En mi familia siempre fuimos bastante peliculeros, y no porque nos dediquemos a inventar las historias más disparatadas, que puede que también, sino porque reunirnos alrededor de la tele para ver buenas películas fue un clásico en nuestro salón-comedor. Si llegabas de los primeros podías acomodarte en el sillón, si no, una buena opción era poner un cojín bajo tu cabeza y tumbarte en el suelo, la Técnica Alexander nos ha enseñado después que además es una costumbre muy saludable.
Entre los clásicos, a blanco y negro o en technicolor, que cualquiera de nosotros conoce a la perfección, El Hombre Tranquilo siempre tuvo un lugar privilegiado pues era, y sigue siendo, el film favorito del patriarca.
Siguiendo los pasos de "culo gordo" -mi madre cuyos ancestros provienen de una aldea de vaqueros asturianos nunca vio con buenos ojos al enorme cowboy del otro lado del charco, para el cual ideó este bonito apodo que también forma parte del acervo familiar- los habitantes de la casadeloro caímos enamorados de Irlanda mucho antes de que nuestro apellido se quedase a formar parte de su paisaje.
Después de poneros en antecedentes, podréis comprender el entusiasmo con que subí al autobús a las 7 de la mañana para recorrer Connemara en 8 horas, mas 6 horas de ida-vuelta que supone el viaje Dublin-Galway-Dublin. Por fin iba a seguir los pasos de Maureen y John (Mary Kate y Sean en la película) por esos verdes prados delimitados por cercas de piedra que pueden saltarse atléticamente. Allí en el folleto aparecía la foto del famoso puente en el que transcurren algunas de las escenas de la película.
Por poner un ejemplo... |
Kylemore Abbey |
Parece una locura, pero fue una bonita excursión, el paisaje de Connemara es impresionante, diferente y cambiante. Cada vez que visito un lugar nuevo me doy cuenta de lo mucho que me gusta este país y lo añado a mi lista de lugares a los que tengo que volver...
En cuanto a mi lado cinéfilo, os diré que el día no termino en aquel puente abandonado. Horas después y sacando fuerzas y un disfraz de pirata de nuestras mochilas, L. y yo nos presentamos en una fancy party en pleno corazón de Dublín. Imaginaos mi sorpresa cuando el doble de Spencer Tracy apareció por la puerta. Como no soy pelirroja ni descarada, mi inglés no es una maravilla y además venía de pasar cerca de catorce horas en un autobús, no creo que mi pose a lo Katherine Hepburn le deslumbrará. Pero eso sí, conseguí una exclusiva periodística bastante buena, Spencer me contó que su padre aparece corriendo, con sesenta años menos de los que pueda tener ahora, tras las ruedas del coche nupcial de Mary Kate y Sean. No crucé el famoso bridge, pero conocí al descendiente de uno de los extras que aparece en The Quiet Man. ¿No os parece que la vida tiene detalles maravillosos?
3 comentarios:
Bárbaro el texto e inaudita la casualidad de encontrar a ese descendiente de persigue-coches en Dublín. Si le hubieras cantado "todo te lo puedo dar menos el amor baby" persiguiendo a un leopardo sí te habría identificado con la Herbun ma petite pelirroja pero lo que sí que no te es lo de llamar culo gordo a mi John. Tuya siempre Angie Dickinson
Querida Angie, siempre me superas. Aunque no olvido tu nombre he tenido que buscarte en la wikipedia para contextualizarte. En breve me pasaré por tu tejado et nous pourrons parler...
Esperando impaciente ese momento
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