Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

domingo, 28 de abril de 2013

El misterio de la lechuga. Parte V. Entre panes.


Ya cerca de la puerta, Mel recorre la habitación con la linterna. Es una especie de almacén de trastos. En una esquina, colgada de un perchero medio roto hay una chaqueta térmica de color rojo sucio que da asco, en cuya espalda pone Freezzingpoint. Se acerca, la agarra y regresa deslumbrándome con la linterna.

Toma, ponte esto.
Obedezco.
Dios, Mel, huele a choto que tira para atrás.
Pues es lo único que hay y no vas a ir por los pasillos con el pantalón todo ajustado y tu pandero ritmoso, no quiero que todo el mundo se nos quede mirando. Entre eso y tu tembleque friolero, antes de avanzar tres pasos nos veríamos rodeadas.
Pues no te preocupes, que con esto encima no se nos va a acercar ni el tato. Le digo mientras me lo pongo. Lo sé, es asqueroso, pero es cierto que el frío extremo me hace temblar. A no ser que tenga un Mario Picazo a mi lado, claro. Me sonrío, los Mario son mi perdición, tanto en mi lado espiritual e intelectual como en el abruptamente terrenal, lo reconozco. El pensamiento positivo me hace olvidarme del olor, por un momento, claro. Lo que no sé es por qué no me avisaste o metiste otro forro polar para mí.
Maru, una no puede estar en todo. Me contesta con su tono de ordeno y mando.

Me callo, tampoco me apetece enzarzarme con ella en una conversación de Perogrullo en mitad de un allanamiento ilegal.

Mel sube una ceja en señal de advertencia y abre la puerta. Ya me imagino recorriendo el pasillo en plan comando de asalto. Pegadas a las paredes y repartiendo patadas de Karate a la vuelta de cada recodo.

Pero, para mi alivio o desilusión, el pasillo está despejado. De vez en cuando nos cruzamos con afanosos trabajadores que empujan palés, hablan de fútbol o acarrean cajas. Cuando les vemos Mel hace que mira unos papeles que lleva en la mano y me dice cosas absurdas: Ahora vamos al tres y nos ponemos con lo de Plaza de Castilla.

Yo pongo cara de comprenderlo todo y asiento como si fuera la subjefa de logística más hábil y eficaz del mundo. Ya me veo siendo la empleada del mes, sonriendo a la cámara con mi chaqueta térmica roja y un gesto pro-empresa que me valdrá un aumento de sueldo. Lo malo es que la visión me hace recordar el olor a choto de mi asquerosa chaqueta. Vuelvo a pensar en Mario saliendo de la sauna finlandesa.

Al fin llegamos a una sala-vestíbulo grande y llena de estanterías abarrotadas de pan envasado de todo tipo: Pan de molde, tostado, picos, molletes, barritas...

Vamos a llenar este carro, decide Mel.
¿Qué cojo?
Lo que se te ocurra. Toma haz que miras esta lista. Y me pasa un papel con lo que parece ser el material necesario para hacerle a su sobrina un traje de mujer pirata. Las ensaladas están tras la puerta verde. Por entre los paquetes de pan me señala una puerta al fondo de la sala.

Durante un rato nos afanamos en el absurdo juego de poner y quitar cosas en el carro, para parecer ocupadas pero sin que se nos acabe la coartada. Somos las nuevas Penélope, auténticas heroínas épicas.
Al cabo de unos quince minutos de ir y venir con el mismo paquete de molletes congelados en la mano vemos que una chica joven con bata blanca se acerca sospechosamente a la puerta. La abre y desaparece. Unos diez minutos después vuelve a salir con las manos vacías y los bolsillos hinchados.

La tenemos, dice Mel, vamos. Y comenzamos la persecución empujando el carro, en el que de un manotazo Mel ha volcado una pila de biscotes, ahora seguramente convertidos en papilla.

La chica recorre los pasillos hacia el fondo de la nave, tuerce en la última esquina y la vemos desaparecer escaleras abajo.

Maru, mira, hay un sótano, estoy segura que el pobre Churri está ahí amordazado. Vamos a bajar, espera. La veo desaparecer. Me quedo paralizada. ¡Me ha dejado sola!, en la boca del lobo. Me pongo a contar mientras vuelve. Voy a toda castaña, por los nervios. Así que cuando Mel vuelve, menos de un minuto después ya voy por 237. Suspiro con alivio, pero cuando veo que viene empuñando una pata de jamón y un lomo embuchado me entra la risa floja.

Toma y cállate, me regaña Mel entregándome el lomo. (¡Qué lista!) Sígueme, añade. Y armadas de esta guisa iniciamos el descenso a los infiernos...

lunes, 22 de abril de 2013

Agitar antes de usar


Hoy me fui yo conmigo misma a una de esas citas que me preparo yo sola. Hace unos días me encontré en facebook con el enlace a Ilustres 2003, miré mi agenda y elegí la primera conferencia. Pintaba bien, en la sinopsis de la misma se hablaba del peligro de automatizar ciertas tareas en nuestra vida cotidiana y que el resultado de ello suelo terminar en la basura (no perdáis de vista que estamos hablando de unas jornadas dirigidas a ilustradores).

Una no es ilustradora, y no voy a poner que sea mi pasión frustrada, no, voy a poner que una no es ilustradora todavía... porque nunca se sabe, no creo que nunca llegue a ser un Quentin Blake, pero si le pusiera empeño y un poquito de trabajo sé que podría ser Maruxiña Pinceles. Propósitos aparte, os diré que el mundo me fascina y que por mis manos han pasado desde mi más tierna infancia tebeos, cómics, libros ilustrados y demás cajitas de sorpresa. Y ya no me enrollo más sobre mí y la emoción que me produce disfrutar de cualquiera de esas Obras de Arte con mayúsculas, porque yo aquí he venido a hablar de mi conferencia.

Bueno, de "Agitar antes de usar", la conferencia de Juan Díez-Faes, ilustrador, diseñador, profesor, doctor (o casi) en creatividad y algunas cosas más, esa parte que no la he apuntado... y maestro en conferencias. Ese último título se lo otorgo yo, así de motu propio, porque a medida que la charla transcurría Juan nos iba explicando las partes de la misma y la razón de cada uno de sus elementos. Han sido dos charlas en una: como estructurar una conferencia, para que sea amena y divertida, y como ilustrar -yo lo amplío a vivir- con creatividad.

Juan nos ha presentado la creatividad como una manera de pensar. Y, entre otras cosas, nos ha hablado de los motivos por los que ser creativo. Primero porque es una obligación que nos lleva a querer aprender más, lo que implica estar motivados y nos hace más conscientes, con lo cual ganamos en calidad de vida, evitamos el aburrimiento y, en resumen, alcanzamos el objetivo principal: pasarlo bien.

¿Habéis visto qué secuencia lógica tan sencilla y tan evidente?

Otro refuerzo más a este proceso de reinvención en el que me hallo desde hace un tiempo. Algún día os hablaré de ese curso en el que paso mis mañanas desde hace más de un mes, pero dado que hoy ha sido el primer día de estas jornadas en torno a la ilustración y que todavía estáis a tiempo de pasaros por allí si el tema os interesa, aquí os dejo esta pildorita vital.

Y recordad, salid de casa y dejaros sorprender por alguno de estos regalos que nos ofrece el calendario cultural de la ciudad. ¡Hay todo un mundo ahí fuera esperando para sacaros de la rutina!


jueves, 18 de abril de 2013

El misterio de la lechuga IV: Allanamiento de nevera.


Freezzingpoint, esa es. Sigue. Aparca ahí, me dice Maru señalándome el más allá. Un sitio vacío, detrás de la última farola, cerca de unos contenedores y pegado a la valla que rodea el perímetro del polígono. A nuestra derecha, y como a unos cinco metros de distancia se encuentra el lateral de la nave de color azul, o eso parece, cuya fachada principal hemos pasado hace un momento.

Apaga las luces, ordena. Este es el plan, continúa con una cara de espía rusa que surgió del frío que me borra las ganas que me han entrado de cantarle "poligonera de mis amores" al estilo Raphael. Os juro que ahora mismo le haría competencia a la mismísima Lara Croft.

Tú te quedas aquí en el coche y te vas poniendo esto, me pasa uno de los pantalones y una de las camisetas negras de deporte que lleva en la bolsa. Cuando veas que ese pequeño ventanuco se abre, seré yo, te acercas con cuidado de que no te vean y te cuelas por él.

¿Has estado aquí antes? Le pregunto pasmada de que tan solo cuarenta y ocho horas sin noticias de su nuevo flirt le hayan dado tiempo para idear, explorar y maquinar un plan de asalto en toda regla.

Levanta la mano haciéndome ademán de que no es el momento de pedir explicaciones.

Esto es muy serio, Maru. Articula con voz de alto mandatario en una Cumbre de Paz mientras se baja del coche con un forro polar en la mano que ha cogido del asiento de atrás. Espera y actúa, no me defraudes.

Cierra la puerta, se pone el forro y camina decidida hacia la entrada. La veo girar la esquina y desaparecer. ¿Qué va a hacer? Dios mío, me la imagino abatiendo al vigilante con unas llaves de karate aprendidas en algún cursillo acelerado este medio día. Me lamento por no haber metido un blister de valerianas en el bolso. Fijo la vista en el ventanuco. Pasa un rato. Pasa otro rato. ¿No está tardando mucho? Tamborileo con los dedos en el volante. Oigo un ruido que proviene del contenedor, me giro nerviosa. Por favor, por favor, por favor, que no sea una rata. Imagino una rata gigante saltando hacia el coche y corriendo por el techo. Agggg. Tranquila Maru, las ratas no existen, sólo salen en los cuentos y en las películas de terror. Respiro hondo. Cierro los ojos. Me acuerdo que debo de vigilar el ventanuco. ¿Está abierto o cerrado? No veo nada. ¿Cabré por el ventanuco? Estos meses me he descuidado y he cogido algunos kilitos. ¿Te imaginas que me quedo ahí atrapada? Respiro hondo de nuevo, una, dos, tres veces... Escucho. No oigo ruidos en el techo. No hay ratas. Tengo que salir de aquí antes de que lleguen. Vuelvo a mirar el ventanuco. Me doy cuenta de que está muy alto. Decidido. Voy a salir...
Agarro una de las linternas de la bolsa. Me desplazo hacia el lado del copiloto, está más lejos de los contenedores. Miro hacia fuera y compruebo que no hay nadie. Bajo del coche. Cierro la puerta. Corro más rápido que Tom Cruise en sus películas (¿habéis visto lo rápido que corre?, pues yo más, os lo prometo).

Llego a la pared de la nave y me pego a ella. Miro a mi alrededor. A unos diez metros del ventanuco hacia la oscuridad total descubro una pila de bidones de cerveza abandonados. Me acerco a ellos pegada a la pared. Cuando llego a la pila de bidones busco el más fácil de liberar del apilamiento. Veo que el más lejano está aislado. Lo levanto. Afortunadamente está vacío. Aún así pesa un poco. Camino con el bidón delante mío, agarrándolo de las asas, la postura da a mi caminar una especie de devaneo pingüinil. Aún así consigo llegar a la altura del ventanuco sin depositar el bidón en el suelo en ningún momento. Lo apoyo. Me subo de pié encima suyo, aún no sé ni como. Me agarro cual ave carroñera al alfeizar del ventanuco, sin mirar al suelo. No me fío de mi vértigo ni a medio metro del suelo. Pego la cara al ventanuco, para ver si veo algo. Está asqueroso, no se ve nada.

A los dos minutos, es decir, unas quince respiraciones hondas, más o menos, veo una luz que se acerca. El ventanuco se abre. Vislumbro la cara de pánico de Mel que pega un salto hacia atrás, al tiempo que se le cae la linterna.

Joderrr Maru, grita susurrando mientras se levanta del suelo, recoge la linterna y se acerca a ayudarme.

¿Por qué has tardado tanto? Le digo mientras me precipito de cabeza al interior de una sala llena de estanterías. Cojons, qué frío hace aquí.

¡Baja la voz!. Me amonesta, susurrando, siempre susurrando. Me he tomado el café con unas chicas que me he cruzado cuando pasaba a la altura de la máquina.
¿Pero como has entrado?
Pues por la puerta.
¿Cómo por la puerta?
Por la puerta, he dicho buenas noches y he pasado, como si viniera a trabajar.
¿Y por qué puñetas entro yo por la ventana?
Joderrr Maru, porque no has sabido mentir en tu vida y no eres capaz de colarte ni en una jornada de puertas abiertas. Y ahora calla y deja de temblar...
Ya podías haberme dejado a mi también un forrito polar que esto parece una nevera.

Maru, esto es una nevera gigante, aquí guardan comida preparada. Me dice como si fuera estúpida por no saberlo. Estás hecha un asco, tienes la cara negra y toda la parte de detrás llena de polvo, concluye tras dar una vuelta a mi alrededor enfocándome con su linterna. Se pone a darme palmadas por la espalda y el trasero, para limpiar mi ropa o para vengarse del susto que le he pegado, quién puede saberlo.

Ahora me vas a seguir en silencio, sé dónde guardan las ensaladas. Me callo y obedezco. Que levante la mano el que se atreva a contrariar a Lara Croft en mitad de una misión.

martes, 16 de abril de 2013

Punto de referencia


Sigo viviendo a través de mi ombligo. Desde que me extirparon mis miedos, e imagino que aún durante un tiempo, mi punto de referencia se encuentra precisamente ahí, en mi tercer chakra. No es mala cosa, dado que se trata del centro del poder personal, la voluntad y las metas propias (más o menos), una tiene sus asignaturas pendientes en ese sentido.

Pero de lo que os quería hablar es de como cambia tu percepción del mundo según a donde estén apuntando tus sentidos. Ahora salgo a la calle y aunque soy consciente de que ha llegado el sol y que un espíritu de animosidad se extiende por la ciudad y sus habitantes, soy incapaz de caminar con mi añorado ritmo despreocupado.

Mi atención está puesta en el prójimo, pero no como fuente de información o estímulo de historias. No, ahora miro al prójimo sobre todo con instinto de supervivencia. No quiero que nadie choque con mi tercer chakra, tan sensible a día de hoy. Protejo mi zona abdominal, desvío mi trayectoria o ladeo mi cuerpo en un sentido u otro. Es como participar en una carrera de obstáculos, a pasito de muñeca de famosa, claro.

Es molesto caminar así por la vida. A mí, que me encanta fundirme con el paisaje. Ahora soy el centro de mi universo, de manera consciente y exagerada, necesito estar alerta de posibles agresiones externas. Lo bueno es que el objetivo es cuidarme para llegar al momento en que mi organismo me permita volver a fundirme con el paisaje.

Algo tan sencillo se convierte en el compendio de muchos enunciados vitales:

- Hay que estar bien uno mismo para poder entregarse a los demás, a la vida, al cosmos.

- Tu cuerpo es tu templo, cuídalo.

- La realidad cambia según la mirada de cada uno, o del momento de cada uno.

- No vives las cosas igual según donde tengas enfocada la atención o a qué le des prioridad en cada momento.

- Cada uno mira las cosas desde su óptica y actúa en consecuencia.

... ¿Sigo...?

miércoles, 10 de abril de 2013

El misterio de la lechuga (Parte III): Missing


Me llama Mel cuando me dispongo a empezar a cenar. Me extraña, desde que la dejé hace una semana enfrascada en su conversación eróticovirtual no he vuelto a saber nada de ella. Pero claro, hasta las relaciones más pasionales necesitan un poquito de aire de vez en cuando.

Contesto al teléfono. Me da la réplica con su tono misterioso y me dice que tenemos que vernos urgentemente. Bueno, pues bájate le digo, total, vivimos tres portales más allá y sabe que a esa hora estoy en casa, no sé a qué viene tanta historia.

- Hola- abro la puerta con mi tono cantarín y me la quedo mirando. Su aspecto es horrible, está pálida, sin maquillar y parece que se ha vestido para participar en Aplauso - Mel hija, parece que te han sacado de una escena de Admiradora Secreta.

- ¿No te gusta mi nuevo peto? Es lo último, moda ochentera a tope.

- Bueno...

- Me da igual, sabes, me da igual lo que opines, a mi me gusta y punto - Mel está atravesando últimamente una fase de autoafirmación, así que me callo- además no he venido por eso. ¡Ay, Maru!

- Qué pasa mujer - le digo preocupada mientras su suspiro atraviesa mis oídos. No puedo soportar los suspiros, me parece que ocultan la frase "no puedo con la vida" y me laceran. Una es así de rara, qué voy a hacerle.

- Churri ha desaparecido - dejo que siga, ella cuando coge carrerilla, pues ya se sabe- No sé nada de él desde hace día y medio -bueno, tampoco es tanto, pienso- no contesta a mis mensajes, ni por guasap, ni por line, ni por mail, ni por Skype, ni por SMS... es muyyyy raro.

Lo que es raro es que te comuniques con la misma persona por tantísimas vías pienso agobiada, me faltan la mitad de esas aplicaciones en mi móvil. Lo que no sé es que hacemos los humanos que todavía no hemos contactado con otros mundos.

- Bueno, tranquila, estará liado, ya aparecerá...

- No - chilla un poco fuera de tono y yo me callo, claro- le han secuestrado, estoy segura, han descubierto que estaba a punto de descubrir todo el pastel y han decidido silenciarle. Maru, tenemos que hacer algo. Esta noche nos vamos al polígono, vamos a liberar a Churri y a descubrir todo el pastel. Lo tengo todo preparado.

Entonces me doy cuenta de que Mel ha llegado a casa con una pequeña bolsa de deporte. De su interior saca dos pantalones de chandal negro, dos camisetas negras de salir a correr y una lata de betún.

-¿Y eso? - le pregunto-

- Es el equipo

- Si crees que voy a untarme esa mierda en la cara es que te has fumado algo, le digo. Te acompañaré a ese puñetero polígono porque te conozco y eres capaz de irte sola y creerte Lucy Liu...

- No, Lucy eres tú, yo soy más tipo Drew...

Os juro que me vuelve loca y ya sé que es absurdo plantarse en un polígono a las dos de la mañana para investigar la desaparición de un tipo que ha conocido hace menos de quince días, pero ¿qué voy a hacer?, he mirado en el fondo de la bolsa y lleva dos linternas, un par de cuerdas, dos sprays antiviolador, dos litros de coca-cola congelados, tres bolsas de patatas, dos sándwiches especiales de los que suele preparar cuando nos vamos de vacaciones y una navaja suiza... Total, tampoco tenía plan para esta noche.


domingo, 7 de abril de 2013

Mientras dormía


Resulta que se me alojaron unos miedos, ahí, en pleno regazo y estaban tan cómodos y tan a gustito que se quedaron dormidos y yo por las noches les cantaba nanas y les acariciaba. Círculo de confort que dirán algunos. Pero claro, una no puede seguir con su vida mimando unos miedos alojados en el centro de su ser.

Así que una mañana me aparecí en la consulta de una doctora escuchadora, estuvimos mirando mis miedos y decidimos, entre todos, que era hora de separarnos. Unas semanas más tarde me personé en admisiones con un cepillo de dientes y tres cosas más.

Por primera vez paseé a lo "bruja novata" encima de una cama recorriendo pasillos y dicen que mientras yo dormía mis miedos fueron desalojados. No pusieron demasiada resistencia, pues todo estaba hablado. No es que vayan a desaparecer así sin más, simplemente seguirán por aquí rondando, es lo más seguro, y yo tendré capacidad para espantarlos un poco e irme abriendo espacio. Una no puede prescindir de sus miedos, así de pronto, y volverse temeraria a más no poder, es más inteligente irse abriendo camino, eso creo.

El caso es que creí que esto iba a ser como decir bye, bye acodada tras el mostrador de un hotel. Pero no, resulta que los miedos se cargaron algunos cristales mientras abandonaban el centro de mi ser y mi ombligo grita por momentos. Me va a hacer falta un poco de reposo para empezar a correr ya sin el peso de mis miedos en mis entrañas. Con las ganas que tenía yo de celebrarlo con una danza bajo la lluvia o una carrera por la arena de la playa, habrá que esperar. La impaciencia es otra de las cosas que una tiene que irse extirpando poco a poco.

miércoles, 3 de abril de 2013

Escrache... brainstorming


Ni comparto, ni justifico el "escrache", esa palabra rara que se ha colado en nuestra actualidad desde hace unas semanas, no creo que yo llegue a practicarlo nunca. Pero lo entiendo.

Y lo entiendo porque señores políticos, por mucho que se empeñen en devolver la pelota al otro campo, acusando de violentos a los que lo practican y llamándoles pro-terroritas, y puede que el pro sobre; digo que son ustedes los que están favoreciendo y haciendo justificable ese "clima de violencia"...

Porque ¿Qué es eso de que un alcalde mezclado en un caso de corrupción cobre una indemnización millonaria por despido? A mí, seré muy mal pensada, me huele mal. ¿Qué es eso de que una ministra argumente ignorancia de las malas prácticas de su ex-conyuge, aunque probablemente de algún modo ese dinero "sucio" repercutió en ella de forma positiva en algún momento, y no se le pase por la cabeza ni dimitir? ¿Cómo puede argumentar en su defensa, el ex-presidente de una Comunidad Autónoma dónde se ha producido un robo exagerado de fondos sociales, que el caso fue denunciado durante su mandato -?????????-? Perdóneme, pero el ROBO se cometió durante su mandato...

¿Cuando se van a poner a dar ejemplo y a depurar responsabilidades? ¿Cuando empezaremos a ver corruptos entre rejas y, sobre todo, devolviendo dinero? ¿Cuando dimitirá alguien como en otros países europeos por el mero hecho de que ha quedado cuestionada su intachabilidad?

¿Es que resulta que ahora la Iglesia Católica, a la que muchos acusan de carca, va a estar más avispada que los sistemas democráticos? ¿Es que no se dan cuenta de que la gente pide hoy soluciones modernas? Y la modernidad, señores políticos, es que resuelvan los problemas de la gente, que les den soluciones, que dejen de mirar hacia otro lado y ponerse de perfil para guardar en el bolsillo que no da a la cámara. Aunque no se lo crean les auguro que los tiempos de mirarse el ombligo están caducos, la modernidad pasa por la empatía, la solidaridad, la igualdad y el amor al prójimo. Sí, señores.

¿Qué es eso de pedir un rescate para los bancos y no ponerse a idear leyes, de una vez y de forma urgente, para inventar soluciones a esos desahucios de gente que llevaba años pagando sus hipotecas hasta que no han podido más. Pisos que al banco le da lo mismo que estén vacíos u ocupados porque en realidad no saben ni qué hacer con ellos (y que dentro de poco pasarán al Banco malo, con el consiguiente pago a los Registros de la Propiedad, mira tú). Porque señores políticos, y ahora hablo egoístamente, están permitiendo que el tema se extienda. Quién me dice a mí, cosa hipotética, que las inquilinas del piso que llevo pagando durante años, el único de mi propiedad y cuya única viabilidad a día de hoy es tenerlo alquilado, un día decidieran o tuvieran que dejar de pagar y se aferraran al ¡desahucios no! ¿Quién me dice a mí que propiciar, como ustedes hacen al no dar respuesta, un clima a favor del desahuciado, no me convertiría a mí en una desahuciada por mis propias inquilinas a favor del banco? ¿Entienden este galimatías? Pues yo sí, al negar los derechos más básicos están propiciando que se caiga en la demagogia.

¿Saben que la primera acepción del verbo deshauciar en la versión electrónica de la RAE es la siguiente: 1. tr. Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea. 

Así que pónganse las pilas señores políticos, porque son ustedes los que tienen que dar soluciones y no largas. Que la gente está ya muy cansada de tantos regates y tanto desprecio.

Y qué sus hijos no tienen culpa. Vale. Pero espero que a los hijos, por ejemplo, del presunto estafador ex-duque de Palma alguien se encargue de explicarles que su padre será un gran padre, pero que lo que presuntamente ha hecho papá no está nada bien, para que no crezcan niños burbuja, por encima del bien y del mal, llenos de desprecio por la "ignorante mayoría" que no delinquen porque son tontos.

Porque, y llámenme ilusa, sigo defendiendo que este no es un país de sinvergüenzas. Me niego a pensar que somos un país de jetas y de ladrones, sobre todo, porque ese argumento solo sirve para que el jeta y el ladrón se autojustifiquen.

Como decía aquel: señores, un poquito de por favor...

(Sí, me volvió a salir la vena política, pero ya sabéis que sólo me pasa una o dos veces al año...)