Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sincrodestino

Creo en el sincrodestino. Hace unos días, en una cena, les pregunte a unos amigos por una amiga que ellos me presentaron y de la que hace tiempo no sé nada. Tres días después recibí un e-mail de esa amiga con una invitación para ir a un exposición, lo que nos puso de nuevo en contacto. Hay que aprovechar esas "coincidencias" del destino, así que intentaré por todos los medios acudir a ese nuevo chas que me presenta la vida.
También hace días ando sensibilizada con la dura labor del buscador de trabajo. Afortunadamente no es hoy mi caso, pero hubo una época en que lo viví en mis propias carnes. Lo peor de la crisis, o una de sus peores consecuencias, es la situación en la que vive el parado en búsqueda activa de trabajo. Mi amiga M, después de ocho años de ausencia decidió volver a esta ciudad nuestra, tan ingrata y acogedora al mismo tiempo. Intentó hacerlo con un trabajo bajo el brazo, pero buscar empleo a distancia complica aún más la cosas. Así que hizo las maletas y se presentó aquí con los últimos calores estivales.
Desde entonces se dedica con ahínco a su nuevo empleo a tiempo completo que le supone: disponibilidad inmediata, M puede recibir una llamada invitándole a personarse en una entrevista con sólo dos horas de antelación; tele-trabajo, una consultora le ha enviado tres pruebas on-line -francés, inglés y excel- para que las responda tranquilamente en casa, estimando que en cada una de ellas debe emplear unas ¡¡tres horas de media!!?; formación continua, M, que ha vivido cuatro años en un país anglosajón y ha usado como herramienta en algunos de sus empleos el francés, asiste a clases de ambos idiomas para que no se le oxiden; además se ha vuelto autodidacta, realiza cursos por su cuenta y riesgo de todos los programas de ofimática existentes en el mercado; y además, aún tiene que sacar tiempo para el análisis diario de los principales buscadores y el envío de curriculum(s). La verdad que analizar la jornada laboral de M me agota.
Pero M no es la única. Ayer I acudió a la entrevista ideal, el puesto era interesante, y la empresa, y el lugar. Lo malo era el sueldo, y ahí empezaba el dilema. I tiene dos hijos, aceptar ese trabajo supone no sólo no llegar a fin de mes, sino multiplicar los gastos. Una jornada partida se traduce siempre en un desembolso de dinero para cualquier padre.
¿Reforma laboral? Por supuesto, lo sigo diciendo, flexibiliza el mercado todo lo que quieras, pero en contrapartida que se aumente el sueldo mínimo interprofesional y, sobre todo, que de una vez por todas se imponga en este país el respeto por el trabajador -o el aspirante a trabajador- como persona. Serán medidas que nos igualen al resto de países europeos, para que Europa funcione debemos tender a la igualdad de oportunidades ¿o no? ¿es esto demagogia? ¿puedo pedir un aumento del salario mínimo interprofesional en tiempos de crisis? ¿debemos aceptar cualquier cosa porque haya crisis? Lo malo es que cada cierto tiempo hay una crisis y lo poquito que se consigue en los tiempos de bonanza, cuando no hay 100.000 aspirantes por cada puesto de trabajo, cae nuevamente por los suelos.
Y os preguntaréis ¿qué tiene esto que ver con el sincrodestino? Pues bien, es que ayer, mientras yo escribía sentada en un café, reflexiones de este tipo en mi libreta viajera, Mina le daba vueltas al mismo tema, estoy segura. Así que cuando hoy me he asomado a su blog y he visto su crítica descarnada de la situación actual he pensado que quizás debería cambiar de tercio. Pero luego he pensado que no, el asunto es demasiado importante, así que no está mal que los mass media -me encanta darme importancia- nos hagamos eco. Ya lo he dicho, hay que aprovechar las pequeñas "casualidades" de la vida.

Dios mío, acabo de ver que tenemos dos seguidores más. ¡Estoy entusiasmada!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si todo el mundo creyera en el Sincrodestino la vida sería más fácil. Uno se daría cuenta de que la persona que tiene delante es única y que merece todo su respeto.La comunicación sería fluida porque habría un verdadero interés por descifrar no solo lo que el otro nos quiere decir, tambien lo que necesita escuchar.Los entrevistadores reconfortarían a los entrevistados y comprenderían que por alguna razón el universo los habría hecho coincidir.
Y si todo esto es una patraña?
Al menos todos viviríamos jugando con nuestra imaginación, soñando, planeando, entusiasmandonos con la vida.
Le recomendaría a tu amiga M que lo mande todo a la M y empiece otra vez.