Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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martes, 9 de noviembre de 2010

Confesiones otoñales


Qué frío. De pronto y otra vez por sorpresa. No sé que nos pasa a los habitantes de esta ciudad que siempre nos sorprende el tiempo, aunque todos los años sea igual. Pasamos del frío al calor y del calor al frío, sabemos que es así, pero seguimos repitiéndonos unos a otros lo mismo. ¡Vaya tiempecito y antes de ayer estábamos en mangas de camisa!
Pues sí, es así. Yo llevo ya semanas bien resguardada bajo un abrigo, con algunos interludios en que ha ido colgado de mi brazo, y en cierto modo agradezco el vientecillo frío de estos días. Lo considero una preparación para mi próxima y rauda visita a las islas del Norte. Digamos que me estoy aclimatando.
Madrid me gusta en otoño. (Madrid me gusta siempre). Uno de mis paseos preferidos en esta época del año, que aún tengo pendiente, discurre sobre las hojas caídas sobre el bulevar del Paseo del Prado. Ya voy enlazando en mi cabeza que el primer día que lo lleve a cabo aprovecharé para acercarme a la exposición de Renoir. Me han dicho que hay que coger las entradas con antelación, pero yo sigo empeñada en materializarme un día ante la taquilla y probar suerte. Estoy abonada a los planes ¡chas! y eso de ir con cita me pone nerviosa.
Os aseguro que pisar las hojas otoñales que alfombran el Paseo es toda una experiencia. Así que para aquellos a los que de pronto les de el arrebato de experimentar sensación tan gratuita, placentera y simplona, me lanzo a sugeriros otros objetivos a vista de pájaro -seguramente tampoco demasiado originales, pero sí personales- para aprovechar el paseo.
Uno clásico: cotillear las mesas frente a los puestos de la cuesta de Moyano.
Uno gastronómico: acercarte a saborear las tapas de Paco Roncero, frente a Neptuno, en los locales del Palace.
Uno fotográfico: subir la calle Cervantes hasta la primera esquina (Duque de Medinacelli) y mirar hacia Neptuno (es su mejor vista).
Uno anárquico: dejarte guiar por tus pasos y perderte, hacia el Norte, el Sur, el Este o el Oeste.
Probadlo y luego contádmelo.


Cambiando de tema y entre nosotros: No olvidéis nuestros concursos. Mel confía en vosotros, me asegura que nuestros premios no quedarán desiertos. Yo no sé que decirle...

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