Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

jueves, 19 de noviembre de 2020

El misterio de la administración fantasma


Hace unos días me propuse escribir solo sobre cosas luminosas. ¿Cómo me voy a asomar al balcón a hablar de grises? No me apetece ejercer de indignada, ni de defraudada, ay, no me apetece. Y desde hace tres días, me asomo, introduzco mi clave, escribo tres, cuatro líneas y borro. Intento hablar de otras cosas, pero no me sale. Y es que creo que hay algo que tengo que soltar.

Ya estoy harta de blablabla alrededor del Covid, que si Covid por aquí, que si Covid por allá, que si la vacuna, que si confinamientos sí, que si confinamientos no; que si presupuestos por arriba, presupuestos por abajo, que también tendrá su importancia, vale; que si este pacto sí, que si ese no, que viene el coco, que digo yo que si hay un partido legalizado será legal o ¿de qué va esto? Que bueno, mira, que para mí eso es ruido blablablaba. Que sí, que tenemos una pandemia encima, que hay que atajarla, pero tampoco se pueden dejar desatendidos muchos asuntos derivados de esta situación, que son los que atañen directamente al día a día de los ciudadanos. 

Porque a lo mejor, como me pasaba a mí hace unos meses, tu vida no ha cambiado demasiado este último año. Teletrabajas, ves a menos gente, llevas mascarilla, etc. Pero quizás, en este tiempo no has tenido que hacer uso de los servicios públicos. ¡Qué afortunado eres!

Ahora, si por casualidad, y por poner un ejemplo ficticio que se me ocurre ahora, dejaste un trabajo fijo para cubrir una baja de profesora en la educación pública, pero ay, que se equivocaron, y supertere, la funcionaria sheriff, que vela porque a los periodistas delincuentes como tú no se les ocurra enseñar lengua a los alumnos de secundaria, que están mejor sin profesora que contigo, ¿periodista dices?, ¡quita bicho! Bueno, que digo que si por casualidad te ha pasado eso y quieres poner una reclamación, o escribir al ministerio para pedir que por favor enmienden la cagada de 2010, o más urgente aún, necesitas que te reconozcan la prestación por desempleo. Entonces échate a temblar, o a esperar en la incertidumbre de saber si pulsaste o no la opción correcta, o a decirte que cada vez estás más convencida de que la gestión en este país -no sé en el resto, a mi me ha tocado este- es muy, pero que muy poco resolutiva.

Por mucho que las redes nos estén salvando, por mucho que se pueda recurrir al teletrabajo, hace falta que el que está detrás del terminal sea más accesible. La administración se ha refugiado en citas previas, en solicitudes telemáticas (si no tienes certificado y firma electrónica, date por desaparecido), alguien ha debido cortar las líneas telefónicas tradicionales, los formularios de información vía web se pierden en la nada, y el ciudadano se ha quedado huérfano. Del vuelva usted mañana, que os prometo que ya estaba erradicado, porque antes de todo esto la comunicación con la administración era bastante ágil -hablo desde mi experiencia- se ha pasado al ¿hay alguien ahí

Y sí, hay muchos frentes que cubrir y muchos fuegos que apagar, pero hacen falta más recursos, más agilidad, más trato humano para los trámites del día a día, porque el atasco administrativa se irá haciendo más y más grande cuando más falta hace que todo fluya. Cuando votamos, delegamos, confiamos en que elegimos gestores que nos facilitarán la vida, no estamos sacando una entrada para un espectáculo circense, ni para un partido de fútbol. Para algunos de nosotros esperar a que la administración fantasma se manifieste quizás no se convierta en una cuestión de urgencia vital inmediata, pero yo pienso en todas aquellas familias que están en situación de verdadera emergencia y me llevo las manos, no a la cabeza, sino al corazón y tiemblo.

Y que me perdonen todos los funcionarios de buena voluntad y trabajo ágil, que seguro que son mayoría, que no es a ellos a quien pido responsabilidades, sino a esos señores y señoras que se pasan horas tirándose los trastos a la cabeza en los diferentes hemiciclos de este país, ay, qué penita, mare.

Y para la próxima, prometo ser luminosa, supervitaminarme y supermineralizarme.



jueves, 5 de noviembre de 2020

Sin sentido

Una vez fui a una bruja: "tienes energía de otoño, pero tú eres más de primavera", me dijo. Esta mañana paseaba pisando hojas urbanas, hace un par de días pisaba hojas rurales, me encanta el otoño, no creo que su energía desmerezca frente a la de la primavera. "El otoño es la primavera del invierno" leí el otro día ya no sé ni dónde. "Se está mejor en casa que en ningún sitio" decía Dorothy, allí mi casa es una chimenea, aquí se me cae la casa encima. No es cuestión de energía estacional, es cuestión de energía interna, de si se mueve en flujo centrípeto o expansivo. Un día es un día, pero puede ser más largo o más corto, en un mes se te vuelca y revuelca la vida, de la tranquilidad a la emoción a la resignación... 

Resignación, no creo que comprenda el significado de esa lexía. 

De brujas a burbujas, terrazas, redes sociales, contactos virtuales, distancia, vive el presente, quizás el futuro nos traiga un algo de pasado, esperemos. Esperemos no acabar europeizados en lo menos adecuado, europeicemos todo, menos el saludo, guardadlos, algún día podremos explotar en besos y en abrazos, ojalá también en palabras. Palabras saltarinas, vivas, directas, unívocas, que desenladrillen los nudos de la garganta, como trabalenguas, llamemos a los desenladrilladores, a los tres tristes tigres, al bueno de Pablito con su clavito y a quién haga falta. Mientras tanto danzaremos digitalmente sobre el teclado, en aquelarre absurdo y descerebrado; relaja las neuronas.

Significante, significado, sentido. Esto no tiene mucho sentido, al menos aparentemente, como muchas otras cosas. C'est la vie.

Más de un mes de silencio. El sentido tal vez sea extrínseco, acabamos de igualar el número de post de 2014 y subiendo.