Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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sábado, 27 de julio de 2013

Un plan parfait


Hay días que se tuercen las cosas. Tenías planeado hacer algo y todo se trastoca. El calor te aturde, te envuelve, te atosiga. Cortas una conversación que no lleva a ningún lado y como no sabes como darle forma (hay que trabajar más la comunicación no violenta, te dices) la suavizas, cruzas los dedos y la dejas reposar y a ver qué pasa. Respiras hondo. Te acuerdas que no se puede tener todo controlado y desde luego tienes muy claro que no vas a tirar al suelo tu entrenamiento positivista. Así que te yergues, te das una ducha reparadora, te vistes y te vas contigo misma a ver una película francesa. ¡Un plan farfait!

Eso mismo hice ayer por la tarde. Llévame a la luna, qué casualidad que en francés se llame Un plan parfait, me sacó de mi tarde agobiante, me permitió un encuentro conmigo misma y me dejó muy buen sabor de boca. No las tenía todas conmigo, el argumento anunciaba comedieta romántica, lo que quiere decir que nunca se sabe. Una dentista que convive desde hace años con el hombre de su vida teme casarse con él, pues en su familia el primer matrimonio siempre falla. Para luchar contra la maldición decide pagar a alguien para casarse y divorciarse previamente, pero las cosas se complican un poco.

Es cierto que el resultado no es un peliculón, pero la historia está llevada con mucho ingenio, no cae en la ñoñería en ningún momento y tiene golpes muy buenos. Así que el resultado es una película muy viva, divertida, con diálogos ágiles y bastante bien hecha. Justo lo que necesitaba.

Un buen final, ¡en français!, para un día de altibajos. Y encima hoy amanece primavera, cositas que me ponen de buen humor.

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