Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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jueves, 24 de octubre de 2013

Todas las mujeres


Ayer me fui a la fiesta del cine. No había mucha cola, pero la sala de la película que queríamos ver estaba ya llena. Teníamos dos opciones y le dejé a mi acompañante, la cuarta parte de mi cinefórum habitual, que escogiera. Optó por Todas las mujeres, una española de la que no habíamos oído hablar, y eligió bien.

Me encantó. Es la historia de un tipo inmaduro y egocéntrico que se mete en un berenjenal de lo más tonto y en lugar de hacerle frente y buscar la solución más lógica, le da vueltas y más vueltas a la situación para intentar librarse de ella con la mayor impunidad, aunque tenga que mentir e implicar a quién haga falta para salir bien parado.

El protagonista, Nacho el veterinario (interpretado por Alejandro Hernández), es lo que mi amiga C. define con la palabra "pirata". Sí, Nacho es un auténtico pirata. Mentiroso, egoísta y seductor, y esto no quiere decir que sea un tipo cañón, la verdad que representa casi una década más de los cuarenta y tres años que quiere aparentar (y con esto les lanzo un piropo a todos mis amigos que rondan la edad, estáis muchísimo mejor, con diferencia).

A pesar de todo, Nacho es el típico seductor, acostumbrado a utilizar su papel de víctima para despertar la compasión de las mujeres que tiene alrededor. (Uso la palabra típico y quizás sea injusta, pero creo que la mayoría de las mujeres conoce a alguno así, y quizás también sea injusta, porque también habrá mujeres que jueguen sus cartas en ese sentido, perdonadme todas las injusticias cometidas. ¡Hoy me estoy pasando con los paréntesis!) Lo que pasa es que esas mujeres, o ya le tienen calado, o le encuentran en un estado en que el morro que tiene el tío es ya demasiado evidente.

El personaje domina la película, llega un momento en que resulta incluso un poco agobiante, y un poco claustrofóbico, estar escuchando sus argumentos. Pero en el fondo tiene su gracia. Como todo seductor de este tipo, tiene un punto cómico y un cierto aire de desvalido, la gran baza del seductor victimista consiste en despertar ese instinto de protección que tenemos las mujeres. Sabes que es un mentiroso, que actúa de forma egoísta, pero a pesar de todo sigues ahí porque es un tío encantador y cariñoso que sería perfecto si aprendiera a actuar de otra manera. Sí, tiene un lado oscuro, pero es que también tiene otro lado genial. ¿Os ha ocurrido alguna vez?

Además de que la historia y el personaje me parecen geniales, creo que toca un tema bastante humano, la peli está muy bien hecha. Si supiera más de técnicas cinematográfica me explicaría mejor, pero para intentar hacerme entender os diré que la imagen tiene un cierto toque de documental, una imagen más realista y menos "technicolor" que las pelis más comerciales. Acabo de leer en el resumen de los Renoir que el origen de la película fue una serie de televisión, quizás a eso se deba el tipo de imagen elegida.

La estructura es original, en ningún momento hay más de dos personajes en escena. Los actores son muy buenos y además hablan de una forma natural, cosa bastante de agradecer en el cine nacional de los últimos tiempos.

Así que sí, si queréis ver una buena película española id a ver Todas las mujeres, y luego me contáis. ¡Espero que la disfrutéis!

domingo, 20 de octubre de 2013

Ser feliz


El otro día, en una reunión en la que nos teníamos que presentar, esta petulante frase salió de mi boca: "Este año he aprendido a ser feliz." Puede parecer presuntuoso, pero os prometo que es verdad.

Los que no me conocéis pensaréis, mira que lista seguro que las cosas te van de fábula y no tienes problemas de verdad; y puede que tengáis razón, no puedo asegurar que de inclinarse la balanza hacia lo negativo siguiese pensando igual, pero lo intentaría. Los que me conocéis sabéis que todavía hay muchas cosas, de las que se consideran esenciales, que faltan en mi vida: un lugar, un trabajo, una relación estable, dinerito, tranquilidad... desde luego, sigo aspirando a completar esos huecos. En ese sentido mi vida no ha cambiado demasiado en los últimos tiempos.

Pero sí ha cambiado algo fundamental. Mi forma de ver y enfrentarme a las cosas. Me he quitado mochilas, culpas, exigencias... y estoy tranquila y, sí, feliz. No os puedo dar la receta, no la poseo y todavía me queda muchísimo que aprender. Pero estas son algunas de las cosas que procuro hacer últimamente.

Lo primero de todo, vivir en positivo el 99% del día. No es difícil, se comienza haciendo un ejercicio y acaba convirtiéndose en un hábito. Empiezas poco a poco: que un día te levantas con el humor torcido, pues abres la ventana y saludas al sol o das gracias por la lluvia que tanta falta hace, o simplemente te acuerdas de la sonrisa de uno de tus sobrinos. ¡Funciona! Tiempo después te das cuenta que te has pasado al lado luminoso. ¡Adios, Darth Vader!

Después, asumir que eres tú la que eliges como te afectan las cosas o las personas. Es el punto de partida para empezar a gestionar las situaciones, está claro que es difícil y no siempre se da con la clave para encontrar una solución satisfactoria, pero ser consciente de ello ayuda bastante a aliviar los enfados, la tristeza, la frustración...

Ser tú, por encima de todo. Actuar de acuerdo con lo que piensas y con lo que crees. Olvidar los qué pensarán o qué dirán. Escuchar las opiniones de los demás, pero no dejar que invaliden las tuyas por principio.

Eliminar la sensación de fracaso. Cada vivencia es un aprendizaje y volver a levantarse aumenta tu poder, tu determinación y te deja claro que cuando te caes te puedes levantar.

Dar, por el simple placer de dar, sin esperar nada a cambio y en la medida que te salga del corazón. Una práctica que genera una energía que mueve montañas. Estoy segura.

Y lo más difícil. Aprender a respetar al otro, no esperar que cambie, intentar entender su visión de las cosas. Eso no quiere decir que tengas que someterte a sus designios, sino calibrar hasta donde te conviene o no te conviene lo que te dan y lo que te niegan.

Esto no quiere decir que me haya convertido en un modelo de perfección, para nada, vivo en el intento, creo que mejorando. Al menos me funciona la mayor parte del tiempo.

Seguro que se me olvida algo, si me acuerdo lo compartiré. Buena semana a todos.


viernes, 18 de octubre de 2013

Profesores


Ayer acabamos de conocer a todos nuestros profesores. Hay de todo, como en todas partes. Soy una defensora de la figura del profesor y confío en que una abrumadora mayoría hacen su trabajo con ilusión, intentando dar lo mejor de si para que sus alumnos se entusiasmen y aprendan. Está claro que unos lo consiguen y otros no, depende de sus capacidades y su pasión por la materia impartida.

También es cierto que otros son personas apáticas, que están ahí delante porque no les queda más remedio y se pegan a la fotocopia que tienen delante para leerla con una desgana mortal, que duerme hasta a las moscas, y a ellos mismos. Tengo uno de esos, sí, da pavor confesarlo... y, además, en la asignatura que más prometía. La creación de textos en manos de un robot. Dan ganas de llorar y desde luego da para un buen debate sobre el daño que hacen estos dinosaurios en los niveles iniciales del sistema educativo, es patético encontrarte algo así en un máster universitario, pero al menos el alumno a estas alturas ya tiene claro lo que busca y lo que quiere, no te van a frustrar, ni a cercenar a medio camino.

Pero no, no voy a hablar de eso, sino de todo lo contrario. Ayer conocí al profe de mi vida. Qué discurso, qué conceptos, qué puesta en escena. Recorrió, más que los temas, las raíces de nuestra idiosincracia, aquello que subyace y da forma a los textos de la literatura española y lo hizo sin usar ninguna terminología académica. La magia de la poesía bailaba en la clase. Nos contó, en modo cuentacuentos, como Salinas se enamoró de aquella americana pelirroja que abandonó su clase y como después, con menos de diez palabras, la enamoró a su vez. Una historia, más o menos trivial, pero detonador de La voz a ti debida.

Nos contó eso y cientos de cosas más, en un fluir ameno y nada denso. Además, tiene un truco, emplea una táctica que nunca había visto y me resultó muy curiosa y eficaz. Nos habla en singular, como si la clase estuviera dirigida a cada uno de nosotros, directamente. ¡Qué listo, qué cuidadoso, qué poético!

Su método de trabajo se anuncia apasionante. Nos va a ir regalando textos, para leer, para evocar, para reflexionar, para comentar. Nos propondrá trabajos creativos. Vamos a profundizar en la literatura jugando con ella, que es lo que hay que hacer. Por favor, ¿no es perfecto?

Os juro que varias veces los pelillos de mis brazos se me erizaron, y con los restos de mi fantasía adolescente -que son muchos, lo reconozco- me acordaba de aquella imagen inicial de Indiana Jones, cuando la alumna cierra los ojos y en sus párpados se lee I LOVE      YOU.

Subidón académicoemociointelectual.

martes, 15 de octubre de 2013

Ayer soñé que volvía a Manderley...


En realidad, no recuerdo lo que soñé ayer. La verdad es que ayer volví a la Universidad, un montón de años después, no voy a confesar cuantos, aunque supongo que lo sabéis u os hacéis una idea.

Volví con ilusión, con la mente abierta, con muchas ganas de aprender y disfrutar. Creo recordar que la primera vez que pisé las aulas de la Complutense, en aquella época remota, esas sensaciones también bullían en mí, pero de una forma totalmente diferente. Echando la vista atrás sé que la idea de la diversión continua, el miedo a lo desconocido, el desconcierto ante lo nuevo, la expectativa de nuevas amistades, la relativa sensación de libertad, cada vez más grande, varias asignaturas que no sabías muy bien en que consistían y ese empeño de teorizarlo todo, eran algunos de los elementos que se entremezclaban y daban forma a mi estado de ánimo en aquel momento. Pero tampoco es cuestión de realizarse un análisis psicológico o emocional retrospectivo, volvamos al presente.

Lo que pretendía con este post era compartir con vosotros la maravillosa sensación de encontrarte ante un itinerario de aprendizaje elegido, con unas asignaturas de nombre y contenido que te abren los sentidos y una meta concreta en el horizonte. Lengua y literatura, didáctica, adolescentes, transmisión de conocimiento, vehículo de aprendizaje, adaptación a los nuevos tiempos, puente entre el pensamiento analógico y el pensamiento digital (en realidad este es un concepto que surge de una pequeña charla maravillosa a la que asistí el otro día), comunicación, palabras, juego, escritura... son algunos de los términos que surgen en una tormenta de ideas improvisada a la que me lleva el maravilloso estado emocional de comienzo de aventura en el que ahora me encuentro.

No soy de las que dicen que les gustaría volver a una época anterior con los conocimientos de ahora. La dinámica prueba-error es necesaria para evolucionar. También es necesario vivir ciertas experiencias desde la inocencia o la falta de recursos, te ayuda a crearlos. Pero es cierto que a mayor experiencia, mayor provecho. También creo que siempre queda mucho por descubrir, con lo cual la ignorancia, o semi-ignorancia, siempre está ahí presente. ¡Vaya bucle en el que me he metido! Quiero aclarar que más que un bucle, es una espiral.

Todo esto es para declarar que me felicito por todo el camino recorrido. Tal vez hago esto más tarde de lo que hubiera podido o debido hacerlo, pero sé que toda mi experiencia anterior, todo mi esquema mental actual, todas las horas dedicadas al estudio y la formación y también al autoconocimiento son un punto a mi favor. Además de aprender, voy a disfrutar y os aseguro que no hay nada más bonito que disfrutar aprendiendo. ¡A mí me pone!

viernes, 4 de octubre de 2013

Sonrisas


¡Feliz día de la sonrisa!

Hoy me he levantado y una amiga, a través de Facebook me ha recordado que era el día de la sonrisa, algo que ya oí ayer en las noticias televisadas. Me he acordado de ello varias veces a lo largo del día, e incluso estaba pensando en marcarme un nuevo Visual Thinking en torno a la sonrisa.

Sin embargo, acabo de ver un vídeo de menudos corazones, que otra amiga, a través de Facebook ha compartido. Un poco después he visto, también en Facebook (sí, soy un poco adicta al caralibro), a través de Pelones Peleones, que Alvarito, el pequeño espartano (como le llamaba su tía hace poco en una carta) del que hace unas semanas tenía noticias a través de mi muro y que ya se había instalado un poquito en mi corazón, se ha ido hoy para siempre después de luchar mucho.

Y entonces he pensado que qué mejor día para dedicarles un post a esos pequeños luchadores que se enfrentan día a día a su enfermedad con una sonrisa en la boca, el cariño de los que le rodean y una fuerza muy grande, ejemplo para muchos adultos que somos capaces de derrumbarnos en un segundo ante la más mínima adversidad. Así que este post va por esas sonrisas sinceras y valientes que veo día a día en mi muro y que son la más clara muestra de la fuerza de una sonrisa, y ahora os dejo con el vídeo-cuento de Menudos Corazones, para que os vayáis con una sonrisa a la cama:


martes, 1 de octubre de 2013

Buenos días, otoño


Llevo varios días intentando dar la entrada oficial al Otoño desde mi balcón. Soy fan de las "interestaciones", parece que Verano e Invierno se llevan la palma en nuestros calendarios y que Primavera y Otoño son solo estaciones de paso.

Pero a mí me privan. Por fin llegó Otoño, con su media luz y su toquecillo de melancolía. Como llegó así, un poco a la chita callando, sus temperaturas son aún un lujo, parecía que se iba a limitar a ponerme una chaqueta sobre los hombros y a encerrar mis díscolos pies en unas bailarinas.

Ilusa de mí, Otoño ha llegado con la Caja de Pandora entre sus brazos y por arte de birlibirloque ha ido introduciendo la sensación de incertidumbre, el augurio de nuevos tiempos y el olor de los cambios en mi organismo. Y éste, claro, pues no le hace ascos.

Toda mi planificación de hace una semana vuelve a estar por los suelos, las cartas de la fortuna no atinan a encontrar un orden lógico, el mazo se autobaraja (le hago caso a la RAE y me adapto al español, pero me gusta más la versión méjico-cubana, barajea, si es que me sale el mariachi y el son cubano por los poritos de la piel) y una cierta inquietud se ha ubicado en mi garganta. Hacia arriba se despliega en forma de embudo a lo largo de mi cabeza y hacia abajo desciende en línea recta hasta la boca de mi estómago.

Mi angustia, lejos de angustiarme, me avisa, me anima a coger fuerzas, hacerle frente, coger carrerilla y saltar. ¿Será que he aprendido a escucharme? One step more...