Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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viernes, 11 de febrero de 2011

Día 19

(El misterio de las agujetas desaparecidas)

Me sentía yo fuerte y poderosa -"soy de hierro, no de manteca, soy la gata karateka", repetía como si de un mantra fortalecedor se tratara- por aguantar tan maravillosamente bien mi actividad yóguica diaria, hasta que el lunes hicieron su aparición.
Agujetas continuas y pertinaces me recorrían toda la parte trasera del muslo. Tanto, tanto, que en mis diez primeras ranas diarias no podía estirar completamente las piernas. Las agujetas te dan la satisfacción de pensar que has hecho algo bueno por tu cuerpo, pero tenerlas todo el día encima cansa un poquito.
Y de pronto, chas, volvía a casa en metro desde el trabajo y me he dado cuenta de que se han ido, ya no están aquí. Sorprendente y misterioso. Pero está claro, soy más fuerte de lo que pienso, me he dicho mientras me he puesto a tararear ¡Hong Kong Phooey, Hong Kong Phooey! 

Mañana más

Por cierto, SIETE seguidores, buen número, aunque esperemos no definitivo. Gracias A. está bien saber que estás ahí.

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