Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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lunes, 17 de enero de 2011

Semblanzas de mujeres admirables (I): La mujer diábolo


La mujer diábolo era de cintura estrecha y llevaba falda amplia. Tenía el corazón abierto y dibujaba piruetas sobre el largo y seguro hilo que era su vida. Subía y bajaba. A ratos daba grandes saltos y luego aterrizaba cerca del suelo, elegantemente y sin traumas, a la espera de su próximo vuelo.
Un día la mujer diábolo, sin tenerlo planeado, se desplazó unos centímetros en su descenso. Lo suficiente para dar con sus círculos en el suelo. Lejos del hilo sobre el que había transcurrido su destino hasta el momento, la mujer diábolo comenzó a rodar, rodar y rodar... como en aquel mariachi.

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