Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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lunes, 27 de febrero de 2012

Enchiladas


A la mina la voltearon la vida, así, de la noche a la mañana. De tal forma que no tuvo más remedio que quitarse la vaina aquella en que vivía adormecida desde hacía unos meses o unos años, vestirse la coraza de ella misma y calzarse sus zapatos de tacón. Aquellos de pisar con fuerza, tomar las riendas de su propia vida y adelante mis valientes que yo misma soy legión.
Así que cuando se apeó de aquel pelícano que agarró al vuelo, más que con premeditación y alevosía, con convencimiento pleno de que efectivamente estaba aquí, ahora y era este momento, ya para siempre, apenas la reconocimos. En realidad la reconocimos a la primera, porque la mina tiene los ojos negros y piel canela que son inconfundibles y además siempre transmite paz y buenas vibraciones.
La mina nos movió el karma a todas y hasta se permitió el lujo de dejar a más de un hombre encandilado, mientras iba cerrando ciclos y firmando finales que son principios. Y en la antepenúltima farra compartida antes de nuestra primera visita al desierto de Atacama florecido, se le salía su alma de araucana del cuerpo y no sabía como darnos toda la esencia de su franja de tierra en unas horas.
Sea como fuere nos dejó enchiladas y yo me vi anoche repasando la discografía de Los Tres para buscarle una canción que le fuese como anillo al dedo, pero no encontré ninguna. 
Así que elegí la de Hojas de Té, porque alguno nos hemos tomado juntas desde que nos conocemos, y aquí os la dejo, para que descubráis, como hice yo hace un par de días, un emblemático grupo ochentero del otro lado del mundo, que oye, no suena mal.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Por qué no puedo grabar mi comentario?!!.C