Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

viernes, 19 de noviembre de 2010

Pocas tablas

Entro con mi amiga Maruchi, para tomar un aperitivo, en un bar de moda. Maruchi, avispada y despierta, da la voz de alarma: "chico interesante a las 12:45, look francés". Giró instintiva y poco disimuladamente la cabeza hacia la latitud indicada. Mmmmm. "Mel, dile algo". "Hija, no sé, no se me ocurre nada. Por favor, una clara y una coca-cola."
"Tiene un libro. Va a hablar con el camarero, intenta escuchar su acento". Alargo mi cuello de grulla. "Acento cero, Maruchi, creo que es del país, pero me pilla del lado malo y no puedo asegurarlo. Bolsa de la librería de la Biblioteca Nacional". El objetivo saca una edición conmemorativa de Miguel Hernández. No es muy original, pero lee poesía. "Poesía Maruchi". "Mel, es tu hombre, dile algo". "¿Qué le digo? Maruchi, te veo muy lanzada y a mí no se me ocurre nada. Voy al baño, tienes tres minutos para establecer contacto, luego nos tenemos que ir, hemos quedado con P. en veinte minutos."
Entro en el baño, me miro al espejo, mi luz interior brilla, junto los homóplatos, abro el corazón. "¿Estableciste contacto?" "Negativo, es tu turno, ahora voy yo al baño". Miro al sujeto, es interesante, de aspecto afable, retoma la caja de la edición conmemorativa. Un momento, la caja lleva dos libros. "Cuentos". ¿Cuentos?, no sabía que Miguel Hernández escribió cuentos.
Sus hábiles manos -a esas alturas el chico es ya maravilloso- sacan el segundo tomo, lo abre, se ven ilustraciones, como de cuento infantil. "Perdona, ¿Son cuentos de Miguel Hernández?" "Sí, los escribió para su hijo en la cárcel, es reproducción de su manuscrito y de sus dibujos" -qué sonrisa, qué voz- "Qué curioso, no sabía que escribió cuentos. Es muy bonito. Qué chulo" -¿qué chulo, he dicho qué chulo?- "Sí, lo he comprado en la exposición." "En la Biblioteca Nacional ¿No? He visto la bolsa. ¿Hay una exposición de Miguel Hernández?" "Sí, está muy bien." "Bueno muchas gracias, adios." "Adios."
Y con mis pocas tablas, otra oportunidad que se me escapa. Horas después caigo en mis monísimas tarjetas de diseño, que siempre llevo en la cartera y nunca utilizo. Qué poco avispada, le tenía que haber regalado una, de marcapáginas. Pero estoy aprendiendo, he dado el primer paso, la próxima vez daré también el segundo. Además quién sabe, igual he activado la maquinaria del sincrodestino ¡quí lo sa!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de leer que del 15 al 22 de Noviembre es la Semana de la Infancia.
Continuando con mi ritual matutino de cafe con letras te he buscado.
"Pocas tablas". Efectivamente son pocas tablas pero muy fuertes para continuar construyendo nuestra vida.
Me gusta leer que Miguel Hernández escribió unos cuentos infantiles para su hijo en la cárcel. Me gusta hacerlo cuando descubro que es la Semana de la Infancia. Será el Sincrodestino?...¡Quí lo sa!