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Foto de la expo El hilo de Ariadna, en Casa del Lector |
La mujer de hierro regala sonrisas férreas y huecas. Hace tiempo alguien le dijo ¿o se lo dijo ella? que hay que ser recia, dura y resistente. Así que la mujer de hierro aprieta los puños, tensa las mandíbulas, camina erguida y se dice que ella puede con todo. La vida es maravillosamente dulce y narcotizante si te proteges.
Pero un día empezó a sentirse débil, cansada, las fuerzas comenzaron a escapársele a golpe de lágrimas, tanto, que se empezó a oxidar. Unos análisis rutinarios le revelaron que sus niveles de ferritina no eran los de antes. Aliviada de tener un motivo para aflojar los puños se relajo y decidió fluir. Lo que fluyeron fueron las lágrimas, lágrimas, lágrimas... y mientras las articulaciones se aflojaron.
Con las extremidades caídas hacia el suelo se sintió marioneta y se encontró un Pinocho. Miénteme, miénteme solo un rato, le dijo, abrázame y hazme creer que soy dulce, que quiero y que me quieres. La mujer de hierro se sintió mantequilla por un día. La vida es maravillosamente dulce y sensual si decides aflojar los puños.
1 comentario:
Las mujeres de hierro, apretamos los puños, nos pegamos con quien sea, gritamos, reimos, lloramos y eso no nos quita ni pizca de la materia de la que estamos hechas porque donde una cae y se desvanece, luego se levanta, se rehace y es mucho más poderosa si cabe, vamos tía ferrea, somos otra raza. C
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