Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 17 de enero de 2011

Autoreconstituyente

Día libre. Me levanto tan contenta. Energía de timba brujil en el cuerpo. Valoración cromatica: la vie en rose. Estoy activa y me doy a la limpieza, con espíritu zen. Se me ocurren un par de ideas organizadoras. Me ducho, me visto, me voy a la calle.
En la escalera me encuentro con Maru que ha recibido el paquete que estábamos esperando. Se queda un poco templada. No es exactamente lo que ella esperaba. Un poema y ningún dibujo.
Paso por el cajero. Le pido algo de cash, amablemente. Me escupe que mis arcas no disponen de lo que yo creía disponían. Carallo, menuda sorpresa. Se me ensombrece el presupuesto, en este día nublado que yo ni siquiera había calificado. La asquerosa cuesta de enero ha llegado a mi vida. No pierdo los nervios. Sigo sonriente y vuelvo a casa. Me conecto electrónicamente con mi entidad bancaria. Localizo el díscolo recibo, llamo al Ayuntamiento. La cuenta del agua se ha comido mis reservas de aquí a final de mes ¿cómo es posible? Es posible porque cuando viene el del contador del agua no estoy en casa, desde hace ocho años. Pero este verano alguien estaba en casa y me han regularizado. Me han regularizado y me han jodido -perdón-, pienso.
Me pregunto como puede ser una positiva si cuando está en plan la vie en rose llegan noticias como estas. Me contesto que es posible. Decido mirar el lado positivo, a través de la autocrítica. Debo ser más cuidadosa con las cosas, estar pendiente de esos relojitos donde puedo apuntar personalmente el gasto del agua y ocuparme de hacerlo llegar a su destino regularmente.
Subo a ver a Maru, la encuentro más contenta, también ha hecho autoreconstrucción. Me dice que para la próxima vez no dejará las cosas para última hora y se currará más los envíos. Además, el libro es precioso ¿verdad Mel? y hay nombres conocidos. Y el mío. Y mi poesía es bien bonita ¿no? Claro que sí, Maru, le digo.
Nos vamos a dar un paseíto. Nos llevamos unas latas de trina para brindar en el Retiro. La cuesta de enero no podrá conmigo. Puedo hacer mil cosas durante estas dos últimas semanas de enero que sólo requieran un par de piernas, unos ojos abiertos y una sonrisa sincera.
Soy la pera, acabo de darle la vuelta a la tortilla. Yo solita. Que no decaiga. La vie en rose es posible.
Don't worry be happy.

No hay comentarios: