Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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miércoles, 11 de julio de 2012

Titanic (lease tai-tanic)


Impresionante el edificio, por fuera y por dentro

Soy de las pocas personas que nunca vieron la historia de Leonardo y Kate desde el principio hasta el final. Eso sí, creo que reuniendo un trocito aquí, otro trocito allá, quizás no me quede ningún fotograma que descubrir.

Anyway, que dicen aquí, reconozco que la historia del Titanic tiene todos los ingredientes necesarios para atrapar el interés humano: glamour, leyenda, lujo, vanidad que se desploma, aventura, hombre contra naturaleza, historias individuales, heroísmo...

Giants Causeway
Es sorprendente, pero lógico, que el interés por una catástrofe de tales magnitudes se haya mantenido vivo durante un siglo entero. Porque aunque a algunos les parezca imposible, antes de que Leonardo nos lo contase a todo color, el trágico viaje del Titanic hacia las profundidades marinas era de sobra conocido por la mayoría de los mortales, al menos en mi pueblo.

A lo que iba -hace tanto que no os escribo que me enrollo como las persianas- el sábado viajé hacia tierras del Norte. La primera parada con fines meramente turísticos fue el museo del Titanic.

¿Lo recomiendo? Pues mira, yo es que soy más de exteriores. Si tenéis pensado visitar Belfast y tenéis tiempo merece la pena acercarse. Pero convertir el museo del Titanic en la única motivación del viaje, pues no.
Eso sí, el edificio es impresionante. La exhibición, como creo que es habitual en Irlanda, está muy cuidada y da gusto visitarla. La información es exhaustiva, imposible digerirla toda, pero es genial que sea de esa manera, si quieres saciar la curiosidad la saciaras, sin duda.

De Belfast poco os puedo contar, nuestro siguiente objetivo era Giants Causeway. Impresionante, allí si, allí podéis encaminaros sin más ambiciones y gastar vuestro tiempo walking, walking, walking... Yo creo que ese sí que es un buen sitio para perderse...
Camino de Carrick-a-Rede (el puente que nunca cruzaré)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace tiempo me estuvo persiguiendo un pájaro toda una tarde, al principio no lo notaba, cada vez que me paraba se daba la vuelta y piaba para el otro lado, pero luego se hizo más y más insistente al final cedí y se me echó encima cubriendo todo mi cuerpo, ya me dijo mi madre, "mucho cuidado con los buitres", ay, razón tenía