Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

jueves, 31 de marzo de 2011

Vidas tangentes

"Mucho trabajo. ¡Ya! Estáis ahí todos ¿No?". "Pues claro que estamos todos. Mira tengo que dejarte". Mario cuelga el teléfono, con la misma sensación de todas las tardes. Cada vez se le hacen más cuesta arriba los cabreos y reproches de Laura. Mira a su alrededor. Es mentira, la oficina se vació hace dos horas, pero eso no lo entendería Laura, que el resto sea una panda de irresponsables no es asunto suyo. Él tiene trabajo, mucho trabajo que hacer. Coge el café que tiene sobre la mesa, el sexto del día, se vuelve hacia la pared de cristal, y mira hacia abajo. "Ya está ahí ese colgado" piensa "¿de dónde sacará esas bolas?".

Cinco pisos más abajo, en la calle, Cleto camina directo hacia la marquesina del autobús. Es su objetivo y no aparta la mirada de ella. Camina rápido, al tiempo que su mano abre un trozo de cremallera de la mochila azul que lleva colgada al pecho, extrae una pelota de gomaespuma naranja y la rodea con su mano, de tal forma que ya sólo se ve la mitad de la bola. Cinco metros antes de alcanzar la marquesina acelera el paso, casi corriendo. Levanta la mano y salta, como si la marquesina fuera una canasta de baloncesto. La pelota queda estratégicamente colocada sobre el tejado de la marquesina, junto a otras dos bolas similares, pero más descoloridas, que han conseguido escapar a los servicios de limpieza del Ayuntamiento.

Desde hace dos años, Cleto hace todos los días el mismo recorrido, colando pelotas de gomaespuma -desde hace mes y medio naranjas, pero antes fueron amarillas, rosas, verdes, moradas, según capricho propio- en ciertos lugares estratégicos más o menos escondidos. Es su contribución, más demente que plástica, al arte urbano. Se sonríe, quién sabe si algún día se hablará de él como precursor de algún tipo de nueva corriente artística.

Cleto celebra la canasta levantando los brazos y mirando hacia lo alto. Su mirada tropieza con la silueta de Mario. "Ya está ahí ese colgado" piensa Cleto "¿No tendrá un lugar a donde ir?". Siente que sus lacrimales se cargan y decide apartar la mirada, prefiere no recordar. Hay que dejar atrás el pasado Cleto, se dice, mientras esboza una sonrisa y busca en su mochila una nueva pelota de gomaespuma naranja.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmm. Luego hablamos de esto en el tejado.

susana dijo...

Pero bueno ¿qué es esto? no entiendo nada Cleto es gay? ama a ese hombre tan trabajador??
Me dejas en ascuas...