Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 3 de julio de 2013

Profesionales, más regalos del cosmos


Me gusta reflexionar sobre los pequeños acontecimientos de mi vida y darme cuenta de la suerte que tengo. Para muestra un botón, bueno tres. Tres profesionales como la copa de un pino que han llegado a mi vida casi por casualidad, pero que me han aportado mucho durante este último año. Lo que es la intuición además, nada más verles, supe que aquello era un flechazo.

La primera fue mi doctora quitamiedos. Después de varios años cambiando de médicos por unos motivos o por otros di con ella. Entré en aquella consulta y nada más ver su aspecto, su sonrisa franca, y escuchar su suave acento argentino, cosa que a mi me pierde, supe que era ella. Ella fue la que corroboró mi opinión de que sí, que aquellos miedos habían crecido demasiado y había que quitarlos de en medio. Lo mejor fue cuando regresé con las pruebas y le dije que aquel doctor brusco había recomendado quitarme también parte de mis órganos vitales. Ni de risa, Maruxiñisa, dijo ella. Y con esa naturalidad que le caracteriza, sus manitas, su equipo, su buen hacer y la más moderna tecnología, me introdujo yo que se qué por cuatro pequeños agujeritos que me practicó y que ahora no son más que unas sensuales, o eso me digo yo, cicatrices de mujer de mundo.

Después vino mi pelu. Tener una peluquera a tu medida es algo con lo que sueña toda mujer, al menos yo lo soñaba desde hace tiempo. Y mira que lo había intentado. ¿Qué te vas a hacer? me preguntaban. Improvisa, les respondía yo toda valiente, como si fuera a adentrarme en la selva del amazonas armada únicamente con un machete. La respuesta era una cara rara por su parte y una respuesta tradicional por la mía. Pero entonces llegó ella. Fue en Navidades, durante mi corto exilio por las calles del Conde Duque. Iba buscando una peluquería y en la primera que entré no tenían hueco, afortunadamente. Cogí la calle Noviciado y me encontré con un local pequeñito, con una silla de barbear y una decoración totalmente retro. Me comprendió a la primera, e innovo. Salí más mona. Desde entonces he vuelto muchas veces, hemos encontrado mi color, pero seguimos innovando. El sábado pasado le hablé sobre el corte corto de pelo que a mi me gusta. Te quedaría bien, me dijo, yo me atrevo. Pues yo me fío de ti, le contesté. Me encanta, tengo un corte de pelo con el que no me queda más remedio que sonreír todo el rato, este corte de pelo no soporta una cara mohína. Me veo juvenil, guapa y espléndida, yo creo que me asoma más mi niña interior desde el fondo del iris. Estoy feliz con ella y con su trabajo.

Del tercero me despedí el otro día, ya os he hablado de él. Es mi espejito mágico. Me ha acompañado durante unos meses, me ha ayudado a seguir camino y quitarme mochilas. Y ahora ha llegado el momento de separarnos, aunque supongo que de vez en cuando tendremos noticias el uno del otro o viceversa. Me deja siendo la misma persona, pero siendo una persona diferente. Es difícil de explicar, pero él me lo ha dicho, tú eres ésta y también la otra. Lo asumo, me gusta ser las dos, en realidad somos secuencias lógicas de nosotros mismos, pero estoy más cómoda con esta nueva versión 357.3 de mi pokemon.

Estoy muy contenta con mis profesionales y además estoy dispuesta a compartirlos con todos aquellos que los necesiten, sólo tenéis que pedirme el contacto, me encanta compartir. Les doy gracias a los tres por la sal que han puesto en mi vida durante este último año tan productivo y, por supuesto, le doy gracias al Cosmos por todas las cosas que me regala. ¡Soy una chica con suerte, cada día estoy más convencida de ello!