Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

domingo, 7 de abril de 2013

Mientras dormía


Resulta que se me alojaron unos miedos, ahí, en pleno regazo y estaban tan cómodos y tan a gustito que se quedaron dormidos y yo por las noches les cantaba nanas y les acariciaba. Círculo de confort que dirán algunos. Pero claro, una no puede seguir con su vida mimando unos miedos alojados en el centro de su ser.

Así que una mañana me aparecí en la consulta de una doctora escuchadora, estuvimos mirando mis miedos y decidimos, entre todos, que era hora de separarnos. Unas semanas más tarde me personé en admisiones con un cepillo de dientes y tres cosas más.

Por primera vez paseé a lo "bruja novata" encima de una cama recorriendo pasillos y dicen que mientras yo dormía mis miedos fueron desalojados. No pusieron demasiada resistencia, pues todo estaba hablado. No es que vayan a desaparecer así sin más, simplemente seguirán por aquí rondando, es lo más seguro, y yo tendré capacidad para espantarlos un poco e irme abriendo espacio. Una no puede prescindir de sus miedos, así de pronto, y volverse temeraria a más no poder, es más inteligente irse abriendo camino, eso creo.

El caso es que creí que esto iba a ser como decir bye, bye acodada tras el mostrador de un hotel. Pero no, resulta que los miedos se cargaron algunos cristales mientras abandonaban el centro de mi ser y mi ombligo grita por momentos. Me va a hacer falta un poco de reposo para empezar a correr ya sin el peso de mis miedos en mis entrañas. Con las ganas que tenía yo de celebrarlo con una danza bajo la lluvia o una carrera por la arena de la playa, habrá que esperar. La impaciencia es otra de las cosas que una tiene que irse extirpando poco a poco.

No hay comentarios: