Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

viernes, 30 de abril de 2010

Corazoncillo a rayas

Sin miedo de parecer una forofa del "balompie", nada más lejos de la realidad, me marco mi segundo post pro-Atlético en apenas siete días, lo que han tardado los chicos en ganarse el pase a la final, pero C., va por ti, por gran parte de mi ristra de sobrinos y resto de parentela, y por esa otra panda de queridos Atléticos que se ha reunido "por el barrio" a disfrutar del partido.
Pero sobre todo por C. que desde séptimo de la antigua EGB me ha coreado en la oreja sana que este año el Atlético ganaba la liga -lo consiguió, lo menos diez años después, espero no haber exagerado y que alguno empiece a echar cuentas y piense que soy prima de Matusalén- con una insistencia rojiblanca tan entrañable que algún lado de mi corazoncito se ha debido teñir de esos colores, yo, criada en un nido merengue e indiferente a los vaivenes del balón entre tanta piernorra musculosa.
Que remordimientos, haberme ido a tomar un piscolabis con otras féminas ajenas a esos menesteres y haber dejado al equipo sin su talismán durante unos cien minutos. Me han aguantado, y en cuanto he llegado a casa el uruguayo ha marcado. Lo prometo, el de Hamburgo me lo veo enterito... por lo menos estaré delante de la tele, con alguien que me de conversación y un algo de beber a mano.

lunes, 26 de abril de 2010

Fiestuki

Cada vez somos más los que llegamos -estupendos- a los cuarenta. Así que mi amiga Belita se nos marcó el sábado la fiesta que siempre quiso.
La compañía ya la tenía, la reunió en un sitio agradable -Lulabai, Torrelodones-, nos regaló con un picoteo sabrosísimo y abundante, dejó a nuestro libre albedrío el volumen de líquido que cada uno quisiese ingerir, y tuvo la genial idea de contratar al Doctor Resaca.
Diversión asegurada. El Doctor Resaca, junto a su batería, organizó su escenario en un momento, conectó su portatil a modo de Karaoke, puso dos micros a disposición del primero cauteloso -pero a los dos minuto, entregado- público y se encargó de que a partir de ese momento nadie dejase de bailar y cantar.
Me fascina la gente capaz de echarle imaginación, montarse un negocio de ese tipo -"con estás manitas y mi tricotosa"- y tirar pa'lante. Un profesional del sarao bien montado, el Doctor Resaca. Y en serio, muy recomendable (yo desde luego, no me perdería otra fiesta amenizada por el Doctor Resaca, aquí queda dicho).

domingo, 25 de abril de 2010

Fuera pedestales


No está de moda el pedestal. Es como los tacones, las plataformas, esas cosas. Van por modas. Y en este caso, yo creo que es resultado de un proceso lógico de democratización. Un grito de igualdad: piedra somos y en polvo nos convertiremos, todas al mismo nivel, ninguna más alta que otra.
Pobres estatuas mías.
Colón, a primera vista, podría decirse que no puede quejarse, todavía le queda su columna y la enorme base de la misma y está en el centro de todo el mogollón. Con buenas vistas, pero un poco desconcertado, creo yo. Si me he fijado bien mira al Sur y apunta al Este; así que, o tiene más información que hace quinientos y pico años y esta vez no quiere equivocarse y pretende llegar a la primera a las indias, ahora, sí que sí, Orientales; o está harto de indicarle a todo el mundo el camino hacia América y no cobrar un duro (¿o será que con la crisis le han recomendado que mande a la gente para Valencia, que es lo más cerquita con playa, y se deje de llenarles la cabeza de pájaros con eso de cruzar el charco?)
Y luego está mi gorda, ay, pobrecita la gorda de Botero. A ella me la han dejado a ras de suelo, olvidada en mitad de la isleta, entre un carril y otro del comienzo de Génova. Como si fuera una turista loca que ha confundido el asfalto madrileño con la playa de Benidorm, ha extendido su toalla y se ha olvidado del color de la arena. Menos mal que le han dejado su espejito para poder seguir mirándose linda, mientras ignora el inacabable suceder de neumáticos y neumáticos girando delante de sus ojos.
El pedestal de la gordi no se donde andará. El de Colón sigue vacío en su antigua ubicación, sobre la fuente de metacrilato, en una plaza que, ha costado tiempo y dedicación, ya puede presumir de ser la plaza más fea de España, Europa y probablemente de parte del universo mundo, con su césped de gravilla, sus casetas de obra, su stand de promoción del tunel atocha-chamartín, sus bancos rotos, y, en fin, su aspecto general de escombrera camuflada.

viernes, 23 de abril de 2010

3 de 3


Me acerco al campo con un poco de aprensión, por el vértigo, pero con muchas ganas de meterme en el ambiente. Bajamos en manada desde Puerta de Toledo, paramos a comprar un poco de agua y unas pipas, hacemos la cola de rigor y alehop, escaleras arriba, y arriba, y arriba... Me pego al asiento como una lapilla, será por la compañía, pero a los cinco minutos me felicito a mí misma, el aire puro, el verde del césped, el estadio hasta la bandera, y -como diría Melinda, lleno de tíos, Maru, es aquí donde se esconden- me gusta estar allí. Poco a poco me meto en el partido... y consigo seguirlo casi en su totalidad, marcar un gol en los primeros quince -creo- minutos del partido es mucho, pero todavía tengo el cuerpo pegado a la silla -no me fío de mi estabilidad- y la timidez propia de los poco asiduos a escenarios de ese tipo, así que no me levanto a celebrarlo.
Como pipas y me lo paso idem, me felicito por mi valentía, ya puedo levantarme y saltar -si quisiera- en las jugadas emocionantes, escucho los cantos de los forofos, los tambores que suenan desde no sé donde, y hasta muevo el cuerpo, por momentos, a su compás -si es que lo tienen-. Se me mete el campo y la gente por los ojos, por los oídos y por la piel, es luminoso y alegre el espectáculo, además hace una temperatura buenísima.
Y entonces llega, el momento más pintoresco: la hora del bocata. Pita el árbitro el final del primer tiempo y todo el mundo saca su bocadillo, nosotros también, de tortilla y salmón, cortesía del marido de C. Me lío un cigarrito y sigue el partido, otros ay, huy, bah... y terminamos con el resultado inicial 1-0.
Creo que soy de las pocas personas que pueden decir que siempre que van al Calderón el Atlético gana, claro que por ahora sólo he ido tres veces. Son unos pocos los escogidos que conocen el secreto de que hoy haya ganado otra vez, así que por lo bajini, y sin montar mucho escándalo, la cosas mágicas es mejor no airearlas, me corean: "¡Pepa -sólo para ellos, yo, soy esa- talismán!, ¡Pepa, talismán!" Me vuelvo a casa, con la sensación del trabajo bien hecho.

martes, 20 de abril de 2010

No me des la rata...



Había una columna -no sé si todavía la hay- en uno de los dominicales -no puedo decir cual, no soy muy fiel en mis lecturas de prensa- que se titulaba "Horror, vivo con dos adolescentes" -tampoco recuerdo su autora, era mujer eso sí, la sufrida madre, como veis no tengo precio como bibliógrafa- y tenía bastante gracia.
Por circunstancias familiares que no vienen al caso mi madre comparte varios días a la semana con dos adolescentes (¿o el mayor ya no lo és? no tengo muy clara la edad límite, el caso es que reminiscencias tienen, ambos). Nada a lo que ella, muyer curtida, no pueda enfrentarse. Por su casa han pasado y pasan -algunos no hay forma de que se vayan- hijos, nietos, sobrinos en estancias vacacionales, sobrinos segundos en estancias estudiantiles, un perro, varias tortugas, dos galápagos (pescados en aguas onubenses por uno de mis tíos, cuando aún no existía el delito ecológico), un gato, innumerables canarios, varios jilgueros, gusanos de seda y otros encantadores seres de esos que pueblan, poblamos, el mundo.
Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando el otro día pille a nuestros adolescentes en uno de sus cuartos en actitud sospechosa. Pensé que las manos del pequeño ocultaban un cigarro furtivo, pero no. Puestos a sincerarse decidieron poner las cartas sobre la mesa, bueno la rata. Sí, su querida abuela llevaba dos semanas compartiendo casa con una auténtica rata, de rabo pelón, sin saberlo, sin sospecharlo y sin intuirlo.
Primero puse cara de asco, -a mi los roedores de rabo pelón me dan un pelín de grima, qué se le va a hacer. En eso cumplo todos los tópicos femeninos, si veo un ratón por el suelo, me subo a una silla, dicho queda- y luego, les rogué encarecidamente que confesasen el asunto a las autoridades, no quería ver a mi madre subir al SAMUR con un síncope después de asomarse a un altillo y encontrar un roedor mirándole desde el otro lado de una "bichera" de plástico, pero tampoco podía chivarme vilmente (esta feo a los cuarenta ser una acusica barrabás y además hay que hacer méritos para ganarse el respeto de los sobrinos). ¡Qué dilema!
Pero como siempre la mamma nos supero a todos, antes de que los adolescentes pudieran confesar se encontraron encima de su mesa una jaula en condiciones. Así que Wii, o Oui, que no se muy bien si el nombre es de origen tecnológico o encantadoramente francés, ya es un miembro legal de la familia. Sin derecho a roce, por mi parte, claro.

miércoles, 14 de abril de 2010

Vacaciones Express


Para celebrar la llegada de la primavera, que ya parecía resplandeciente y duradera -aunque fuese de nuevo otra de sus bromas- me lié la manta a la cabeza, metí una camiseta en la maleta y varias amigas en un tren y nos fuimos a Valencia, a respirar aire puro con aroma de azahar.

Nos recibió la ciudad llena de colorido, entre el azul del cielo y el azul del mar. De comida a comida en la Malvarrosa nos dio tiempo a visitar El Cabañal, de plena actualidad, pero muy tranquilo el sábado por la tarde, presenciar una exhibición de cachirulos (cometas), irnos de compras, visionar la ciudad -sin perder detalle en nuestro desplazamientos-, admirarnos de lo bonita que está y lo bien que luce bajo el sol de primavera, recibir regalos, cenar en familia, darle a la mistela, recoger naranjas, limones, pomelos, azahar y laurel, hacernos cientos y cientos de fotos -tomando nota de las profesionales para mejorar el uso de la lumix-, querernos mucho, reirnos más, decirnos las unas a las otras lo guapas que estábamos, gritar a nuestro estilo Viva el Amor, disfrutar de la experiencia de conocer gente estupenda, empaquetar de nuevo todo en la maleta, coger el tren en el último minuto y llegar a casa (algunas con más mérito que otras, porque no es lo mismo ser recibida por un sofá que te espera con los brazos abiertos que tener en casa dos o tres encantadoras criaturas que estás deseando abrazar pero que te apartarán de tu amado sofá) con la sonrisa en la boca y la cabeza en otra parte.

Unas escasas treinta y dos horas, que me han sentado cual vacaciones de semana y media.

Confesión: la foto no es de Lumix, es de la Moni.

jueves, 8 de abril de 2010

Pensar desde Borges

No soy una experta en Borges, ni mucho menos, confieso que este es el segundo libro de relatos escrito por él que cae en mis manos. Pero desde la primera página sus Ficciones me tiene boquiabierta, en alerta y con la sensación de que me faltan datos, de que estoy intuyendo y sólo, sólo, alcanzo un porcentaje -no sé si alto o bajo- de toda la riqueza que encierran.
Porque cada uno de esos cuentos es un juego de ingenio, donde Borges hace una crítica de situaciones, autores, lugares, acontecimientos históricos y literarios, que a ratos son ciertos y a ratos no son más que eso, ficciones. Borges juega con la realidad y la ficción, y juega conmigo, con el ingenio, la cultura, la memoria, la intuición y la perspicacia de cada uno de sus lectores. Borges es un escritor cultísimo, pero fácil de leer, se apasiona con las palabras y juega también con ellas. Construye el más sólido relato a partir de la nada, si se puede llamar nada la realidad cultural de la que parte.
El análisis total, profundo y completo de uno sólo de sus cuentos da para una tesis, estoy segura.
Lo tengo decidido, si algún día me reencarno en el monstruo de Frankenstein quiero que me roben para mí el cerebro de Borges, porque daría lo que fuera por poder pensar, aunque sólo fuera durante unas horas, desde Borges.

martes, 6 de abril de 2010

Nada de nada


Por fin ha llegado la primavera. Parece que tan sólo había que despistarse, relajarse y esperar y he aquí que se pusieron los cielos azules y el astro rey empezó a calentar, y con qué ganas.
Nada de nada, eso es lo que he hecho en estos días de fiesta. Acercarme a mis montañas, como buena fan de Heidi que fui (ahora entendéis muchas cosas ¿eh?), tengo mis propias montañas. Y allí me he sentado a esperar que llegara el buen tiempo, sin abrir un libro, sin pensar, sin intentar seguir el absurdo devenir de mis locos pensamientos. Externalizando, con los ojos abiertos y poniéndome y quitándome el abrigo según el tiempo, que ha estado cambiante, como yo estás últimas semanas (dice mi amiga L que ella también se encuentra excesivamente cansada estos días, los cuarenta no perdonan la astenia primaveral, parece ser; que sugestionables somos por las "leyendas urbanas").
Y hoy como colofón me he dado una vuelta por Madrid, abrigo al brazo, que cuando luce cielo azul está chula rechula, con las terrazas llenas de gente, los vendedores de flores y mucho, mucho paseante. Y aquí se me acaban las vacaciones, pero me comienza la primavera luminosa, que es esa época en que todo el mundo se anima a tomar un algo, a dar un paseo, a escaparse un rato...

¿Cuando quedamos?

lunes, 5 de abril de 2010

Mundo Gormiti


Para una persona como yo, incapaz de retener más de dos nombres cuando me presentan a un grupo de gente; y, confieso, negada para retener los nombres extranjeros de los protagonistas de cualquier novela o película, por mucha atención con que las lea/vea; el fenómeno Gormiti despierta toda mi admiración.
Que pequeños individuos con lengua de trapo sean capaces de recordar y pronunciar la intrincada onomástica de estos seres tan poco agraciados como exitosos me desborda y si se ponen a recitar sus poderes, me quito el sombrero.
Así que hoy he sacado mi Lumix del bolso y me he entretenido, al tiempo que practicaba, en rendirles un homenaje gráfico. Estoy segura que nuestros pequeños estarán bien entrenados para sus reuniones sociales del futuro. Ya me les imagino: "Ah, tú eres Margarita Sánchez, me han hablado mucho de ti, creo que eres una gran estadista y además se te da muy bien el poker" "¿Roberto dices?, ¿No serás Roberto Sanchidrán, el que estudió música en 2015 con Inés Beltrán?, como se reía Inés contigo ¿Sigues contando historias con tanto salero?."
La bomba.