Argo, y no es caló, es la nueva peli de Ben Affleck,
dirigida por el mismo. Me encanta ver a Affleck en un papel serio, a veces
parece que del tandem Affleck-Damon, el primero se quedó en el camino y solo
sirve para hacer de guapito de cara, que lo es, junto a cursis de la talla de
Jenifer López. Pero no, aunque Damon sea mi preferido y aún haya una distancia,
Affleck también sigue llevando dentro el espíritu innovador, aventurero y
emprendedor, de El indomable Bill Hungting. Ay, Ben, que daño te hizo J.L.
Elucubraciones sobre la carrera de Affleck al margen, Argo
tiene un encanto setentero muy
logrado. Y esta es la principal razón para ir a verla, queridos viejunos, darle
gustito a la nostalgia. Para que os hagáis una idea, la imagen que se me viene
a la cabeza es la de Robert Redford y Dustin Hoffman escuchando la voz de
“Garganta Profunda” en las oficinas del Washington Post.
Sí. Argo es una historia de intriga política, espionaje y
rescates en medio de un conflicto internacional de las de antes. Nada de sangre
a borbotones, nada de un musculitos superhombre lanzando granadas y sorteando balas
mientras corre, nada del salvador mundial egocéntrico y escandaloso. Lo que no salva
a la peli de su toquecito de film americano en determinados momentos, claro.
En 1979, la embajada de Estados Unidos en Teherán, fue
asaltada en protesta porque los USA habían dado asilo al derrocado Sha. Los
iraníes arrestaron y mantuvieron como rehenes a más de cincuenta diplomáticos,
exigiendo para su liberación la entrega del Sha. Seis de los trabajadores de la
embajada consiguieron huir durante el asalto, sin ser advertidos, y
lograron llegar hasta el embajador canadiense, que los refugió en su
residencia. Basada en una historia real, la película relata como el agente de
la CIA Toni Méndez (Ben Affleck, con una barba que lo convierte en hombre
corriente y anodino), especialista en rescates, es elegido para elaborar un
plan destinado a sacar a esos seis americanos del país asiático, antes de que
los iraníes descubran su existencia. Y ya no os cuento más, id a verla y decidme... Argo.
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