Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 2 de diciembre de 2009

Creatividad y desapego




Sigo muerta de frio en Madrid. Trabajo en una nevera, pero no desespero. Desde que pisé suelo madrileño parece que mi vida se ha acelerado, siento como si la gran ciudad me hubiese integrado en su ritmo estrésante y eso fuese lo más natural y lógico. En estos días, aún no he tenido ocasión de sentarme tranquilamente a desperdiciar mi tiempo, funciono a más revoluciones, estoy un poco tensa, pero me gusta, me siento viva.
Sin embargo, mi cuerpo se rebela, después de tanto paseo y tanta actividad física la semana pasada, hoy me he sorprendido levantando la pierna en el archivo, con un movimiento pseudo-gimnástico absurdo y, estoy segura, ridículo.
Me levanto un poco antes, ahora trabajo una hora más, así que al salir, el anhelo de un plato calentito me llevan hacia el autobús, en lugar de a un relajante paseo de vuelta a casa, además, tengo las manos heladas. Llego, como, y no hago sobremesa, continúo activa, he de hacer algo, lo que sea, tiendo, pongo una lavadora y practico el desapego, renovarse o morir, mi cajón de calcetines es hoy el objetivo, tiro lo viejo reviejo y recoloco, mis nuevas adquisiciones creerán por unos días que su dueña es una persona meticulosa.
Y luego me siento y escribo este post. Así cumplo dos de los objetivos que en mi planning diario tengo asignados: practicar el desapego y crear algo, lo que sea.

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