No está de moda el pedestal. Es como los tacones, las plataformas, esas cosas. Van por modas. Y en este caso, yo creo que es resultado de un proceso lógico de democratización. Un grito de igualdad: piedra somos y en polvo nos convertiremos, todas al mismo nivel, ninguna más alta que otra.
Pobres estatuas mías.
Colón, a primera vista, podría decirse que no puede quejarse, todavía le queda su columna y la enorme base de la misma y está en el centro de todo el mogollón. Con buenas vistas, pero un poco desconcertado, creo yo. Si me he fijado bien mira al Sur y apunta al Este; así que, o tiene más información que hace quinientos y pico años y esta vez no quiere equivocarse y pretende llegar a la primera a las indias, ahora, sí que sí, Orientales; o está harto de indicarle a todo el mundo el camino hacia América y no cobrar un duro (¿o será que con la crisis le han recomendado que mande a la gente para Valencia, que es lo más cerquita con playa, y se deje de llenarles la cabeza de pájaros con eso de cruzar el charco?)
Y luego está mi gorda, ay, pobrecita la gorda de Botero. A ella me la han dejado a ras de suelo, olvidada en mitad de la isleta, entre un carril y otro del comienzo de Génova. Como si fuera una turista loca que ha confundido el asfalto madrileño con la playa de Benidorm, ha extendido su toalla y se ha olvidado del color de la arena. Menos mal que le han dejado su espejito para poder seguir mirándose linda, mientras ignora el inacabable suceder de neumáticos y neumáticos girando delante de sus ojos.
2 comentarios:
Yo sin embargo siempre que paso por esa plaza pienso lo mismo:
-"Al contacto con una llama o rayo, como tiene que tirar esto".
¿Bestia? No, solo provocador (a ratos).
Salvemos la plaza de colón.
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