Programa electoral

Ayer íbamos Mel y yo en el metro y en lugar de nuestro habitual concurso de "a ver quien descubre antes un hombre pelirrojo, una mujer recién salida de la peluquería y una niña con un jersey de Hello Kitty" decidimos elaborar nuestro propio programa electoral. Así, por pasar el rato, porque vocación política tenemos poca.
Sin embargo -dijo Mel- es nuestra obligación moral, como redactoras de un Mass Media digital, aportar nuestro granito de arena. Tal vez un asesor seco de ideas recorre en estos momentos el universo mundo web recogiendo miguitas aquí y allá; si es así, podemos contribuir a mejorar el rumbo del país.
De acuerdo -contesté yo- pero tenemos que proponer cosas con sentido y no vale tomarse el juego a guasa. No me mires así Mel, me refiero a que no puedes empezar a proponer que sea obligatorio un censo de solteros, que encarcelen a los típicos "escaqueitors laborales" o que toda persona esté obligada a regalar rosas a un desconocido una vez al trimestre.

Después de una pequeña discusión sobre lo que es o no serio, algunas de nuestras propuestas electorales son las siguientes:

- Aumento del salario mínimo interprofesional, a cambio de mayor flexibilidad del mercado laboral.

- Ventajas fiscales, como ausencia de impuestos o no obligatoriedad de pago de IAE o autónomos durante el primer año -quizás repercutible en el siguiente ejercicio, según beneficios- para emprendedores y autónomos.

- Compromiso de los candidatos de no invertir en obras fatuas, es decir, no iniciar obras de embellecimiento, capricho y otras vainas, durante los próximos cuatro años (o al menos hasta que dejemos de hablar de crisis en plan cenizo en todos los corrillos, señal será de que la crisis habrá remitido, digo yo).

- Coordinación del INEM con ONG's, de tal forma que los parados que participen como voluntarios en alguna asociación, ONG o proyecto de carácter social, tengan, por ejemplo, la ventaja de ver como ese tiempo les computa en su conjunto de "años cotizados a la Seguridad Social".

- Como medida de activación del mercado inmobiliario, crear dentro del Ministerio, o de las Consejerías de la Vivienda (según ámbito nacional o autonómico) una oficina de fomento de la permuta (por cierto, ¿alguien quiere cambiar su pequeño piso en Madrid por una casita en la sierra madrileña?).

Es esquemático e incompleto, simplemente un bosquejo, diez paradas de metro no dan para mucho más, pero tendréis que reconocer que cuando nos ponemos a pensar Mel y yo no tenemos precio.

Y vosotros ¿Nos regaláis alguna propuesta? Quién sabe, cualquier asesor sin ideas puede estar rondándonos.