Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

martes, 26 de enero de 2010

Cómo está la banca



Últimamente no paran de llamarme desde mi Caja. Es cierto que la mayoría de esas llamadas son amables toques de atención para que "sanee mi cuenta", qué majetes, qué preocupación.
Además, se ve que confían en mí. A pesar del lamentable estado de mis finanzas, mi Caja sabe que soy una mujer con posibles, así que no para de ofrecerme maravillosos productos que me beneficiaran un montón.
Hace unos días fue un seguro para el hogar. Como, no sé por que razón, soy fiel e inmovilista y ya tengo seguro del hogar, tuve que rechazar la amable propuesta.
Ayer fue la locura. Primero me dieron de alta en una inmejorable oferta, todo lo que consuma con mi tarjeta en farmacias y Decathlon durante este mes me saldrá un veinte por ciento más barato, cantidad que mi Caja me reembolsará durante el mes de marzo. Aunque estoy en restricción de gastos y no tengo coche para acercarme a Decathlon, me di de alta enseguida, quién puede rechazar una oferta así, es una forma de hacer huchita y una nunca sabe los barbitúricos que necesitará ni si conocerá a un montañero que precise compañía, y por ende equipamiento.
En la vorágine de tan maravillosa oferta, el amable telefonista continúo con su perorata recitando el siguiente chollo que mi Caja ponía a mi disposición "y el sorprendente producto que le ofrezco a continuación, por si por desgracia sufre un accidente mortal, Dios no lo quiera, le permitirá cobrar seis mil euros si todo transcurre en transporte público". "¡Seis mil euros!, pensé, quién los pillara". "Y ¿Usted conduce?" no me dió tiempo a contestar "porque si el incidente ocurriese en su propio coche, la cantidad ascendería a la increible suma de treinta y seis mil euros" "UUUUUUUUUUUUUUaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, qué pasada", no pude por menos que decirle.
"Y todo esto gratuíto durante sesenta días".
Ya decía yo, o sea, que la maravillosa oferta tenía truco. "Espera, espera, espera... ¿has dicho gratuíto durante sesenta días? Y luego me cobras, claro"
"Sí, pero usted puede darlo de baja antes de esos sesenta días, en cualquier momento".
"No, muchas gracias, déjalo, no tengo pensado dejar este mundo en los próximos dos meses" -toco madera-.
Qué técnicas más refinadas estas del marketing me dije, te enganchan con el maravilloso cebo de tener miles de euros para gastar en el otro mundo y el que tenga espíritu de superviviente, al primer despiste, acaba incrementando los ingresos de mi Caja sin comerlo ni beberlo.
¡Pero qué listos! Confío en mi Caja, se que sobrevivirá a la crisis.

No hay comentarios: