Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 30 de julio de 2013

Mi esencia


Es curioso, por mucho que des rodeos en tu vida, todo te acaba reconduciendo a aquello que te mueve. Será que forma parte de tu esencia.

Crecí rodeada de historias y de libros. Primero me los contaron mis mayores, una y otra vez, historias archiconocidas o cuentos inventados. Los cuentos son el mejor aliado de unos progenitores que tiene que dar de comer, acostar, consolar o hacer largos viajes con seis enanos alborotadores.

Recuerdo de memoria pequeños trozos de mi cartilla Palau y la ansiedad que tenía de poder acabarla y pasar a los libros, hito que ya habían conseguido otras alumnas de aquel 2º de parvulitos. Leí cómics, cuentos y pronto libros. Me escondía en el primer cuarto a la izquierda del pasillo, sentada en la cama nido con los pies sobre el colchón y el libro sobre las rodillas. Devoré Celia, Enid Blyton, Michael Ende, el Barco de Vapor, Juvenil Alfaguara, y todo lo que caía en mis manos. Horas y horas sentada en esa cama, oyendo a lo lejos mi nombre, sin poderme parar a contestar.

Me dormía imaginando que era la sexta de los cinco, inventando nuevas aventuras, en busca de tesoros, bebiendo cerveza de jenjibre y paseando por prados verdes o páramos húmedos. Jugaba a Pippi en el colegio y a los kioscos de prensa con mis hermanos. Pronto empecé a contarles cuentos a los pequeños, en casa hemos sido todos un poco cuentistas. De mis hermanos pasé a mis sobrinos, y así me convertí en la tía cuentacuentos (¿qué mejor título?).

Dudé entre historia, filología o periodismo. Opté por lo último y mi curiosidad innata se vio recompensada. Años después me marqué un curso de postgrado de promoción de la lectura. En mi primer parón de desempleada se me cruzó en el camino un curso de dinamización infantil que, además de ser bálsamo reparador, me vino como anillo al dedo. Disfruté de unas prácticas en uno de los mejores colegios públicos de Madrid.

Por capricho, en un momento dado, me apunté a un curso de cuentacuentos y me sentí grande contando delante de un público aquella historia para adultos sobre un crucero, el apuesto italiano Marco, y dos gemelos grandes, enormes, alemanotes, escrita por mi misma.

A pesar de todo, en aquella ocasión no fui capaz de aprovechar a tope la oportunidad y me busqué trabajos "serios" para ganarme la vida. Afortunadamente, llegó febrero amigo de 2012 y abrí de nuevo las puertas del jardín. Me quité los zapatos y caminé descalza por el parque, buscándome a mi misma, haciéndome más grande, más segura, más yo...

Un año y medio después, aquí me tienes, rodeada de cuentos infantiles, imaginando mis talleres de agosto, feliz y convencida, de que esto soy yo. Palabras, historias, ilustraciones, imaginación, intercambio, curiosidad, comunicación, letra impresa, papel en blanco, colores, lápices, ganas, ilusión, magia...

Y además ahora sé, o he vuelto a comprender, que el truco está en buscar, intentar, perseguir, atreverte y, desde luego, no desistir...

sábado, 27 de julio de 2013

Un plan parfait


Hay días que se tuercen las cosas. Tenías planeado hacer algo y todo se trastoca. El calor te aturde, te envuelve, te atosiga. Cortas una conversación que no lleva a ningún lado y como no sabes como darle forma (hay que trabajar más la comunicación no violenta, te dices) la suavizas, cruzas los dedos y la dejas reposar y a ver qué pasa. Respiras hondo. Te acuerdas que no se puede tener todo controlado y desde luego tienes muy claro que no vas a tirar al suelo tu entrenamiento positivista. Así que te yergues, te das una ducha reparadora, te vistes y te vas contigo misma a ver una película francesa. ¡Un plan farfait!

Eso mismo hice ayer por la tarde. Llévame a la luna, qué casualidad que en francés se llame Un plan parfait, me sacó de mi tarde agobiante, me permitió un encuentro conmigo misma y me dejó muy buen sabor de boca. No las tenía todas conmigo, el argumento anunciaba comedieta romántica, lo que quiere decir que nunca se sabe. Una dentista que convive desde hace años con el hombre de su vida teme casarse con él, pues en su familia el primer matrimonio siempre falla. Para luchar contra la maldición decide pagar a alguien para casarse y divorciarse previamente, pero las cosas se complican un poco.

Es cierto que el resultado no es un peliculón, pero la historia está llevada con mucho ingenio, no cae en la ñoñería en ningún momento y tiene golpes muy buenos. Así que el resultado es una película muy viva, divertida, con diálogos ágiles y bastante bien hecha. Justo lo que necesitaba.

Un buen final, ¡en français!, para un día de altibajos. Y encima hoy amanece primavera, cositas que me ponen de buen humor.

jueves, 18 de julio de 2013

Enanos


Hace unas semanas saqué un proyecto que tenía archivado en mi ordenador y me fui a ver a un amigo mío. Le conté de que iba y le pedí consejo para poder moverlo. Mejor que eso, me enroló por unos días en su equipo de monitores. Y aquí me tienen, disfrutando de cinco días rodeada de enanos dispuestos a crear y creer historias.

Me encanta. Sentarme en el suelo, cruzar las piernas y ver como se sientan, uno a uno. Les digo que vamos a inventar historias y sus ojos se agrandan. Les hablo de monstruos y su cara se ilumina. Les enseño los diez cuentos que llevo en mi maleta y descubro en sus gestos el deseo de hacerse con ellos, con la historia que encierran. Me reservo el elegido para el final, lo abro mirando hacia ellos y comienzo a contar la historia que leí unas tres veces antes de apoderarme del relato de Bubu y poderlo relatar con mis propias palabras para que ellos disfruten de las ilustraciones.

Me escuchan, con los ojos como platos y algunos con la boca abierta de par en par. Y yo, me pierdo en la historia y en sus caras. Disfruto.

Luego les propongo que piensen en su monstruo, que lo dibujen, que imaginen qué come, dónde vive. Cogen las hojas de colores que les reparto, eligen las pinturas que van a utilizar. Los hay que acaban en un segundo y no se paran a colorear, otros pintan un monstruo de colores. Ninguno es igual que otro. Cada uno tiene muy claro como es su propio monstruo.

Y cuando han acabado les cito en la puerta de la Ciudad de los Monstruos para que se presenten ante Peloto, el Rey. Me encanta mantener conversaciones surrealistas con esos pequeñajos de imaginación desbordante. Sus monstruos toman sopa de bichos, destrozan piedras, comen coches con gente, no tienen preferencia por el tipo de persona que haya dentro, ponen cara de monstruo y alguno gruñe...

Si acabamos pronto y hay tiempo les dejo que hojeen y ojeen los libros. Se abalanzan hacia ellos, los comparten, se los cambian. Y puedo sentir la magia de las historias flotando entre sus manos.

Aprendo.

lunes, 15 de julio de 2013

Experiment-arte


Si  a estas alturas todavía no lo has hecho no sabes lo que te estás perdiendo. Obsérvate, estúdiate, analízate, cuídate, mímate, mejórate, date, disfrútate, rétate, ve más allá... Tienes en tu cuerpo el ser más sorprendente, más cercano, más querible, más moldeable, más agradecido... el que mejor te va a comprender, a querer, a acompañar, a darte fuerzas, a ayudarte, a sorprenderte, a divertirte, a darte poder...

Empodérate, toma las riendas, moldea tu mundo, o al menos, la visión de tu mundo, mira el lado luminoso, ponte retos, mueve ficha, experimenta. Inicia o continua tu camino observando tu yo, tu cuerpo, tu mente, tu alma. Aprende cosas nuevas, imagina lo que quieres lograr e inténtalo, siéntete guapo, especial, diferente, seguro, tú mismo.

Es más fácil de lo que parece, sólo hay que coger carrerilla. Es un camino largo e inacabable, pero posible y muy gratificante. En cada pequeño paso, cada pequeña sonrisa, cada detalle saboreado...

Quiérete y todo será más fácil, pronto regalaras sonrisas, sin darte cuenta, gestos, palabras, detalles y empezarás a recibir sonrisas, gestos, palabras, detalles. Pero la mejor recompensa será observar tu evolución, poco a poco, descubrir en ti facetas que antes ni sospechabas...

No tenía pensado explicarlo de esta manera, pero me ha salido así, a bocajarro, desde algún lugar del alma... ¡Es que me quiero tanto!


miércoles, 10 de julio de 2013

Trabajo


Hace ya unos meses que me aplico con más fuerza en mi búsqueda de trabajo. Visito los buscadores de empleo, tengo perfil en Linkedin, tras darle muchas vueltas al curriculum, hace ya tiempo que encontré la fórmula que me gustaba y que me sirve de base para enfocarlo hacia uno u otro puesto, aún así, admito sugerencias y consulto a los expertos que se me cruzan por el camino, les recuerdo a todos mis amigos y conocidos que sigo en la búsqueda, participo en grupos -salidos de mi maravilloso curso en CIVSEM- donde intercambiamos impresiones e intentamos aprovechar sinergias (menuda palabreja), navego por las redes sociales y comparto las ofertas que encuentro y creo que pueden ser interesantes para alguna de las personas que conozco, en cuando me surge la oportunidad de mandar mi CV hacia otras tierras, allá que va...

No es que no busque un trabajo "para toda la vida", si aparece bienvenido será, pero a día de hoy me planteo cada posible nuevo trabajo como una experiencia de vida más. Mis opciones son amplias, busco trabajos de redactora, en comunicación, de administrativo o asistente, trabajos en torno al libro (editoriales, librerías, talleres de lecto-escritura, asociaciones culturales...), clases particulares (español para extranjeros o de apoyo escolar, preferentemente rama de letras), bodegas (para seguir aumentando mis conocimientos sobre el vino), camarera... Parece un batiburrillo, pero tiene su lógica, me encanta la gente y comunicarme, estoy capacitada para hacer todos estos trabajos que os he mencionado y alguno más...

Mantengo mi optimismo, confío en que algo llegará, sobre todo porque lo estoy buscando, y dejo que aparezcan nuevas ideas para explorar y llevar a cabo, esta semana he iniciado mis paseos matutinos por El Retiro y están resultando bastante creativos.

Comento con mis compañeros y amigos en mi misma situación que, a pesar de todo, andamos un poco perdidos. Buscamos nuevas fórmulas para ir más allá (se admiten sugerencias). Somos una legión de gente con muchas ganas de dar lo mejor de nosotros mismos para que la energía creadora del Cosmos se perpetúe, mantenemos la alegría y la ilusión. Nos alegramos de los logros de los demás, compartimos, nos apoyamos, estamos vivos... Tenemos en nuestras manos la energía necesaria para que esto funcione, no diré de nuevo, sino de otra manera. Yo creo en ello.

Disertación fraguada en El Retiro: seguiremos informando.

jueves, 4 de julio de 2013

Viejas fotos, propósito de enmienda


Es cierto, me he descuidado un poco en el último año. Me sobran unos kilos, soy consciente de ello desde el primer momento. Pero ayer, sacando viejas fotos, no tan viejas, de mi baúl... encontré cientos de ellas donde estoy estupenda, guapísima, -yo qué siempre me quejo de que no soy nada fotogénica, cuando veo mis fotos en la distancia del tiempo me doy cuenta de que no están tan mal- y bastante más delgada.

Una de ellas la colgué en el espejo de mi cuarto. No contenta con ello le saqué una foto con mi móvil y me la puse de fondo de pantalla. Son mi recordatorio, estoy en ello. Asumo el compromiso, voy en serio, voy a bajar las una o dos tallas que me sobran. Objetivo, volver a esto:


He recuperado mis horas de ejercicio. Paseo por El Retiro, para correr ya tendré tiempo cuando llegue el invierno, ya os dije que soy chica norteña y el calor me aplatana. Estoy empezando a retomar algunos ejercicios de yoga caseros. Eso sí, me he debido pasar y mis piernas se quejan, nada que no pueda solucionar un poco más de ejercicio, rendirse nunca.

Y encima, como el cosmos es así, ayer, después de asumir ese compromiso me enteré de que Granucci, Cayola y compañía han activado por fin ese grupo de nutrición que se estaba fraguando. Así que contaré con ayuda para ello, os voy contando. ¡Sigo siendo una chica con suerte!

miércoles, 3 de julio de 2013

Profesionales, más regalos del cosmos


Me gusta reflexionar sobre los pequeños acontecimientos de mi vida y darme cuenta de la suerte que tengo. Para muestra un botón, bueno tres. Tres profesionales como la copa de un pino que han llegado a mi vida casi por casualidad, pero que me han aportado mucho durante este último año. Lo que es la intuición además, nada más verles, supe que aquello era un flechazo.

La primera fue mi doctora quitamiedos. Después de varios años cambiando de médicos por unos motivos o por otros di con ella. Entré en aquella consulta y nada más ver su aspecto, su sonrisa franca, y escuchar su suave acento argentino, cosa que a mi me pierde, supe que era ella. Ella fue la que corroboró mi opinión de que sí, que aquellos miedos habían crecido demasiado y había que quitarlos de en medio. Lo mejor fue cuando regresé con las pruebas y le dije que aquel doctor brusco había recomendado quitarme también parte de mis órganos vitales. Ni de risa, Maruxiñisa, dijo ella. Y con esa naturalidad que le caracteriza, sus manitas, su equipo, su buen hacer y la más moderna tecnología, me introdujo yo que se qué por cuatro pequeños agujeritos que me practicó y que ahora no son más que unas sensuales, o eso me digo yo, cicatrices de mujer de mundo.

Después vino mi pelu. Tener una peluquera a tu medida es algo con lo que sueña toda mujer, al menos yo lo soñaba desde hace tiempo. Y mira que lo había intentado. ¿Qué te vas a hacer? me preguntaban. Improvisa, les respondía yo toda valiente, como si fuera a adentrarme en la selva del amazonas armada únicamente con un machete. La respuesta era una cara rara por su parte y una respuesta tradicional por la mía. Pero entonces llegó ella. Fue en Navidades, durante mi corto exilio por las calles del Conde Duque. Iba buscando una peluquería y en la primera que entré no tenían hueco, afortunadamente. Cogí la calle Noviciado y me encontré con un local pequeñito, con una silla de barbear y una decoración totalmente retro. Me comprendió a la primera, e innovo. Salí más mona. Desde entonces he vuelto muchas veces, hemos encontrado mi color, pero seguimos innovando. El sábado pasado le hablé sobre el corte corto de pelo que a mi me gusta. Te quedaría bien, me dijo, yo me atrevo. Pues yo me fío de ti, le contesté. Me encanta, tengo un corte de pelo con el que no me queda más remedio que sonreír todo el rato, este corte de pelo no soporta una cara mohína. Me veo juvenil, guapa y espléndida, yo creo que me asoma más mi niña interior desde el fondo del iris. Estoy feliz con ella y con su trabajo.

Del tercero me despedí el otro día, ya os he hablado de él. Es mi espejito mágico. Me ha acompañado durante unos meses, me ha ayudado a seguir camino y quitarme mochilas. Y ahora ha llegado el momento de separarnos, aunque supongo que de vez en cuando tendremos noticias el uno del otro o viceversa. Me deja siendo la misma persona, pero siendo una persona diferente. Es difícil de explicar, pero él me lo ha dicho, tú eres ésta y también la otra. Lo asumo, me gusta ser las dos, en realidad somos secuencias lógicas de nosotros mismos, pero estoy más cómoda con esta nueva versión 357.3 de mi pokemon.

Estoy muy contenta con mis profesionales y además estoy dispuesta a compartirlos con todos aquellos que los necesiten, sólo tenéis que pedirme el contacto, me encanta compartir. Les doy gracias a los tres por la sal que han puesto en mi vida durante este último año tan productivo y, por supuesto, le doy gracias al Cosmos por todas las cosas que me regala. ¡Soy una chica con suerte, cada día estoy más convencida de ello!