Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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martes, 29 de marzo de 2011

Pagagnini

Para una inculta musical confesa (la unidades didácticas con que estudié música fueron un libro de texto, unos discos rayados y una monja que en su juventud había bailado el charlestón), acudir a un espectáculo musical es todo un acontecimiento. No sé si os he dicho que mi cabeza registra y recuerda melodías, las selecciona y clasifica como agradables, indiferentes y desagradables, pero es incapaz de unirlas con su autor, título o momento (hasta cierto punto claro, creo que no atribuiría una composición de Mozart a los Beatles y sería capaz de hacer un guiño humorístico relacionando a Beethoven con Miguel Ríos, pero no me pidáis mucho más). También, por supuesto, con muchas se me van los pies, o todo el cuerpo.

Digamos que soy la típica fiera que la música amansa.

Así que el otro día disfruté como una enana con Pagagnini. Música en directo, humor y... "qué guapo el alto, ¿verdad Maru?, mira qué elasticidad, cómo se agacha y contorsiona, ese hace yoga, seguro" me dijo Mel a mitad de la representación (con Mel al lado una tiene siempre la certeza de no ser nunca la más frívola y acultural).

En resumen, que otra que os recomiendo, especialmente para que vayáis con niños, de cinco años en adelante. Una forma divertida de acercarles a la música y alejarles de la ignorancia de la que personajes como yo adolecemos.

(Aunque en Madrid va a ser ya difícil. Como siempre he llegado tarde, al ir a buscaros el enlace me he dado cuenta de que el domingo se despidieron. Eso os pasa por no estar atentos a la cartelera. Y a mí, ya me vale... menuda cronista cultural estoy hecha).

1 comentario:

susana dijo...

Yo no se si hacía yoga pero solo miraba esas piernas.