Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Corrigiendo costumbres

Ya hace tiempo que descubrí que soy mujer de grandes principios y finales inacabados. No sé porqué cuando veo mis relatos truncados me acuerdo -además de un personaje de John Irving- de mi abuela diciéndome, mientras yo dibujaba, que la casa no se puede empezar por el tejado.
Mi abuela era seria, correcta y de la vieja Castilla. Decía María José y María Pilar, haciendo gran hincapié en el acento de María, como nadie más es capaz de decir esos nombres. Así que aquella frase tan simple se me quedó grabada, igual que lo están otros muchos recuerdos tontos y sin gran significado. Aunque de algún modo supongo que aquello me impactó porque me pareció una traba academicista a mi capacidad creadora.
Y de pronto, el otro día, en clase de cómic, descubrí que mi gran problema es que pretendo iniciar la casa por los cimientos, cuando lo más inteligente es empezar por el humo de la chimenea. Así que me he propuesto que la próxima vez que "comience" un relato primero visualizaré el final y me lanzaré a deshacer la madeja.
Pero esto es un propósito y ésa es otra costumbre que he decidido desterrar de mi modus operandi. Os cuento, todo esto y lo de antes, viene porque ante la sequía de entradas de los últimos días Maru y yo nos hemos dedicado a desempolvar viejos cuadernos (de ahí estos dibujines de los últimos días). Los míos, en algunas de sus partes, son una sucesión de tareas pendientes. Y no sé donde he leído, o he escuchado, que hacer planes y no pasar a la acción es engañar a la mente, con todo lo que eso conlleva (pensad en las consecuencias que eso trae consigo si tienes en cuenta la teoría de la atracción o la sincronización cósmica: el desastre).



Otra cosa y entre nosotros: Maru está entusiasmada con la entrega de premios del concurso, yo no sé como decirle que aún no he recibido nada en mi dirección de correo. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Conozco a esos gatos, y conozco el sol ese. Yo misma lo pinte hace lustros, lo vendi en el rastro, y ahora me sale esta con que si lo pinto a cuento de una historia sin acabar... habrase visto!
Me voy, tengo psiquiatra
Pin Ocho