Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 16 de febrero de 2010

Kemal el llorón

Señor Pamuk, no es que no me haya gustado su libro, que me lo he leido entero. Es que ha habido épocas de su protagonista que me han hastiado un poco. Igual es que estoy un poco escéptica en cuestión de amores, pero la inactividad de Kemal durante ocho años de contemplación me han puesto de los nervios.
Y ese Museo de la Inocencia, de cuya existencia real nos hace dudar en sus últimas páginas, lo siento señor Pamuk, me parece simplemente un estercolero. Sí, su protagonista, además de egoísta y cobarde, sufre el síndrome de Diógenes.
Es cierto que los primeros capítulos me engancharon y reconozco que después de ese tránsito por la inmobilidad, ocho años trasladados a nosecuantoscapítulos, me volví a re-enganchar, pensando que la historia tendría un desenlace más original.
¿Una historia de amor? La pena es que para mucha gente quizás lo sea. Pero el amor no es contemplar a alguien sin actuar mientras se recopilan porquerías para llorar en silencio por lo que no nos hemos atrevido a reclamar, o defender, a tiempo. Pobre Füsun, par de cobardes le tocaron en suerte.

Por cierto, Sus, te lo paso cuando quieras.

No hay comentarios: