Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

miércoles, 26 de septiembre de 2012

RETRATOS



Ahora que vuelvo a mirar la información de la exposición me doy cuenta de que esta vez he sido muy eficaz y os aviso con tiempo. Desde hoy y hasta el 6 de enero, pero no lo dejéis para el final que luego ya sabemos lo que pasa, podréis visitar en las Salas de Recoletos de la Fundación Mapfre la exposición RETRATOS.

Un lujo por varios motivos, entre otros: Primero, son obras maestras del Centre Pompidou de París que vamos a tener aquí durante más de tres meses. ¡Y con entrada gratuita! El segundo, la exposición está compuesta por ochenta retratos, la mayoría pintura, pero también alguna escultura, realizados en el siglo XX por diferentes autores. La muestra, por tanto, es un recorrido por la evolución del arte del siglo XX, desde sus primeros años hasta los últimos. El tercero, que sigue siendo el segundo, es que el número de autores es enorme: Picasso, Matisse, Modigliani, Bacon, Saura...

No he conseguido dar con ninguno que no me gustase, aún más, que no me sorprendiese. He encontrado muchos, seguramente más de la mitad, que me han encantado. He avanzado desde el retrato, ya modernizado pero todavía fiel a la realidad, de los primeros años del siglo pasado, pasando por el conceptualismo de las vanguardias, hasta el humor o la modernidad pop de sus últimas décadas. He sonreído, me he maravillado, he comparado, me he parado a pensar lo diferente que puede ser un cuadro de otro según la pincelada, el estilo, la visión, a pesar de utilizar los mismos materiales…

En resumen, he disfrutado mucho, muchísimo. He salido entusiasmada. He hablado maravillas de la exposición, se la he recomendado a mis sobrinos, a los de todas las edades. Y me he hecho la promesa de que volveré. Quizás a una de las visitas guiadas que se anuncian de lunes a jueves, a las 16:00 o a las 17:00 horas.

RETRATOS : Fundación Mapfre. Salas Recoletos. Paseo de Recoletos, 23. Lunes de 14 a 20 horas. Martes a sábado de 10 a 20 horas. Domingos y festivos de 11 a 19 horas. Entrada gratuita.

Y otra cosa, si esperáis al 6 de octubre,  haréis un 2x1, porque ya se anuncia una exposición de Jean Paul Gaultier, que tomando como referencia la de Yves Saint Lauren, tampoco pienso perderme!


lunes, 24 de septiembre de 2012

Jimmys winning matches!




Empiezo la semana con un poco de ritmo y humor irlandés desde las Islas Canarias, aderezado con ritmo senegalés, por obra y gracia de mis contactos en la Isla Esmeralda. No podréis negar que tiene ritmo: Up Donegal!

viernes, 21 de septiembre de 2012

La lectora indiscreta


Soy pérfida, lo sé, pero aquel tipo se lo merecía. Llego tan tranquilo y se sentó como solo saben hacerlo los tíos, con las piernas abiertas y sin que le importase lo más mínimo que su hombro estuviera empujando el mío. Miré la línea entre ambos asientos... a pesar del tamaño de mis caderas era él el que rebasaba el límite. No soporto la proximidad humana en el transporte público cuando no es indispensable, una es amable y educada, pero la procesión va por dentro...

Te vas a enterar, me dije. Ahora la venganza era mía. Yo no llevaba libro, hacía tanto calor que había decidido rebajar el peso del bolso y además el bochorno me había provocado dolor de cabeza. Ataqué. Desplacé mi mirada en un ángulo de 45 grados hacia abajo y 180 grados hacia la izquierda. Él leía Una novela francesa. Genial, pensé, no la he leído, así me hago una idea. Pesqué un fragmento, pero no me dio tiempo a mucho. El individuo tenía un sexto sentido, u ojos en el cogote. Volvió la mirada y comprobó que sí, su vecina de asiento estaba leyendo su libro. Naturalmente, su vecina de asiento, o sea, yo, concentrada en la venganza, no se dio por aludida, a pesar de seguir sus movimientos por el rabillo del ojo, y siguió con la mirada fija en la letra impresa.

El hombre ladeó un poco la parte derecha del libro. Egoísta, dije para mis adentros, la letra impresa no se desgasta a golpe de miradas ajenas, poca solidaridad hay aquí y luego exigiremos cultura para todo el mundo. En un descuido mío, el hombre aprovecho para cerrar la parte derecha del libro hasta los 90 grados. Egoísta, no podrás conmigo. Impasible, comencé a leer la sinopsis de la cuarta de cubierta.

Así estuvimos un rato, él probando diferentes posiciones librunas. Yo, imperturbable, leyendo hasta el más mínimo caracter que asomase a mis ojos. El hombre se iba poniendo más y más nervioso. Soy pérfida, lo sé. Yo disfrutaba. Y cuando ya no lo esperaba, consiguió sorprenderme. Toma, me dijo, cerrando el libro y poniéndolo sobre mis rodillas.

Pero yo soy perro viejo. Le sonreí. Cogí un bolígrafo de mi bolso, abrí el libro por su primera hoja y le escribí esta dedicatoria: "La letra impresa no se desgasta. Con cariño, Pili" y digna como solo una lectora indiscreta puede serlo me levanté y bajé del autobús, porque aquella era mi parada.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Teorías



Pero no os creáis que son todo trabajos manuales. Mi mente también sigue en funcionamiento estos días. Y para demostrároslo voy a esbozar dos teorías que los amantes de la investigación periodística o científica pueden usar, sin remordimientos, de punto de partida para posibles tesis.

La primera me asalta cada vez que doy un paseo por el campo. ¿Qué tengo yo para que las moscas y demás insectos alados me persigan en campo abierto? Sí, persiguen, continúan el camino contigo, te acosan machacones, por mucho que agites tus brazos o que intentes correr. Insecto que te ficha, insecto que “cabalga a tu lado”. ¿Os acordáis de aquel espía de Asterix que tenía una mosca mensajera? Pues no era ficción, es real.
¿Será que los mamíferos emitimos algún tipo de calor, olor o sensación térmica? ¿Por qué rondan ojos, nariz y boca primordialmente? ¿Será que el final del verano les vuelve locos? Os prometo que es algo que me atormenta en cada salida montañesa, sobre todo porque tengo que usar mis brazos a modo de aspa de molino y es cansado y pelín estresante. Incluso he buscado información en Internet, pero no hay ninguna explicación científica a tan inteligente pregunta. Os lo avisé queridos biólogos toda una tesis doctoral acabo de poner a vuestros pies.

Y la segunda es una simple sospecha, que desde luego no pienso investigar, pero que hay queda. Creo que cuando pones un anuncio de pago en un portal inmobiliario y está a punto de espirar, hay gente contratada para llamarte a concertar una visita y luego anularla. Puede ser casualidad, pero ya me ha pasado dos veces y por partida doble, es raro. Una nueva sospecha para amantes de la teoría de la conspiración.

No me diréis que este blog no cumple su función divulgativa…

martes, 18 de septiembre de 2012

De momento



Me podía haber ido a un monasterio zen, pero me refugié en mi propia casa y decidí prestarle un poco de atención. Llevo unos días tapándole algunos agujerillos, con mis propias manos y con manos ajenas. (Gracias a la recomendación de un amigo encontré el partenaire ideal para estos menesteres. Nada que ver con Pepe y Otilio, la verdad.)

Os aseguro que el bricolaje me tiene absorbida. De la mañana a la noche. El trabajo manual y los paseos por el campo se han convertido en mi yoga diario. No le doy vueltas a las cosas, no me da tiempo, simplemente me muevo. Creo que en esto consiste eso de “disfruta del momento”…

jueves, 13 de septiembre de 2012

Mujer de poca fe...



Os prometo que no pasé una buena noche, y ya es absurdo que un par de grifos te quiten el sueño. Cosas del duermevela, ya me veía yo sin agua, al menos dos semanas, intentando localizar algún fontanero de verdad en este pueblo que queda desierto, por vacaciones del personal, en el último mes del verano. 

Sin embargo, lo prometido es deuda y si hay que retractarse, pues se retracta una. Finalmente Otilio y Pepe Gotera volvieron esta mañana a mi domicilio, enroscaron los grifos correctamente y se marcharon con su look de la colección Ole! a la búsqueda de nuevos clientes. Y yo me quedé un poco compungida por haber sido injusta, al fin y al cabo sólo son dos individuos intentando hacerle frente a la crisis. Eso me dije yo, olvidando completamente la escalada de despropósitos de ayer tarde. Mujer de poca fe, me repetí a mi misma, mientras en mi cabeza se me aparecía la imagen de una amigo mío al que le encanta esa frase. 

Eso sí, aunque me lo pidáis no pienso recomendaroslos ni daros su teléfono. Recordad estas máximas vitales: "si bebes no conduzcas", "compartir es vivir" y "si necesitas una reparación doméstica, nunca llames al primer teléfono que caiga en tus manos"...

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Chapuzas a domicilio...



Llevaba varios días con ese papel en la mano. Para esas cosas soy bastante indecisa. Necesitaba arreglar un pequeño escape en unos grifos y el fontanero que me recomendaron y al que había acudido últimamente estaba de vacaciones. El papel lo encontré hace una semana en el “super”.

Alguien con nombre de culebrón, pongamos Alberto Carlos, se anunciaba para todo tipo de chapuzas, arreglos e incluso reformas. “Te lo piensas todo demasiado” me decía a mí misma recordándome qué solo se trataba de un pequeño escape en un grifo.

Así que esta mañana me decidí a llamar. Me dieron un presupuesto que me pareció caro, les dije que ya les llamaría. Un par de horas después me devolvieron la llamada, ofreciendo una rebaja. Esta bien, respondí, y me dispuse a esperarles.

Llegaron casi una hora después de lo que me habían dicho. ¿Habéis leído el Pampinoplas? ¿Os acordáis del abuelo de “sube al desván”, ese que pintaba José Ramón, el dibujante de la tele? (estoy hablando para viejunos, que quede claro). Si estas pistas os parecen rocambolescas solo tenéis que recordar al sabio inventor de “Regreso al Futuro”, mi nuevo fontanero luce el mismo peinado.

Alberto Carlos (naturalmente ese no es su verdadero nombre), llegó acompañado de un amigo-socio, que además le hace de chófer. Los dos entraron en mi casa. Si Alberto Carlos hubiese llegado solo yo sólo hubiese pensado en el Pampinoplas. Pero cuando les vi entrar juntos no pude por menos que pensar en Pepe Gotera y Otilio.

Soy así, pienso en cómics, libros, películas, series, a la primera de cambio. Pero esta vez llevaba razón. Todo parecía ir bien hasta que Otilio se cargó una pieza de uno de mis grifos sin tener recambio a mano. Aquí la cosa se complicó. La historia avanzó en viñetas. Otilio se carga la pieza. Otilio no tiene recambio. Pepe Gotera se impacienta. Otilio empieza a desmontar otros grifos para ver si puede sustituir la pieza. Otilio y Pepe Gotera discuten. Otilio desaparece mientras el agua sale a borbotones.

En resumen, que me han dejado con el agua cortada hasta mañana en que volverá Otilio con la pieza. El grifo que se supone está arreglado sigue perdiendo agua, es cierto que ahora sale en otra dirección. Y encima hoy me he quedado sin paseo.

Mañana os resumiré la segunda parte. Si todo va bien me disculparé en este mismo blog. Si algo va mal, confirmaré mi corazonada de que una propaganda en la que se resalta “soy español” no puede traer más que eso, una tópica escena patria de lo peorcito…

lunes, 10 de septiembre de 2012

Y en estas estamos...



Estoy que no sé si voy o vengo. Si prefiero quedarme o volver a partir. Si subo o si bajo. Si he de buscar o dejarme encontrar. Si pintar una puerta, si pasarme las horas en un buscador, si anunciar a los cuatro vientos que vendo palabras… El caso es que mientras ando en esto y me prometo que no hablaré de política…

No, no hablaré de política, aunque se nos anuncie la llegada de un nuevo Mr. Marshall auspiciado por los que en otros tiempos hubiesen tirado piedras ante la materialización del vicio y la perdición (el mundo se ha vuelto loco, loco, loco…), aunque piense que un cargo público lo que debe tener es incompatibilidades, dedicación plena, un sueldo que no supere, pongamos, cinco veces el sueldo mínimo y una auditoría cada seis meses, aunque me vuelva a sorprender de que todavía no, todavía no nos han rescatado, que no sé a que esperan, que yo creía que ya teníamos aquí a los Rescatadores desde hace meses. Ahora mismo estoy visualizando a Merkel como la encantadora ratoncita Bianca, con aquel gorrito de piel y sus manitas calentándose dentro de un rollito peludo… pero no, que no hablo de política…

Os decía que mientras no sé a donde me llevarán mis pasos, no paro de andar. Estos días me dedico a investigar, nuevos caminos, nuevas sendas, nuevas veredas, por aquí por mis montañas. Y mientras me sumerjo en el paisaje de los alrededores de mi humilde morada, la incertidumbre deja de parecerme tal. Yo, cuarentañera, sin oficio ni beneficio (a día de hoy) en un país al borde del rescate, que improvisa sus planes cada mañana (me refiero a mí, os he dicho que no pensaba hablar de política), me siento en calma. Como si fuera una metáfora, mi montaña y sus caminos me convierten en otra montaña llena de caminos y ya veremos por cual de ellos sale el sol... o la luna.

Y encima me pongo a escribir y se me olvida que en la 1 entrevistan hoy a Rajoy. Os dejo…

El telonero



Dos metros de altura. Casi un metro de espaldas. Unos vaqueros rotos y una camisa de color caqui. Tatuajes en ambos brazos. Una barba de chivo. Todo en él parecía estudiado para dejar claro que era un tipo duro.

Pero hasta los tipos duros tienen su corazoncito.

Subió al escenario con la guitarra al hombro. Veinticinco años pisando las tablas antes de los conciertos, de micro en micro, de instrumento en instrumento. Veinticinco años templando cuerdas ajenas para asegurarse que las falsas notas no pudieran deberse a motivos técnicos.

Veinticinco años escuchando entre bambalinas los conciertos de todo tipo de músicos. Grandes bandas, pero también niñatos atronadores. Veinticinco años componiendo a escondidas. Reciclando de alguna manera las notas que cada noche entraban por los poros de su cuerpo.

Y por fin la oportunidad de hacerse oír. Esa noche no tendría que bajarse del escenario antes de que comenzara el concierto. Porque esta vez, él daría inicio al concierto. Aún ni sabía como el dueño de la sala había aceptado que fuera el telonero de aquella cantante de Jazz.

“Veintincinco años afinando las guitarras de otros es mucho tiempo. Y entre un concierto y otro a mí también me ha dado tiempo a escribir alguna canción”. Eso dijo y después empezó a cantar. Qué más daba que la mayoría del público mirase hacia otra parte, o que siguieran hablando por lo bajini. Al menos era un público educado. Le dejaban cantar, aplaudían al final de cada canción y, lo mejor, mañana no tendría que leer ninguna crítica. Los teloneros nunca aparecen en las críticas.

A él le daba igual. Estaba sobre un escenario. Tocaba su guitarra y cantaba sus canciones. Solo echaba de menos que ella estuviese allí. Si esa estúpida de Marga estuviese allí para oírle. “No tienes corazón” le había dicho la última vez que cerro la puerta de su casa.

¿No tengo corazón? Mira si tengo corazón. Diecisiete canciones le he dedicado a tu último portazo. ¿No tengo corazón? ¡Ay, si pudieras verme!

jueves, 6 de septiembre de 2012

Clásicos


Estos últimos meses, en los cuales me he dedicado más a observar que a relatar, más a absorber que a compartir, me han tenido alejada de otro de mis vicios. Como toda lectora que se precie tengo periodos de sequía. O tal vez con la edad me vuelva más exigente, o más dispersa, o más volátil. Hacía tiempo que no sentía "dolor de libros" como el otro día decía una viñeta de esas que circulan por Facebook.

Es cierto, hacía tiempo que mis dedos no se quedaban enganchados a un libro. Ni mi mente estaba pendiente de un desenlace. Hasta que el otro día casi por azar, rebuscando en mi biblioteca me encontré con un ejemplar de "Sobre héroes y tumbas" de Ernesto Sábato. 

Acabo de caer en que el azar no fue tal, las "recuperaciones" de septiembre de cierto pariente mío me abocaron a un libro de lengua y literatura de 4º de la ESO. Me vi repasando la literatura española e iberomericana de los dos últimos siglos (sin contar el presente, qué difícil se nos hace a los viejunos reconocer que el XX ya no es este siglo). Me vi, más que repasando, enganchada, emocionada, excitada, cautivada de nuevo por la Literatura, con mayúsculas. Fue así como mis ojos ávidos recorrieron las escasas baldas de mi biblioteca serrana y toparon con esa obra de Ernesto Sábato, al que reconozco no había leído nunca hasta el momento.

Y así me sumergí en las páginas de esa novela, que no se convertirá en una de mis preferidas, pero que es sublime en muchos de sus pasajes. Me vi "dialogando" de nuevo con un autor brillante, con un inteligente interlocutor capaz de despertar mis neuronas, sorprenderlas, divertirlas, satisfacerlas... y de qué manera.

Por diferentes circunstancias, en los últimos tiempos he llegado a amonestarme por lo "obsoleto" de mis lecturas, me decía que no estaba al corriente de las últimas novedades editoriales, que siempre recurría a los autores clásicos. Pero es que, ¡es tan atinado recurrir a un clásico!

Claro que es necesario descubrir nuevos autores, estar al tanto de lo que lee la gente. Claro que hay autores y libros buenísimos hoy en día. Pero no te despistes, consume, al menos, un clásico cada cuatro libros. Asegúrate de que al menos un veinticinco por ciento de tus lecturas te harán hervir las neuronas...

lunes, 3 de septiembre de 2012

Sombras



Me desperté sobre las 7:30 horas de la mañana. Veía sombras de gente que pasaba delante de mi puerta cerrada. Dudé si levantarme, para averiguar quien recorría sin permiso los pasillos de mi casa. Me dije que era absurdo, no podía ser nadie. Imaginaciones mías. Demasiado reales, eso sí. Me quedé en la cama, despejando con la lógica cualquier inquietud. Entonces, oí el inconfundible “chas, chas, chas…” de unas chanclas bajando la escalera.

Debí despertar un poco más. Mi puerta estaba abierta, así que no podía haber visto con estos ojos las claras siluetas proyectadas tras ella, que mi imaginación me había mostrado unos minutos antes. Llegué a la lógica conclusión de que todo había sido un sueño.

Al bajar al salón, sobre la mesa, he encontrado un puñado de piñones y unas flores…


domingo, 2 de septiembre de 2012

De nuevo en ruta




Puede ser una manía más o una neura como otra cualquiera. Pero de vez en cuando y sin explicación necesito un nuevo cuaderno. Da igual como se encuentre el anterior. En un instante y por algún motivo que escapa a cualquier lógica, ese bloc que me ha acompañado durante semanas o meses, se convierte en un montón de hojas inapetecible. Una especie de inquietud me invade y siento que necesito hacerme con otro, para que las palabras fluyan nuevamente.

Supongo que es algo tan absurdo como pensar que un corte de pelo marcará una nueva etapa en tu vida.

Absurdo o no, llego a septiembre, mes de rentrées, proyectos y renovación, con las tareas hechas. Dos nuevos cuadernos se han incorporado a mi vida, hace tres días visité la peluquería y, para asegurarme el efecto renovador y entrar en el nuevo mes pisando fuerte, ayer di un paseo por la montaña, bajo la luna llena.

No me he fijado metas, ni tengo grandes planes. Ya no puedo decir “cuando llegue septiembre”. Tampoco tendría sentido ponerme a explicar este salto espacio-temporal que ha sufrido el balcón, cerrado sin previo aviso durante más de un mes.

Simplemente, ha llegado septiembre. Digamos que me coge con los zapatos puestos, para seguir camino…