Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 1 de diciembre de 2009

¡Externalizate!

He ido al externista.
¿Al externista? Me pregunta Marú ¿Para qué?
Me hacía falta, me sentía otoñal, era hora de volver a enfocar mi visión, me ha confirmado el diagnóstico. Estarás de acuerdo conmigo en que todo acontecimiento externo produce en tí una interiorización, una reflexión. Vamos como una moto a todas partes, pendientes de lo que tenemos que hacer, sin pararnos a contemplar lo que tenemos alrededor, demasiado ocupados en nosotros mismos. Si sólo nos dejamos impresionar por hechos aislados que nos preocupan...
Te sigo, te comes la cabeza con lo primero que se cruza en tu camino.
Exacto, contra esa vertiginosa internalización, lo mejor que puedes hacer es poner a funcionar a tope tus cinco sentidos, para continuar captando estímulos y relativizar ciertas cosas. Esta visita al externista ha reactivado mis sentidos, cuando noto que me he abstraido demasiado sacudo la cabeza y me pongo alerta. Escucho los ruidos de la calle, la risa de los niños, miro hacia lo alto de los edificios, los balcones, las azoteas, las terrazas de los áticos, la gente que pasa, capto risas y sonrisas, huelo el aroma de las pastelerías, paseo disfrutando del paisaje y renuevo mis pensamientos.
Mel, estás fatal.
Maru siempre me dice lo mismo, pero sé que me escucha, le hago pensar, seguro que ha vuelto a casa externalizando.

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