Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 26 de noviembre de 2013

Cuatro años y tres días


No, no es una condena, es que se me pasó la fecha. Entre tanta celebración y tanto cariño se nos fue el santo al cielo. Desde la inconsciencia de no tener consciencia del día que era, nuestro travieso cosmos facilitador nos volvió a trasladar a la costa cantábrica para tan magna celebración.

Qué casualidad tan linda. Si os acordáis, hace cuatro años, la ciudad de Gijón nos arropaba en nuestro traslado al balcón. La playa de San Lorenzo se asomaba a nuestras primeras imágenes y Mel y yo echamos a andar solas.

El sábado pasado fue Bilbao la que nos abría sus puertas y otra ursu de pro la que nos mostraba desde sus miradores las mejores vistas de la ría.

No es gran foto, me ocupé más del pincho que de la cámara

Qué mejor celebración que pasar ese día con ritmo colegial y algunas de mis iniciales más queridas: G., C., E., A. y F., entre pincho y pincho, y más pincho y más pincho... sí, es cierto, nos excedimos con el pincho, pero la ocasión lo merecía y para que quede constancia de este cuarto aniversario del balcón, aunque sea tarde, no me queda nada más que decir: ¡Felicidades! y, por supuesto, ¡Gracias! a los que nos seguís, a los que aterrizáis por aquí de vez en cuando e incluso a ti que te estás preguntando de que va esto.

¡Y vamos a por el quinto!

jueves, 21 de noviembre de 2013

TEATRO FERNÁN GÓMEZ


Durante todos estos años han sido muchas las veces que he tenido casi esbozado un post dedicado por entero a la plaza más fea de España, pero creo -si mi memoria no se equivoca- que como mucho he hecho alguna alusión.

Parece que desde el Ayuntamiento, desde hace años, existe una fijación con ese pequeño cuadradito que no ocupa más de una manzana a un lado del edificio Biblioteca Nacional/Museo Arqueológico. Sí, hablo de la Plaza de Colón.

La Plaza de Colón nunca fue un modelo de hermosura urbanística, esos simbólicas proas de piedra que son más arbitrarias que el signo lingüístico fueron bastante criticadas en sus comienzos. Pero bueno, una vez aceptadas e integradas en el paisaje, daban a la plaza un aire setentero bastante curioso.

En mi niñez, la Plaza se podría haber calificado de "zonilla verde". Sí, tenía césped, árboles, una fuente-cascada y un estanquito de apenas un pie (pero un pie pegado al suelo) de profundidad. Es cierto que la mitad de la plaza era de granito, pero bueno, se podía patinar o montar en bicicleta. Ah, se llamaba la Plaza de Colón porque Colón estaba sobre su pedestal, dominando la fuente cascada.

Con los años, los lumbreras del Ayuntamiento, en arrebatos separados en el tiempo, fueron devastando el paisaje: arrancaron el césped; sustituyeron la cascada cantarina, primero por metacrilato abombado y luego por una cascada plana e insonora y a veces iluminada que he de reconocer es bastante decente, pero que carece del encanto atronador de la original; colocaron una bandera patria que se puede ver en Murcia; bajaron a Colón de la Plaza y le dejaron a merced del tráfico rodado, pero se les olvidó el pedestal, que ahí sigue abandonado y absurdo; se dejaron la cabeza en sucesivas estrategias para echar a los patinadores y acróbatas bicicleteros (cosa que no han conseguido), a saber, cambio de adoquinado, alternancia de adoquinado, binivelación de los bordillos... les falta plantar pinchos, pero tiempo al tiempo.

Yo siempre sospeché que alguien tenía una fijación obsesiva por la plaza. Desde hace tiempo no tocaban nada, pero claro dejar de tocar las narices debe ser duro, así que ahora, jorobado el suelo, se lanzan a dar la matraca con el subsuelo.

La ultima originalidad sin sentido es quitarle al teatro el nombre que le dieron hace algunos años. Desde hace meses se viene hablando de que el Teatro Fernán Gómez, al que rebautizaron así tras el fallecimiento del actor en 2007, perdería ese nombre homenaje. Me pregunto yo qué absurdo asociacionismo de "memoria histórica" puede despertar Don Fernando para arrebatarle esa muestra de cariño madrileña.

Méritos para cualquier homenaje no le faltan a nuestro galán pelirrojo. Actor y director de cine y de teatro, escritor, guionista y miembro de la Real Academia. En nombre de Don Mendo o de aquel Pedro al que su novia -Analía Gadé- le repetía sin descanso "estudia, Pedro, estudia" con su cantarín acento argentino, yo pregunto: ¿A quién se le ha ocurrido semejante despropósito? ¿Qué lo provoca? ¿Es animadversión hacia el actor o simplemente es producto de esa fijación urbanística con la Plaza de Colón? No sé, no sé, no puedo daros respuesta...

Solo sé que esta tarde, a través de Facebook, donde han colgado la foto, me he enterado de que unos operarios estaban desmontando el FERNAN GÓMEZ que lucía sobre la cascada, mirando a Génova (será que a alguien le duele ver ese nombre). Yo, en plan Santo Tomás, he decidido bajar del metro unas paradas antes, para comprobarlo con mis propios ojos y era cierto, han quitado las letras que miraban a Génova. He de deciros que, como demuestra la foto que os adjunto, las letras del lateral que mira a Goya permanecen, ¿hasta cuando?

No lo sé, solo puedo decir, parafraseando a nuestro genial académico: ¡Vaya usted... a la mieeeerrrrrdaaaa!




lunes, 18 de noviembre de 2013

Una cena y un divorcio


Cena con amigos y El divorcio de Fígaro

Este ha sido un fin de semana frente a las tablas, las tablas del teatro. Sí, el sábado, premeditadamente, me acerqué a El Sol de York a ver una cena entre amigos. En realidad era el fin de muchas cenas entre amigos, asistí al derrumbe de una relación a cuatro. Dos parejas que han crecido juntas: se han casado con poco tiempo de diferencia, incluso los primeros presentaron a los segundos; han tenido sus hijos casi al mismo tiempo; y se han tenido por los mejores amigos durante años, se supone que lo saben todo de todos.

Pero este equilibrio se rompe el día que una de las parejas decide separarse porque uno de los maridos se ha enamorado de otra mujer. Nadie lo entiende, tres se sienten engañados, uno se siente incomprendido. Todos se replantean su vida. Los supervivientes se miran y remiran, buscando o descubriendo también cambios en ellos.

Y el domingo, el domingo la fortuna me sonrió de nuevo y me encontré en la butaca 4 de la fila 2. Teatro Fernán Gómez (Fernán Gomez por los siglos de los siglos, alcaldesa), escenario central, a pie de butacas, rodeado por estas en tres de sus lados y al fondo el foro. Dos parejas también, por una parte los Condes de Almaviva, que avanzan por el bosque después de perderlo todo, casi arrastrados, protegidos y salvados por la otra pareja, la que forman sus dos criados, Fígaro y Susana.

Aquí también su mundo se les ha desmoronado. Los condes, que se niegan a aceptar ese derrumbamiento y sueñan con poder mantener sus antiguos privilegios y la pareja de criados, que por iniciativa de Fígaro, decide romper con esos lazos y afrontar la situación de una manera más realista. ¿Lo conseguirán o hay cosas que no cambian, o que uno no puede cambiar porque forman parte de él mismo, como la tierra que lo vio nacer?

En este caso, los cuatro principales, están rodeados por multitud de personajes. En total, si no me equivoco, llegan a veintiuno, interpretados con acierto, dinamismo, y mucha versatilidad por tan solo siete actores. Muy buenos todos, por cierto.

Una tarde mágica, como anécdota os contaré que tras la función me encontré al conde relatando a un grupo de amigos que la obra, adaptada y dirigida por Alfonso Lara -que, además, interpreta a Fígaro- es original de Ödön von Horváth, un dramaturgo y novelista austrohúngaro de primera mitad del siglo XX, en cuyas obras los bosques son un elemento recurrente, lo que resulta más interesante si sabes que el pobre hombre murió alcanzado por un rayo en plenos Campos Elíseos.

No os las perdais, en ambos casos disfrutaréis de la originalidad de la escenografía, de temas muy humanos y de una buena función. Si compráis por internet las entradas, veréis teatro a precio de cine o incluso más barato, que la crisis no sea la excusa.

El divorcio de Fígaro. Hasta el 1 de diciembre en el Teatro Fernán Gómez (Plaza de Colón). De Miércoles a sábado a las 20:30 y el domingo a las 19:30.

Cena con amigos. También hasta el 1 de diciembre en El Sol de York (Arapiles, 16). De jueves a sábado a las 20:30 y el domingo a las 19:00.

jueves, 14 de noviembre de 2013

IV Concurso El Balcón, dándolo todo


Sí, ya estaba tardando, estamos a solo nueve días del CUARTO ANIVERSARIO de El Balcón. Y de nuevo, a pesar de la poca acogida de los años precedentes, me animo a proponeros un concurso. Llevo semanas pensando en los premios, pensé en encargarle unos dibujos a MLM y decorar unos bonitos marcos-imanes que compré en el Tiger. Pero cuando abrí la caja que había comprado hace tiempo, me di cuenta de que el espacio para dibujar era muy reducido. No es que haya descartado la idea, pero no lo veo claro.

Así que me lanzo a la piscina y os propongo algo indeterminado y difuso, en definitiva nada demasiado ajeno a mí; ya os he confesado cientos de veces que soy multidisciplinar, cambiante y pelín dispersa. Y después de esta explicación me lanzo a ello.

¿En qué consiste el concurso? Estilo libre, os animo a que me envieis algo, una foto, un relato, una frase, un comentario, una tarjeta de felicitación, un pasquín incitando a la quema de El Balcón, un trocito de aire de las montañas, una ramita seca... Lo que sea, algo que penséis que me puede gustar, divertir y que además queráis compartir con nuestros lectores... No aseguro una gran audiencia, pero sí una audiencia amorosita.

¿En qué consiste el premio? Pues arreboladas de gratitud las habitantes de El Balcón, que como ya habréis observado si nos seguís hace tiempo somos como la santísima trinidad, tres en una, haremos lo propio y nos dejaremos el cerebro y el alma por devolveros el regalo y daros una sorpresa.

Es un gran reto en ambos sentidos. Me gusta. ¿Os animais? No tenemos mucho tiempo, pero hasta final de mes os invito a sorprendernos. ¡Me haríais tan feliz! Venga, vaaaaa...

lunes, 11 de noviembre de 2013

Esposa y sumisa


Sentado sobre su cama, la cabeza gacha y las manos entrelazadas, Don Francisco, el párroco de Redondilla, mira sin ver el rastro de luz que avanza sobre las losetas de la celda. Está amaneciendo y él ha dormido apenas una hora. No sabe cuanto tiempo lleva en esa postura, pero algo le impulsó, en determinado momento de la noche a erguirse, bajar los pies al frío suelo y permanecer así, durante horas. Intentó rezar, pero en su cabeza no dejaba de dar vueltas la absurda situación en la que se ha visto envuelto estos últimos días. Absorto en esos pensamientos que giran y giran se le ha pasado la noche y el momento se acerca.

Él, que siempre se ha mantenido en la sombra, disfrutando de la vida sencilla del pequeño pueblo en el que ejerce desde que salió del seminario. Comprensivo, afable, conocido y querido por los escasos cien habitantes del municipio, a la mayoría de los cuales ha bautizado, dado la primera comunión o casado. Respetado y apreciado por todos, incluso por los que no han pisado la pequeña iglesia ni para ver el retablo románico que es el mayor tesoro de Redondilla.

¿Por qué habría querido sacar los pies del tiesto? Él, que ha sido siempre modesto y discreto, que solo se ha relacionado con sus superiores cuando ha sido absolutamente imprescindible. ¿Por qué ese rapto de originalidad a esas alturas? Debió ser la emoción del viaje a Roma, mezclada con el contagio de la fiebre del divorcio que arremetió a las mujeres de la aldea estos últimos años.

Ese paseo por la capital Italiana, la alegría desbordante de conocer al pontífice en persona, el intercambio de impresiones con otros colegas de la orden. Se sintió innovador, sí, descubrió la importancia de la búsqueda de soluciones en grupo y con su pobre italiano se asomó al escaparate de esa librería y vio aquel tomo inspirador, que figuraba entre los más vendidos del último mes.

Pensando en sus feligresas, no se le ocurrió otra cosa que realizar un informe y enviárselo a su obispo. No supo mucho más hasta que leyó en el periódico que la editorial del arzobispado ponía a la venta "Esposa y sumisa", un manual para reavivar los valores tradicionales del matrimonio cristiano. Ni una mención a su nombre, ni una carta del obispo, ni de cualquier otra autoridad eclesiástica, ni siquiera de la editorial para darle las gracias. Haciendo un esfuerzo, ocultó su orgullo herido y lejos de reclamar la autoría del descubrimiento hizo un examen de conciencia y decidió acatar que la humildad y el anonimato tenían que seguir siendo los pilares de su vida.

Y así hubiera quedado todo si aquellas demoniacas feministas de la ciudad se hubieran quedado calladas. Dos meses después, con mucha sorna y mala idea, una periodistas liberal, atea y de mente sucia publicó un ensayo titulado: "Las perversiones sadomasoquistas de la pacata esposa y sumisa" que partiendo del inocente libro que él importó desde Roma en su casta maleta, le daba vueltas retorcidas hasta enlodarlo de sexo y prácticas prohibidas, pero con tanto buen hacer y tan buena maña que parecía quedar demostrado que el mismo libro original era un manual encubierto de BDSM.

Entonces sí se acordaron de él en el obispado, estaba claro que a alguien le iban a cargar la cruz y Don Francisco, ojeroso, con barba de varios días y el ánimo por los suelos, cual cordero que conoce su suerte, rogaba por estar a la altura de su injusta penitencia.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Adolescentes


Estos días, por motivos académicos y por azares del entorno, los adolescentes se han convertido en uno de los temas que ocupan mi atención. La reflexión se me hizo más presente tras ver un capítulo de redes dedicado a ellos.

La idea es la siguiente, resulta paradójico que a los adultos se nos pongan los pelos de punta cuando hablamos de los adolescentes. Mis amigos con hijos miran con preocupación hacia el momento en que sus niños empezarán a convertirse en seres extrañísimos que harán cosas incomprensibles y con los que será difícil comunicarse. ¡Verás cuando sean adolescentes!, es una frase horrible que desde hoy espero desterrar de mi vocabulario para siempre. Es como si la adolescencia fuera algo negativo que esperamos pase cuanto antes para asegurarnos que han sobrevivido al naufragio.

Botellón, drogas, sexo, irreflexión, torpeza, edad del pavo, rebeldía, mutismo... y un millón de preocupaciones que se nos suben a la cabeza cuando hablamos de ellos. Por eso me gustó el enfoque de Redes, desde el principio se deja claro que la adolescencia es un periodo clave en nuestras vidas, exclusivo de nuestra especia, la adolescencia es precisamente lo que nos hace humanos.

No es raro que los adultos veamos el "infierno" adolescente, todos recordamos situaciones y reacciones absurdas en nuestra propia experiencia adolescente, quizás fuimos: demasiado tímidos, demasiado impulsivos, demasiado inadecuados, demasiado cualquier cosa en algún momento. Pero aprendimos de ello, lo superamos, nos hicimos... y además también fuimos entusiastas, alegres, solidarios a tope, responsables cuando hizo falta, creativos, leales, valientes, luchadores, idealistas...

Pienso que esa preocupación en torno a los adolescentes es sobre todo fruto de nuestro miedo de no estar a la altura de lo que necesitan de nosotros. Nos gustaría poder ayudarles a que aprendieran a gestionarse de una manera mejor de como lo hicimos nosotros. Generaciones que nos vimos lanzados al vacío sin ayuda de una educación emocional eficaz  y que aún seguimos buscando "el libro de instrucciones" de nosotros mismos.

Desde luego hay herramientas para ayudarles, el problema es saber si son las adecuadas, bueno, pues nos toca currar o, mejor, jugar. Mi propuesta es la siguiente, juguemos a entenderles, disfrutemos de ese lindo proceso que están viviendo los adolescentes que nos rodean, intentemos acceder a ellos, sin invadirles, claro, respetemos su autonomía y su valor como personas. Aprendamos de ellos.

Y como dato genial os diré que nuestros chicos, de momento y hasta que los estudiosos hagan otra subdivisión, entran en lo que se ha decidido denominar Generación Einstein. Ésta incluye a todos los nacidos de 1988 en adelante, son los nativos digitales y poseen un nuevo esquema de pensamiento, son dueños del pensamiento digital (otro tema apasionante). Pues bien, según Jeroen Boschma, autor del libro Generación de Einstein: inteligentes, sociales y superfast, son, además de más rápidos, más listos y más sociales, la primera generación tras la 2ª guerra mundial que se identifica con valores positivos: sociabilidad, cooperación, inteligencia e implicación, entre otros.

Así que, respetémosles, hablemos bien de ellos, acerquémonos, aprendamos y disfrutemos de ellos. Como termina diciendo el capítulo de redes: "Adolescentes, os necesitamos", lindo ¿no?

Y no olviden que la que les habla lo hace desde su visión de mirona de a pie.