Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 14 de abril de 2010

Vacaciones Express


Para celebrar la llegada de la primavera, que ya parecía resplandeciente y duradera -aunque fuese de nuevo otra de sus bromas- me lié la manta a la cabeza, metí una camiseta en la maleta y varias amigas en un tren y nos fuimos a Valencia, a respirar aire puro con aroma de azahar.

Nos recibió la ciudad llena de colorido, entre el azul del cielo y el azul del mar. De comida a comida en la Malvarrosa nos dio tiempo a visitar El Cabañal, de plena actualidad, pero muy tranquilo el sábado por la tarde, presenciar una exhibición de cachirulos (cometas), irnos de compras, visionar la ciudad -sin perder detalle en nuestro desplazamientos-, admirarnos de lo bonita que está y lo bien que luce bajo el sol de primavera, recibir regalos, cenar en familia, darle a la mistela, recoger naranjas, limones, pomelos, azahar y laurel, hacernos cientos y cientos de fotos -tomando nota de las profesionales para mejorar el uso de la lumix-, querernos mucho, reirnos más, decirnos las unas a las otras lo guapas que estábamos, gritar a nuestro estilo Viva el Amor, disfrutar de la experiencia de conocer gente estupenda, empaquetar de nuevo todo en la maleta, coger el tren en el último minuto y llegar a casa (algunas con más mérito que otras, porque no es lo mismo ser recibida por un sofá que te espera con los brazos abiertos que tener en casa dos o tres encantadoras criaturas que estás deseando abrazar pero que te apartarán de tu amado sofá) con la sonrisa en la boca y la cabeza en otra parte.

Unas escasas treinta y dos horas, que me han sentado cual vacaciones de semana y media.

Confesión: la foto no es de Lumix, es de la Moni.

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