Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 19 de noviembre de 2012

Pero ¿cómo no te voy a querer?


Puerta del Sol. 11:45 horas de la mañana. Un sábado de otoño cualquiera. Bajo del autobús, atravieso la plaza camino de una clase que comienza a las 12:00.

Fortuna gatuna
Mimos, panfletilleros, vendedores ambulantes de lotería, manteros, seres de gomaespuma, turistas, paseantes con o sin rumbo fijo, amantes de las compras... Gentes de todo tipo. Buscadores de oro, garimpeiros urbanos que asaltan a cualquiera: oro, oro... Una turista acorralada llora y se tapa el cuello con las manos "yo no querer vender mio collar". Un galán de sesenta espanta al asaltador con su paraguas. "Huye darling" le grita a la pecosa rubia mientras encara al amenazador grupo de chalecos fluorescentes que le rodean. Pero el fino hilo de mis pendientes le salva, han olido el vil metal, no sé yo como. Se giran hacia mí, pero el aviso de mi aviesa mirada les espanta.

Colas por todas partes, las de las loterías, ambulantes u oficiales, son esperables a poco más de un mes del gran sorteo. Pero ¿Y esa que rodea el edificio de librería de esos grandes almacenes que tú y yo sabemos? Curiosa, busco la respuesta en el cartel de la puerta. ¿Jorge Javier Vázquez firmando autógrafos de su libro es capaz de rodear el edificio con una cola que dobla, al menos dos de sus cuatro esquinas? Otro hecho sorprendente que añadir a la lista. ¡Ay may, ay may, ay may!

La Mari en su nueva ubicación
Hombres sentados en el aire, guiris sentandos en el borde de la fuente, un gato chino de la fortuna custodiando las ganancias de algún mimo, una canción de Sabina en cada esquina... la Mariblanca que se cruza en mi camino. ¿Pero cuanto tiempo llevas tú aquí instalada, criatura? He pasado a diario por esta calle el último mes y medio y no te había visto. ¿Algún lugar de la plaza donde no te hayan plantado alguna vez? Si quieres saber algo del pasado, el presente o el futuro de la Puerta del Sol preguntalé a la Mari...

Llueve, pero da igual, la actividad, el colorido, la gente, el movimiento, las tiendas, los paraguas, llenan todo de luz, tanto como si fuera un día soleado... y es que Madrid del alma mía, tan imperfectamente perfecta o tan perfectamente imperfecta, cajita de sorpresas y recreo de los ojos curiosos. ¿Cómo no te voy a querer?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Merci, moi aussi t´aime.