Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

miércoles, 1 de febrero de 2012

Un tema de S. Valentín.


Después de unas semanas preguntándome si no tendré mis sentidos un poco aletargados, encuentro un rayito de esperanza en los pasillos del suburbano -es linda la palabra suburbano ¿no os parece-?. De manos de un músico callejero, la melodía de "El padrino" me acompaña, mi orejilla se tensa y yo me siento un poquito más yo.
Suspiro con fuerza y me digo, Mel estás viva. Respondes a los estímulos externos. Que la página de "Mupis, opis y otros soportes" permanezca estancada estos días no es culpa de tu insensibilidad, está claro que no hay contenidos interesantes.
Llego a mi andén, un poquito después lo hace el tren. Me subo, miro al vacío y de pronto escucho una voz no demasiado agraciada, pero llena de mérito, que acompañada únicamente por una guitarra -soy enemiga de los amplificadores, organillos y demás atronadores instrumentos de los que se valen algunos "músicos" para torturar a los viajeros del metro madrileño- canta: "Se me olvidó otra vez".
Aunque la voz no es buena, el músico ya se ha ganado mi atención. Guardo mi libro. Caigo en la cuenta de que aunque últimamente piense que me he vuelto escéptica -quizás algo cínica- en cuestión de amores, sigue siendo fácil tocarme el alma a golpe de bolero o de mariachi.
Aún soy un blanco fácil, me digo atemorizada mientras sigo con la mirada al músico que ha dejado de cantar y atraviesa mi vagón con un pequeño monedero abierto. Extiendo mi mano e introduzco una moneda. En respuesta, el hombre me da una tarjeta.
"S. Valentín, versionista y cantautor" leo. Me noto boquiabierta, levanto mi mirada y la fijo en la espalda del hombre que se aleja entonando "ojalá que te vaya bonito". Os lo prometo, debajo de su abrigo se intuye la silueta de dos pequeñas alas que se agitan...

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