Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

jueves, 31 de diciembre de 2009

El último post


Me doy cuenta de que con tanta actividad aún no he mencionado estas fechas. Y ahora, me planto en el último día del año, sin saber si hacer una alabanza de la Navidad (me encantan estas fiestas, desde el momento en que comercios y Ayuntamiento se encargan de anunciarlas, casi un mes antes, hasta el vacío después de Reyes en que hay que recoger el nacimiento y el arbolito y pensar hasta el año que viene; me gusta que la casa paterna parezca un anuncio de El Almendro, cuando reaparecen los de fuera; me dejo contagiar por la alegría loca de mis sobrinos y disfruto como si yo también fuese una enana), un recopilatorio de lo que fue este año (le pongo un positivo a este 2009, a pesar de todo, no se ha portado demasiado mal conmigo, o yo no me he portado demasiado mal con él), un brindis por el 2010 (nada original, pero esperanzador) o una lista de intenciones (prefiero no, nunca cumplo ninguna).
Me decanto por la imagen de aquí arriba (un regalo de Navidad genial) y la satisfacción de dejar constancia de este último día de dos mil nueve en este balcón nuestro.
FELIZ 2010.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Filosofía vital II. Herramientas básicas.

Cuando creí encontrar al hombre de mi vida, porque a los dos nos gustaba el queso y pasear por el campo, lo suficiente, y no nos importaba tomarnos un bocata de camino, y yo gritaba ¡qué bonito, qué alegre! y luego su largo nombre, con sus dos apellidos, como si yo fuese la Fernanda María del Monte Montes de mi Bryce Echenique, y descubrí que no debo ser muy sensible, porque no me desmayaba ante un animal abatido en la caza, y muchas cosas más. Y luego resultó que no, que no era el hombre de mi vida, aunque a mí me costase asiminarlo, pero no, no lo era, no, porque yo ya sabía lo que quería.
Después de todo eso, y sumado a ese proceso de reconstrucción vital al que yo ya me sometía antes de todo eso, y sigo sometiéndome, día a día, para mejorarme un poquito más y también para seguir convencida de que todo es tan bonito y alegre, y dirigirme emocionalmente desde la inteligencia y la lógica, y después de que Maru me convenciese para ver El Secreto, e intentar visualizar, visualizar, Mel, todo lo bueno que está por llegar, porque tú eres la que forja tu destino. ¡Qué agotamiento! Maru, que me siento culpable cuando pienso torcido.
Después de todo lo anterior, y a pesar de todo ello, por mucho que contradiga a la física quantica, por motivos genéticos, biológicos, psíquicos o histéricos, sin explicación y sin que pueda evitarlo, yo Melinda Moore, desde tiempos inmemoriales -porque no puedo decir si es de nacimiento o costumbre adquirida, que no lo recuerdo- una vez al mes lloro.
Lloro, nada más levantarme, sin motivo aparente, de forma descontrolada, enlazando un pensamiento con otra y haciendo desfilar toda mi filosofía vital por mi cabeza. Y ya estoy harta de sentirme culpable, desde hoy en adelante, sin complejos, incorporo la llantina mensual a mi filosofía vital, porque tengo todo el derecho del mundo a limpiarme por dentro de vez en cuando, sin sentirme por ello ilógica, pesimista, ceniza o derrotista (lo siento Maru).
Decidido, llantina incorporada y clasificada en el cajón de herramientas básicas, junto al paseo sin rumbo, mejor bajo la lluvia, y por supuesto, la verborrea loca de palabras en negro sobre fondo blanco.
¡Ay, que a gusto me he quedado!

martes, 22 de diciembre de 2009

El relojito



Recopilo datos para mi tesis doctoral, es apasionante, su título es: La empresa cutre, historia, evolución y reminiscencias en la España "moderna".

Me llega el testimonio de X:


Trabajar en un cortijo, tiene esas cosas, salidas de tono y ambiente enrarecido, que huele a rancio. La última ha sido la del reloj. Un reloj con sistema de reconocimiento de huella digital para controlar las entradas y salidas de la inmanejable muchedumbre formada por trece personas, ahí es nada.
Y yo, que quieres, que soy rebelde por naturaleza y bocazas de fuerza mayor, no me pude contener. Pero, esto de daros mi huella ¿es legal?
Y para qué abriría la boca, porque ante tan descarada pregunta, tuve una lógica contestación de superior seguro de sí mismo. Sabes que te digo, que si tan ilegal te parece todo ya sabes dónde tienes la puerta. Le agradecí la invitación, pero señalé que por el momento no tenía intención de marcharme.
Pienso que hubiese sido todo más normal si antes de instalar ese relojito -del que habíamos tenido noticia gracias a "Radio Macuto del Cortijo"- y situarnos ante él a la voz de "X, ven aquí un momento y pon el dedo donde yo te diga", nos hubiesen avisado de su existencia. Pero quizás es mucho pedir que alguien te informe de algo cuando se cuenta con un servicio de noticias tan completo como "Radio Macuto", aunque la novedad te oblige a dar un dato que hasta el momento sólo me había pedido la policía. Y en un momento en que la Ley de Protección de Datos parece haber complicado tanto la vida a todas las empresas.
No sé si soy especialmente quisquillosa, pero a mi hay cosas en la empresa "moderna" que me siguen escamando bastante.


A mi también, X, desde luego mi tesis no tiene desperdicio, algún día la publicaré.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Shopping woman

Lo he logrado. Impresionante. Estamos a día dieciocho y ya tengo comprados, escondidos y envueltos todos los regalos de Navidad. Miento, me queda uno, pero intuyo que si todo sigue así este año no se me verá a las tres de la tarde del día de nochebuena recorriendo todas las tiendas del barrio para comprar algo de última hora.
Es cierto que he vuelto a sobrepasar mi presupuesto. No es que hubiese marcado un presupuesto, eso es demasiada planificación para mí. Pero mi sufrida cuenta bancaria me advierte que he sobrepasado mi presupuesto, es un hecho objetivo y mesurable, pero creo que controlable. He sobrepasado mi presupuesto porque es lo que ocurre siempre con los regalos de navidad cuando perteneces a una familia numerosa, sin embargo este año he comprado con cabeza y controladamente. O al menos eso creo.
He comprado lo que quería, he ido a tiro hecho o he encontrado algo apetecible sin demasiado esfuerzo -será por la ausencia de pressing-, en las mejores horas, he evitado los días punta de aglomeración, no he tenido que esperar colas eternas (excepto en una ocasión) y, bueno, espero que les guste.
Me siento feliz, creo que cierro 2009 con la satisfacción de haber alcanzado un objetivo más: me pongo un notable alto en gestión de regalos navideños. ¡Soy un hacha!

domingo, 13 de diciembre de 2009

Filosofía vital



En nuestra búsqueda de una filosofía vital, quedo con Maru para ver El Secreto a través de youtube. Empezamos muy aplicadas, incluso tomamos algún apunte, pero como no nos hemos visto el fin de semana terminamos escuchándonos a nosotras mismas más que a la película. No obstante, nos cala la teoría de los pensamientos-imán (atraes lo que piensas), la física cuántica y el pensamiento universal. Nos sentimos preparadas para afrontar nuestra nueva vida desde una perspectiva distinta. Quedamos en vernos al día siguiente para intercambiar impresiones.
Lo hacemos en un bar cerca de casa, separadas por la mesa-tonel, encaramadas a unas banquetas imposibles casi tan altas como la mesa, muy rústico-chics, pero incomodísimas.
He reflexionado mucho Maru, pero más que relajarme, creo que nuestra nueva visión me estresa -Noto que Maru se pone tensa, en alerta. Continúo- vale, digamos que a través de mis pensamientos convoco siempre hombres inestables, carentes de sinceridad y cargados de problemas afectivos. Pero no lo creo, porque cada vez que conozco a alguien autogenero un optimismo desbordante, que debería tener un resultado totalmente opuesto. Así que me he dado cuenta de algo terrible.
Noto que Maru se tambalea en su banqueta, pero como no dice nada, yo sigo.
He pensado que debo ser yo la que posteriormente, gracias a involuntarios pensamientos cargados de inseguridad, convierto a esos ángeles de la naturaleza, en monstruos despiadados, depredadores del género femenino. Así que en realidad me siento fatal, creo que estoy envenenando el mundo, acabando con los últimos solteros adorables. Ahora soy yo la que pierdo la calma, noto que los nervios me invaden y un nudo en la garganta.
Rápida y veloz Maru reacciona.
Mel, respira hondo, inspira-espira, inspira-espira, no te preocupes, es sólo un bloqueo mental por el cambio de actitud, tu organismo se está rebelando a la revelación. Inspira-espira, inspira-espira, a partir de ahora concentraté en el primer paso, generar pensamientos positivos y desechar los negativos. Es el primer paso, inspira-espira, inspira-espira. Piensa en algo agradable.
¿En qué?
No sé, en pulpo con cachelos, pido una ración, no te muevas, agarrate a la mesa y sigue respirando.
La pobre Maru corre a la barra, me concentro en la visión de una plato con tortitas con nata y sigo respirando, saco tripa y pongo las manos sobre ella, para que la gente crea que soy una embarazada en plena bajada de azucar, y pienso en lo duro que es acercarse a los cuarenta sin una clara filosofía vital.

martes, 8 de diciembre de 2009

Investigación literaria



Voy con Maruchi a casa de C., que en un momento de la conversación saca su cuadernillo de literatura hispanoamericana y me propone identificar a los autores de los dos poemas que debe comentar este trimestre.
Ojeo la primera, encuentro adjetivos rimbombantes, melódicos, y un cierto aire a cuento oriental. Este es Rubén Darío, me suena a Margarita. C. se vuelve hacia su envidiable librería de puertas acristaladas y saca su antología de Rubén, mira el índice de primeros versos y ¡Bingo!
Me pongo con la segunda. Huy, hija, este lenguaje tan semi-medieval, tiene que ser por lo menos el Inca Garcilaso. Estoy a punto de rendirme cuando se me enciende la luz. C., esto es Martín Fierro, seguro. Me queda la duda, porque no podemos confirmarlo en la biblioteca de C., pero al llegar a casa busco el verso cuatro mil y pico en mi cutrísima edición y lo encuentro. Le mando a C. un mensaje a la una y pico de la mañana sólo para celebrar mi sagacidad.
Me siento genial, supercultureta, y me prometo que retomaré la lectura de mi libro de literatura medieval -comprado en uno de mis intentos fallidos de estudiar vía UNED, como C.-, asistiré a conferencias y mantendré mi antorcha humanística viva y activa.
Me sorprendo a mí misma, qué tontería, pero me hace ilusión pensar que mis lecturas a la larga sirven para algo.

Carta de Reyes



He visto a Maru revolver en mi bolso, sé que busca mi carta a los Reyes, le parece una costumbre absurda, pero bien que el año pasado se marcó un post a mi costa. Este año no lo hará, me someto voluntariamente al escrutinio público.

Queridos Reyes Magos:

Este año os sigo pidiendo lo imposible, pero por pedir, que no quede.

En primer lugar me gustaría un cartel de vendido, para ponerlo en mi casa de la sierra, me da igual la tipografía y el color, no soy exigente.

Después, bueno, os tengo que confesar que necesito otro Geyperman. El del año pasado no duró mucho, yo creo que fui cuidadosa, pero me temo que venía defectuoso. Me parece, no os ofendais, que me lo trajisteis ya con un cierto problema de estabilidad y a la larga le falló el sistema cardiaco. Me hubiese gustado arreglarlo, pero no tenía remedio. Por favor, que no sea el modelo nuevo-agricultor, ni el modelo llorón, algo nuevo, a ver qué podéis encontrar.

Y una última cosa, un maletín de especialista médico en micro-economías en vías de recuperación, sé que está agotadísimo, pero es que hacia el segundo mes del año me gustaría poder celebrar algo muy especial.

Pues nada más, que tengáis buen viaje y no comáis demasiado antes de llegar a casa que luego me dejáis el aperitivo intacto y me da coraje.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Telefonía a medida



Lo hago por primera vez, velo por mi economía revisando la factura del móvil. No la entiendo. Llamo a atención al cliente. Espero, espero, espero, vale, ya comprendo uno de mis interrogantes, pero sigo sin estar de acuerdo con unas conexiones a intenet imposibles (hace tiempo llamé a desconectar ese servicio, accedía involuntariamente con una sola pulsación extra de la tecla de retroceso).
Por fin me cogen el teléfono, tenía yo razón, el servicio está desactivado, entre esta factura y las anteriores me van a abonar cerca de siete euros. Comento con el amable -en serio- teleoperador que el plan de precios en el que me di de alta hace unos meses me parece poco rentable, me aconseja pasar de una tarifa plana -en la que tengo derecho a 100 minutos al mes que nunca consumiré, a pesar de que mi amiga L piense que soy una móviladicta- a una tarifa plana mini. Lo hago, cambio de plan de precios.
Me siento superahorradora, he optimizado mi gasto telefónico, sin embargo aún me resisto a atender esas llamadas de las diferentes compañías de servicios en las que te ofrecen superofertas irrenunciables, no me veo comparando precios y adaptándolos a mis necesidades.
Tengo aún mucho que aprender en cuestión de ahorro, pero he dado un primer paso.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Creatividad y desapego




Sigo muerta de frio en Madrid. Trabajo en una nevera, pero no desespero. Desde que pisé suelo madrileño parece que mi vida se ha acelerado, siento como si la gran ciudad me hubiese integrado en su ritmo estrésante y eso fuese lo más natural y lógico. En estos días, aún no he tenido ocasión de sentarme tranquilamente a desperdiciar mi tiempo, funciono a más revoluciones, estoy un poco tensa, pero me gusta, me siento viva.
Sin embargo, mi cuerpo se rebela, después de tanto paseo y tanta actividad física la semana pasada, hoy me he sorprendido levantando la pierna en el archivo, con un movimiento pseudo-gimnástico absurdo y, estoy segura, ridículo.
Me levanto un poco antes, ahora trabajo una hora más, así que al salir, el anhelo de un plato calentito me llevan hacia el autobús, en lugar de a un relajante paseo de vuelta a casa, además, tengo las manos heladas. Llego, como, y no hago sobremesa, continúo activa, he de hacer algo, lo que sea, tiendo, pongo una lavadora y practico el desapego, renovarse o morir, mi cajón de calcetines es hoy el objetivo, tiro lo viejo reviejo y recoloco, mis nuevas adquisiciones creerán por unos días que su dueña es una persona meticulosa.
Y luego me siento y escribo este post. Así cumplo dos de los objetivos que en mi planning diario tengo asignados: practicar el desapego y crear algo, lo que sea.

martes, 1 de diciembre de 2009

¡Externalizate!

He ido al externista.
¿Al externista? Me pregunta Marú ¿Para qué?
Me hacía falta, me sentía otoñal, era hora de volver a enfocar mi visión, me ha confirmado el diagnóstico. Estarás de acuerdo conmigo en que todo acontecimiento externo produce en tí una interiorización, una reflexión. Vamos como una moto a todas partes, pendientes de lo que tenemos que hacer, sin pararnos a contemplar lo que tenemos alrededor, demasiado ocupados en nosotros mismos. Si sólo nos dejamos impresionar por hechos aislados que nos preocupan...
Te sigo, te comes la cabeza con lo primero que se cruza en tu camino.
Exacto, contra esa vertiginosa internalización, lo mejor que puedes hacer es poner a funcionar a tope tus cinco sentidos, para continuar captando estímulos y relativizar ciertas cosas. Esta visita al externista ha reactivado mis sentidos, cuando noto que me he abstraido demasiado sacudo la cabeza y me pongo alerta. Escucho los ruidos de la calle, la risa de los niños, miro hacia lo alto de los edificios, los balcones, las azoteas, las terrazas de los áticos, la gente que pasa, capto risas y sonrisas, huelo el aroma de las pastelerías, paseo disfrutando del paisaje y renuevo mis pensamientos.
Mel, estás fatal.
Maru siempre me dice lo mismo, pero sé que me escucha, le hago pensar, seguro que ha vuelto a casa externalizando.