Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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jueves, 16 de diciembre de 2010

Leer caminando

Lo hice. Me fui a una librería, llena estos días de ediciones de lujo y de bolsillo del nobel. Escogí un bolsillo, me gustan más. Te pesa menos el bolso y puedes plegar las hojas de la derecha sobre la trasera de la izquierda y sujetarlo con una sola mano.
Me ha vuelto a pasar. Estoy enganchada. Metida en una historia. Bueno en dos. La historia de Gauguin y la historia de su abuela, Flora Tristán. Leo en el transporte público y cuando subo las escaleras del metro, de camino a casa, continúo agarrando el libro con una sola mano y camino cinco manzanas y media sin dejar de leer.
Me gusta caminar con mi libro en la mano. A ratos me regaño por hacer dos cosas a la vez, no sé lo que puedo estar perdiéndome. Sin embargo, tiene su aquel continuar en la historia, unas páginas más, mientras por el rabillo del ojo vigilas el rumbo de tus pasos, el color de los semáforos e intuyes a los viandantes que se cruzan contigo. Estas metida en la historia, pero al mismo tiempo sientes el frío, el aire, el ruido de la ciudad. Es una sensación diferente sacar tu libro a la calle y disfrutarlo en movimiento.

6 comentarios:

sus dijo...

Conocí una persona aficionada a esa técnica. Llegó a perfeccionarla tanto que era capaz de recorrer la Gran Vía en plenas navidades leyendo su libro al tiempo sin llegara rozarse con nadie, hasta que un día una desafortunada kk de perro se cruzó en su camino y perdió todas sus amistades.
No se si merece la pena llegar a eso.

sus dijo...

Por cierto ¿cuál es ese fascinante libros que estás leyendo? tengo ganas de que algo así caiga en mis manos de nuevo.
Acábalo y dámelo sin manchas de kk.

sus dijo...

Por cierto, buena aportación ese blanco limpio de fondo. Ahora sólo le queda sacrificar el rosa o el verde y apostar por una única tonalidad. Como experimento al menos. Je, je.

Mel dijo...

Por cierto, ocúpate de tu loro y no me disperses. Ya intenté seguir tu idea, te agradezco que me mostrases la paleta para blanquear el contexto, pero el resto, en que hora, perdí los pantones de mi verde y rosa originales.
Creí que había cambiado de etapa, pero no. Soy bicolor, lo siento, no me veo de negro y otro, al menos de momento.

Anónimo dijo...

MMMMMMMMmmm yo era así también. Lo peor era cruzar la Castellana pero como dice nuestra querida bloguera te haces una experta en orientarte con los ruídos... qué tiempos aquellos que una tenía tiempo de leer sin ninguna otra distracción....

Mr Starman dijo...

Procura no tropezarte con una farola y decirla "Perdón, caballero·.