Tras días de observación he decidido que ya es hora de recuperar la periodicidad usual, si es que la tiene, de este blog. Mes y medio después me siento preparada para ofreceros algunos datos interesantes sobre la fauna, flora, costumbres, lugares y demás peculiaridades de la Isla Esmeralda. Siempre desde la subjetiva mirada de estos peninsulares ojos pardos con pigmentos verdosos...
Patos silvestres de diverso tipo |
El primero lo forman las palomas, un poco más limpias que las de mi ciudad natal, pero tan carentes de interés para mí como aquellas. Lo siento, no me gustan las palomas urbanas. Se arremolinan en plazas y cuando oyen mis pasos, levantan el vuelo sin importarles el pánico que me da verme envuelta en un remolino de alas desplegadas. Entonces me pongo en alerta y vigilo, con cara de espanto, que ninguna se estrelle contra mí. Sí, una de las peores cosas que me podrían pasar en esta vida es que una paloma urbana chocase con mi cuerpo.
Polluelos del pequeño pato |
Son todos los pájaros de estas islas descarados a más no poder. Os prometo que no tienen ningún miedo a la presencia humana y te puedes acercar a ellos mucho más de lo esperado. Pero en este descaro y en miradas retadoras, se llevan la palma los integrantes del tercer grupo. Mi preferido:
Sin embargo, aquí en la Isla, la fascinación que siempre he sentido por las urracas -soy un poco rarita, lo sé, pero la urraca siempre ha sido mi pájaro favorito, con su frac, tan elegante y burlona- se ha ampliado a las otras dos especies. Cuando llueve, Gaviotas, cuervos y urracas, se posan sobre el césped de los parques, en bandadas, entremezclados y conspiran. La mirada de las gaviotas es sin duda la más maligna y peligrosa de todas.
Ahora sé que sólo un nativo de las Islas del Norte podía haber creado una historia como la de los pájaros. No os penséis que el mago del suspense tuvo que trabajar mucho esta vez, cualquiera podría imaginar una invasión avícola observando una de esas reuniones... intimidan.
Cualquier otro día os hablaré del gato rabón de mi calle. Callejero y descarado a más no poder. También temo un ataque por su parte cualquier noche. La fauna dublinesa es verdaderamente salvaje...
(Este post va dedicado a mi pajarraco favorito: Gavilán Palomo, no podía ser de otra manera)
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