Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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martes, 24 de julio de 2012

Los pájaros


Tras días de observación he decidido que ya es hora de recuperar la periodicidad usual, si es que la tiene, de este blog. Mes y medio después me siento preparada para ofreceros algunos datos interesantes sobre la fauna, flora, costumbres, lugares y demás peculiaridades de la Isla Esmeralda. Siempre desde la subjetiva mirada de estos peninsulares ojos pardos con pigmentos verdosos...

Patos silvestres de diverso tipo
Os parecerá una tontería, o quizás no, pero algo que me ha llamado la atención desde el primer momento es la numerosa población de pajarracos de diversos tipos que sobrevuelan estas tierras. Los dividiré en tres grupos:

El primero lo forman las palomas, un poco más limpias que las de mi ciudad natal, pero tan carentes de interés para mí como aquellas. Lo siento, no me gustan las palomas urbanas. Se arremolinan en plazas y cuando oyen mis pasos, levantan el vuelo sin importarles el pánico que me da verme envuelta en un remolino de alas desplegadas. Entonces me pongo en alerta y vigilo, con cara de espanto, que ninguna se estrelle contra mí. Sí, una de las peores cosas que me podrían pasar en esta vida es que una paloma urbana chocase con mi cuerpo.

Polluelos del pequeño pato
El segundo grupo lo forman las ánades. Viven en el Canal y en los estanques de los numerosos parques. Ya visteis como los cisnes de St. Stephen's Green me presentaron a sus polluelos en mi primer paseo por el parque. Además tenemos los típicos patos silvestres: unos pardos y otros multicolores con su cabeza verde. El que más gracia me hace, quizás por ser el más original, es un pato pequeñajo de color negro y pico naranja, digno de cualquier jardín japones. Serio, pero con una mueca burlona, recorre con su cuellito estirado las aguas laterales del canal, cerca de los juncos de la orilla, donde se esconden sus nidos.

Son todos los pájaros de estas islas descarados a más no poder. Os prometo que no tienen ningún miedo a la presencia humana y te puedes acercar a ellos mucho más de lo esperado. Pero en este descaro y en miradas retadoras, se llevan la palma los integrantes del tercer grupo. Mi preferido:

Gaviotas, cuervos y urracas conviven y se entremezclan para deleite de mis ojos. Nunca fui amante de los pájaros, lo reconozco y la peli de Hitchcock me pone de los nervios. Tipi, top, tipi, top... me imagino que resuenan los zapatos de la pobre Tippi, bajando por aquella cuesta, mientras corre el riesgo de estampar su nariz contra el asfalto, al tiempo que una gaviota desaprensiva le despeina su elegante moño. Los pelillos de mis brazos se erizan, sólo de pensarlo.


Sin embargo, aquí en la Isla, la fascinación que siempre he sentido por las urracas -soy un poco rarita, lo sé, pero la urraca siempre ha sido mi pájaro favorito, con su frac, tan elegante y burlona- se ha ampliado a las otras dos especies. Cuando llueve, Gaviotas, cuervos y urracas, se posan sobre el césped de los parques, en bandadas, entremezclados y conspiran. La mirada de las gaviotas es sin duda la más maligna y peligrosa de todas.


Ahora sé que sólo un nativo de las Islas del Norte podía haber creado una historia como la de los pájaros. No os penséis que el mago del suspense tuvo que trabajar mucho esta vez, cualquiera podría imaginar una invasión avícola observando una de esas reuniones... intimidan.

Cualquier otro día os hablaré del gato rabón de mi calle. Callejero y descarado a más no poder. También temo un ataque por su parte cualquier noche. La fauna dublinesa es verdaderamente salvaje...

(Este post va dedicado a mi pajarraco favorito: Gavilán Palomo, no podía ser de otra manera)

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