Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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martes, 20 de abril de 2010

No me des la rata...



Había una columna -no sé si todavía la hay- en uno de los dominicales -no puedo decir cual, no soy muy fiel en mis lecturas de prensa- que se titulaba "Horror, vivo con dos adolescentes" -tampoco recuerdo su autora, era mujer eso sí, la sufrida madre, como veis no tengo precio como bibliógrafa- y tenía bastante gracia.
Por circunstancias familiares que no vienen al caso mi madre comparte varios días a la semana con dos adolescentes (¿o el mayor ya no lo és? no tengo muy clara la edad límite, el caso es que reminiscencias tienen, ambos). Nada a lo que ella, muyer curtida, no pueda enfrentarse. Por su casa han pasado y pasan -algunos no hay forma de que se vayan- hijos, nietos, sobrinos en estancias vacacionales, sobrinos segundos en estancias estudiantiles, un perro, varias tortugas, dos galápagos (pescados en aguas onubenses por uno de mis tíos, cuando aún no existía el delito ecológico), un gato, innumerables canarios, varios jilgueros, gusanos de seda y otros encantadores seres de esos que pueblan, poblamos, el mundo.
Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando el otro día pille a nuestros adolescentes en uno de sus cuartos en actitud sospechosa. Pensé que las manos del pequeño ocultaban un cigarro furtivo, pero no. Puestos a sincerarse decidieron poner las cartas sobre la mesa, bueno la rata. Sí, su querida abuela llevaba dos semanas compartiendo casa con una auténtica rata, de rabo pelón, sin saberlo, sin sospecharlo y sin intuirlo.
Primero puse cara de asco, -a mi los roedores de rabo pelón me dan un pelín de grima, qué se le va a hacer. En eso cumplo todos los tópicos femeninos, si veo un ratón por el suelo, me subo a una silla, dicho queda- y luego, les rogué encarecidamente que confesasen el asunto a las autoridades, no quería ver a mi madre subir al SAMUR con un síncope después de asomarse a un altillo y encontrar un roedor mirándole desde el otro lado de una "bichera" de plástico, pero tampoco podía chivarme vilmente (esta feo a los cuarenta ser una acusica barrabás y además hay que hacer méritos para ganarse el respeto de los sobrinos). ¡Qué dilema!
Pero como siempre la mamma nos supero a todos, antes de que los adolescentes pudieran confesar se encontraron encima de su mesa una jaula en condiciones. Así que Wii, o Oui, que no se muy bien si el nombre es de origen tecnológico o encantadoramente francés, ya es un miembro legal de la familia. Sin derecho a roce, por mi parte, claro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿qué coño hago mal?, no cuelgo, no cuelgo. Lo intentaré otra vez... colgando.... colgando comentario.... amor, ¿me escuchas?, cambio, se me va la vida comentándote en espacios virtuales desconocidos. Llámame, visítame y te daré una cosita que he guardado para tí, avec tout mon amor. Ahora escribo la palabrita retorcida y pincho anónimo y ....