Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 23 de septiembre de 2013

Casi cincuenta


Hay quien sostiene que es un espejismo, que como mucho puede ser temporal, pero que desde luego eso del amor eterno no existe, que es un mito. Y lo más seguro es que sea verdad. Pero lo que sí existen son parejas que encuentran la fórmula, el secreto de caminar juntos a través de los tiempos, a través de los cambios, a través de la dificultades, a través de la vida en definitiva, superando lo malo y disfrutando a tope de lo bueno. Y construyen su mundo, sobreviven a los vendavales y contribuyen a perpetuar el ciclo de la vida transmitiendo, de la mejor manera que saben hacerlo, su amor y sus valores a su descendencia.

Mírales qué riquines
No me voy a poner filosófica, ni os voy a descubrir la fórmula de la pareja ideal, Dios me libre, está claro que es un tema del que no tengo ni idea. Pero hoy mis padres celebran su 49 aniversario de casados, más los 4 que pasaron de noviazgo... A veces te cuestionas si se acuerdan de lo que era vivir el uno sin el otro.

Mis padres no son perfectos, a Dios gracias, en ocasiones te preguntas como se aguanta y en otras comprendes perfectamente porque están hecho el uno para el otro. No conozco su fórmula, ni falta que hace. Sólo sé que fueron los pilares, cada uno a su manera, de que esa casa de locos funcionara. Los que nos llenaron la cabeza de cuentos, de ilusiones, de imágenes. Los que, a pesar de sus seis hijos, o motivado por ello, todavía dejaron espacio para que un perro, dos galápagos, varias decenas de pájaros, algún que otro pez, una tortuga que otra y hasta un gato, fueran incorporándose a la familia a lo largo de los años.

Nos llevaron al rio, a la montaña, al mar y al extranjero. Viajábamos cual familia de Forges, incluida la suegra con la jaula del pájaro sobre sus rodillas. Nos contaron chistes absurdos y bailaron a nuestro alrededor hasta el agotamiento. Nos enseñaron a disfrutar de las cosas sencillas: de una excursión al campo, de un paseo por la ciudad, del verde de los montes, de las olas del mar, de la amistad, de la familia, del amor, del cariño...

Todavía hoy ponen la mesa en casa y van haciendo hueco, a medida que se van apuntando unos u otros, así sin avisar. Son los abuelos de nueve criaturas, algunos ya criaturazas, también con la cabeza llena de cuentos, imágenes y sentido del humor, que les adoran. No siempre estamos de acuerdo con ellos, ni ellos con nosotros. Hay cosas que seguimos haciendo a su manera y otras en que nos quedamos ojipláticos por su forma de actuar, y claro, viceversa.

En lo que estoy segura que estamos todos de acuerdo, toda su descendencia, es en que aunque no seamos perfectos, a Dios gracias, estamos muy orgullosos de ser sus hijos o sus nietos. No lo han hecho nada mal, al fin y al cabo tienen lo que no todo el mundo tiene, el secreto de caminar juntos a través de la vida. ¡Felicidades Papis y muuuuuchas gracias!

2 comentarios:

Ángela dijo...

Y por si fuera poco, además del gato, los peces, la abuela...yo recuerdo esa casa llena de amigos y de meriendas. Qué sea enhorabuena, muchas felicidades!!

sus dijo...

Genial Mery, me has emocionado y además es todo cierto.