Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

miércoles, 9 de marzo de 2011

De nuevo, miscelánea

Hace días que no me asomo al balcón. Con el estado nirvánico de Mel, cualquiera. Mi vida sigue igual, que decía Julio en sus años mozos, aunque estoy a la expectativa: invoco, ergo, intuyo cambios ¡los necesito! He vuelto a reengancharme a la lectura compulsiva (es algo que va por épocas y el que no lo sienta así que tire la primera piedra), ahora llevo en el bolso una novela de intriga sueca que me regalaron por mi cumpleaños.
Ayer, día de la mujer trabajadora confirmé la aversión que siento por mis jefes, su falta de educación es preocupante ¿preocupante?, en realidad creo que no le preocupa a nadie, la falta de educación empresarial es un mal endémico de la península, pero no me voy a poner política, que luego me sale sarpullido. También me di cuenta de que sigo sin gestionarme bien: sonreír, afirmar y callar, es una máxima lógica que en determinados momentos soy incapaz de procesar.
Agito todo esto y me lanzo a la calle, abocada a un rato de relax. Se me presenta en formato peluquería. Saco del bolso mi novela sueca y me sumerjo en ella rodeada de secadores que rugen, a todo gas. Me pongo en manos de mi peluquero, típico prototipo de peluquero de película, en serio (y un no sé qué que queda balbuciendo). Le dejo que me cuele los extras de champú, suavizante, peinado especial -se ha enterado de que tengo boda en dos semanas y ha decidido unilateralmente que va a ensayar un peinado en mi cabeza- y me vengo no dejándole propina. Me siento mezquina, pero me repongo. La vida es así. Me junto con mi coalición argentino-eslovena preferida y un par de ursus y me tomo un tinto de verano (toma esa Mel) aderezado con un chorrito de licor de melón, regalo del camarero. Como tiene ojos dulces le perdono, pero me cuesta que alguien decida por mí, sobre todo cuando he sido capaz de articular una decisión yo sola (vino+casera ¿alguien habló de Melón?).
Me meto en la cama con Mac y os cuento esto, menos da una piedra y mañana será otro día...

2 comentarios:

Edu dijo...

No te preocupes por la falta de ideas, con tu prosa haces que un día normal parezca diferente. No todos los días van a ser extraordinarios...
Besos

Anónimo dijo...

¿Así que fuisteis y no me avisásteis?. Aunque supierais de sobra que aun llamándome no hubiera ido, no me gusta que decidan por mi "ojitos dulces", soy una ursu y tengo mi corazoncito, ahora arañado por tus zarpitas de gatita parda y desalmada. Has visto que tiempos verbales más retorcidos he usado, nada más que para transmitirte mi irritación.