Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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lunes, 21 de mayo de 2012

TupperSex


Los de mi generación llegamos a todo tarde, pero llegamos, a nuestro ritmo y, como dice una amiga mía, a nuestra "wendy". Es lo que tiene haber alcanzado la adolescencia en democracia, varias generaciones después de aquella que abanderó la revolución sexual (si es que eso existió aquí de manera puntual en algún momento), y tan sólo unos años más tarde de que las drogas dejasen muy claro, a golpe de sobredosis en jeringuillas, que podían ser mucho más que risa fácil y alegría a raudales. 
Digamos que dentro de la poca información que teníamos, tuvimos la suficiente como para no tener que ir de avanzadilla en ninguna misión histórica. Es más, no sé si alguna vez entraremos en los libros de texto, pero lo que si está claro es que no tenemos ningún complejo en incorporarnos los últimos a ningún tren.
Por eso, nada tiene de extraño que quince mujeres no todas de la misma edad, pero sí, en una media cercana a los cuarenta se enfrentasen el otro día al primer TupperSex de su existencia.
Lo que sí tiene algo de raro es que desde hace una semana sea incapaz de contactar con ninguna de ellas. ¿Chicas donde estáis?
Ví como L. compraba un set de afrodisiacos ella/el y tres lociones de masaje, comestibles, diferentes y luego desaparecía, la primera. Solo hace dos meses que conoció a R., así que sé que en su caso no tardará más de dos semanas en acabar con sus provisiones y tendrá que salir de su madriguera... Aunque tampoco creo que necesite provisiones, la verdad.
K. salió corriendo, la segunda, llevaba un gloss pasión intensa y una funda de silicona, con protuberancias en el bolso, nos dijo que la canguro se iba a las doce y que a su marido le había salido un trabajo de última hora. Mentira, me dijo su prima al oído, los niños están en casa de mi tía e I. está viendo el fútbol, ya le conoces, a él todo lo que sea no moverse del sofá le vuelve loco... Allí le debió pillar K.
A S., la prima de K., la perdí en la discoteca, se echó un frasco entero de feromonas por el escote antes de salir de casa y solo se le ocurrió que entrásemos en un garito de casitreintañeros. No sé que habrá sido de ella, pero no me preocupa, es de las que caminan solas sin problema.
T. rompió su hucha de dos euros sobre la mesa y se llevó el vibra con más prestaciones que le pudo ofrecer su presupuesto. No me coge el teléfono, pero sé que está en casa.
N. y V. quedan a correr todas las tardes, están fortaleciendo el suelo pélvico. No me dejan ir con ellas, dicen que como yo no me compré las bolas, les rompo el ritmo y que además saber que sé lo que llevan en su interior mientras corren pero no llevarlo yo también les hace sentir muy raras. Hace tiempo decidí que las conversaciones surrealistas no van conmigo, así que he decidido ir a correr a otras horas  y a otra zona y si me las encuentro hacerme la loca.
Con E. tampoco puedo contar. Ayer me acerqué a su casa, cada tres minutos le daba la risa floja y ponía caras raras. Cuando M., su chico, entró en la cocina con un mando a distancia en la mano lo comprendí todo. Nos vemos, les dije al salir por la puerta.
R. que venía de Barcelona y no había facturado casi se queda sin su lote. Ha tenido que aceptar una cita con el operador del escáner a cambio de que no le decomisasen la mitad del contenido de su maleta. Pero sé que si lo considera oportuno sabrá deshacerse de él. R. tampoco me preocupa.
Y en realidad tampoco me preocupa no ver a las chicas en un par de semanas, o tres, o cinco (una también ha hecho sus compritas).
Lo que me agobia es que la madre de S. no para de llamarme, soy la única que le coge el teléfono (No sé si es que no soy tan viciosa como las demás o si mi vicio telefónico es tan grande que supera otros tipos de deseo y la verdad es que no sé que es peor, pero me hace cuestionarme cosas). 
S. es así, un poco despistada y cuando concertamos la cita solo oyó lo del Tupper, así que se trajo a su madre, que la mujer estaba deprimida últimamente. Creo que la depre la tiene ya superada, ir de compras siempre le da resultado, y además está bastante entretenida probando el lote que se agenció. Lo que no se debió de enterar muy bien es de como manejar algunas cosas, o tantas cosas, y a mí, qué quieres, me da un poco de apuro. Al fin y al cabo la conozco de toda la vida.
Chicaaaaassssss, si me leeis, porfa decidle a S. que su madre está preocupada por ella, que llame. Yo ya no puedo más os lo juro.

TupperSex: reunión de amigas en torno a una excusa cualquiera, sorprendentemente divertida, instructiva y recomendable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maruxiña, me encanta, me flipa, tu entrada del tupper sex..me lo he pasado pipa leyéndote!! yujuuuu!!. besos grandes. MONICAAAAAAAAAA

Anónimo dijo...

Wendy y las rotundas de Colmenar saludan la iniciativa tuppersexi y solicitan una replica extragrande del "Duque" para erigirlo en totem de la liquidadora.