me doy la vuelta al Retiro.
Creeréis que es otra muestra de mi carácter arbitrario y cambiante, pero estáis muy equivocados. Mis carreras son una continuación de mi práctica "yóguica". Lo que unido a ese libro de meditación que el otro día me asaltó en la Cuesta del Moyano y no me dejó tranquila hasta que llegué, lo adquirí y lo metí en mi bolso, conforman las nuevas herramientas de mi camino hacia delante.
Y si buscáis una motivación externa, terrenal y lógica para esta nueva "práctica", aquí la tenéis, y si no tenéis pelos en las piernas -creo que si los tenéis tampoco pasa nada- apuntaos y nos vemos el ocho de mayo.