Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 25 de junio de 2012

Sesiones de dibujo


Tomás se asoma a la ventana y la mira alejarse, calle abajo. No sabe que le pasa a Elena. Últimamente está muy cariñosa. Demasiado cariñosa. No es que ella sea arisca, todo lo contrario. Elena es cariñosa. Ha sido así siempre. Alegre, confiada, un poco ingenua. A veces se te queda mirando, con la sonrisa en los labios. Parece que está pensando en otras cosas, pero no. Elena está pensando que eres único, divertido, sorprendente. Tomás lo sabe. Lo sabe porque llevan juntos toda la vida, o casi toda la vida. Tomás no recuerda un sólo día desde su primer día de BUP, cuando se sentó junto a la chica morena de la última fila, en que no haya visto a Elena, hablado con ella, o pensado en ella.
Pero desde hace cinco meses. Desde que sale cada tarde con su cuaderno de dibujo bajo el brazo y se dirige a esas sesiones que le dijo aquel amigo de Clara. Desde entonces, Elena está aún más cariñosa. A Tomás le gusta. Es como si hubiesen vuelto a su época de novios, a la facultad, veinte años antes, cuando aún no vivían juntos. O como si hubiesen retomado el momento en que decidieron casarse a escondidas, hace cinco años, solos con los dos enanos, en la pequeña aldea gallega donde pasaron sus primeras vacaciones juntos.
Le gusta, pero también le inquieta. En realidad, Tomás, que ha sido siempre el hombre tranquilo, así le llaman sus amigos, está que se sube por las paredes. Veintiocho años después de conocer a Elena y por primera vez cree que hay otro. No sabe hasta donde llega ese otro, quizás solo esté enamorada platónicamente, quizás esté tonteando, tal vez le haya besado, de pasada o intensamente, o puede que hace semanas que Elena no vaya a las reuniones de dibujo y las pase en la cama, incansable, con ese otro.
Lo cierto es que hace una año más o menos Tomás empezó a darse cuenta de que Elena estaba cada vez más distante. Le miraba, pero no le veía. Dejó de verse reflejado en sus ojos. Será la crisis de los cuarenta le dijo Pablo. Pero Luisa dice que las mujeres no pasan la crisis de los cuarenta, que eso es sólo cosa de hombres, que a los cuarenta las mujeres se descubren estupendas, en su mejor momento.
Quizás Elena se sepa en su mejor momento y ya no quiera estar conmigo, se decía Tomás unos meses atrás. Entonces fue cuando conocieron al amigo de Clara y Elena habló de las ganas que tenía de volver a dibujar, de aprender más. Y el amigo de Clara le habló de estas reuniones, donde un grupo de aficionados se junta para dibujar. Elena empezó a acudir, primero los martes, y luego los martes y los jueves, después de dar de cenar a los peques y dejarles preparados para meterse en la cama.
Y ocho semanas después Tomás se dio cuenta de que algo había cambiado. Ya no siente a Elena distante, todo lo contrario. Elena vuelve a abrazarle a cada momento, en cuanto él se descuida, como cuando de novios, ¡pesada!, le decía él entonces para hacerse el duro. Pero ahora no se atreve, no se atreve a llamarla pesada. Cuando ella llega y le abraza, él contiene la respiración y piensa, no me sueltes, quédate conmigo, no te vayas, no vuelvas a ir a esas clases de pintura, no me dejes...
Tomás, que siempre ha sido el hombre tranquilo, está que se sube por las paredes...

Elena está contenta, feliz, emocionada. No es sólo por las sesiones de pintura, que son geniales. Se distrae, crea, hace algo diferente, se encuentra consigo misma... No, no es sólo eso. Las clases de pintura le han devuelto a Tomás. Hace un año empezó a sentirse tan rara, tan triste. Fue una época oscura. Ridícula, ahora que lo ve de otra manera. De pronto, de la manera más absurda, empezó a pensar que llevaba toda la vida con Tomás y que nunca había estado con otro hombre. Su vida empezó a parecerle claustrofóbica. Cuando Luisa, Clara, o alguna de sus otras amigas hablaban de aventuras presentes o pasadas ella se sentía mojigata, estúpida, monjil...
Y entonces se apunto a esas sesiones de pintura. El primer día, cuando se presentó, un treintañero con aire de Brad Pitt le dio la mano: "Hola, soy Hans, voy a ser vuestro modelo". Cinco minutos después Hans entraba en la sala totalmente desnudo. Elena no sabía que el grupo pintaba del natural, con un modelo. Hans, Pedro, Luis, John... cada semana uno, diferentes hombres, diferentes edades, diferentes cuerpos. Y así mirándoles, estudiándoles, dibujándoles, Elena ha ido descubriendo que ningún cuerpo, ningún hombre, ningún jovenzuelo le gusta tanto como su marido. Elena no necesita más.

miércoles, 20 de junio de 2012

Very personal



¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? Te diría que los 40 son los nuevos 20, pero mejor te digo que ni lo sé ni me importa. Respiro, disfruto y no me preocupo por más. 

Adivina qué es esto y te invito a una...



Eso sí, de pronto oigo un sonsonete "menos samba e mais travallar". Pues no sé porqué. Gracias a las trescientas veinte brujas que Mel me ha hecho visitar este año, he identificado una entrada errónea en mi diccionario. Aparece en la segunda acepción de trabajo: sacrificio, tarea ardua y difícil. 

Corrijo el error, poco a poco y con paciencia, la letra con sangre entra que se decía antes. Cuando algo ha quedado grabado a fuego es difícil cambiarlo.

En esa línea de pensamiento ¿aristotélico? me decido a reivindicar el derecho a convertir el placer de mirar el mundo con los ojos abiertos, los sentidos alertas y la pluma en la mano en una forma de vida... lucrativa, claro. ¡Maldito parné! Claro que la reivindicación empieza por uno mismo. Y el secreto está en la salsa, es decir en como se mezclan los ingredientes y en si sabes mezclarlos de manera acertada.

Y todo este maremagnum me lo digo en soliloquio desordenado una tarde cualquiera en una encantadora ciudad cualquiera del universo mundo. ¡No me diréis que no hablo claro!

sábado, 16 de junio de 2012

Haciéndola mía


Lo que más he gastado estos días, vil metal aparte, ha sido suela de zapato y algún que otro kilito, y todo esto pasito a paso. Avanzo con un pequeño plano en el bolsillo, que consulto en contadas ocasiones, solo por confirmar alguna calle. No es la primera vez que visito esta ciudad y, a grandes rasgos, me oriento sin problemas por el centro. 

Según leyendas de género, parece ser que soy una mujer atípica, me manejo bastante bien con un mapa en la mano y recuerdo sin problema mis paseos urbanos. Eso, claro, si soy yo mi propia guía. Soy tan facilona que si alguien se encarga de llevar la batuta pierdo completamente el Norte, me desentiendo y me limito a respirar el aire y a llenarme los ojos de imágenes, colores y figuras.

Esta noche, tras salir desde la oscura sala del cine a la envolvente luz del ocaso*, y después de despedirme con media pinta de la compañía, he iniciado mi camino de regreso hacia casa. Aquí, un poquito más al Norte, el día es más largo en esta época del año.

Camino hacia el Sur, pero mi sensación es de subida. El abrigo abrochado, las manos en los bolsillos, sentidos activados... Poco a poco, dejo de ser una simple turista. Nos conocemos. La ciudad y yo. Está claro que no es el mismo grado de complicidad que tengo con Madrid. Pero me siento en casa, paseo... tranquila, confiada... Poco a poco la ciudad se me va regalando y yo la voy haciendo un poquito mía... Cuando me he dado cuenta, me he parado, he dado media vuelta y he sacado esta foto anodina, tranquila, cálida, un poco húmeda, cotidiana, sencilla...

*He aquí un guiño bastante paralelepípedo a una de nuestras lecturas/pelis adolescentes: E., M., C., si me cazáis al vuelo os invito a una pinta.

domingo, 10 de junio de 2012

Otra vez Mario


Hace un mes, más o menos, me acerqué una tarde a la Biblioteca Nacional a escuchar a Mario Vargas Llosa. La conferencia formaba parte del ciclo "El libro como universo", que se enmarca en la celebración del 300 aniversario de la BNE. Mario hablo allí de sus primeras y posteriores lecturas, de su formación, de  sus títulos y escritores favoritos... y yo le escuché delante de una pantalla, sentada en el suelo del vestíbulo de la biblioteca.

Hoy, original que es una, me he ido a la única intervención de un escritor de habla hispana en el Dublin Writers Festival, otra vez Mario. En esta ocasión el tema central ha sido "El sueño del celta", la novela de Vargas Llosa que cuenta la historia del irlandes Roger Casement. Casement viajó por el Congo y la Amazonía peruana a principios del siglo pasado y se convirtió en el primer europeo que denunció las atrocidades cometidas por el colonialismo. 

No os puedo contar mucho más de la novela, porque no la he leído. Afirmación que no me avergüenza para nada. Hace unos días me sorprendí al leer que un alto porcentaje de la población miente sobre sus lecturas, es decir, asegura haber leído libros que no ha leído. Cosa que me parece lo más absurdo del mundo, pero para rarezas, cada uno la suya...

En cuanto a la conferencia de hoy, dado que en realidad ha sido una entrevista en inglés y que ha tratado sobre un libro que no me he leído, tampoco os contaré mucho más. Únicamente os confesaré que el inglés hablado por un hispanohablante es siempre más sencillo de entender que el de un nativo, pero claro, no se trata de eso...

Por cierto, que sepáis, que hoy le he dado la mano a un Premio Nobel


Go, Ireland, go


Os lo digo abiertamente, después de ver el primer partido de España y mientras en la tele que tengo al lado se juega el primer partido de Irlanda. I'm supporting Ireland. Sí, necesito que Irlanda llegue, al menos, a cuartos de final. Por supuesto que quiero que España gane los puntos que necesita para clasificarse, pero mi prioridad es que Irlanda haga lo mismo.

No es síndrome de Estocolmo, ni nada parecido. Es que tendríais que ver lo emocionados que están aquí con esta Eurocopa. Hace diez años que Irlanda no juega ninguna competición internacional y veintitrés que no lo hacen en la Eurocopa. Cuando llegué aquí hace una semana, gran parte de las casas tenían decoradas sus fachadas con banderas irlandesas. También los coches, hay fundas para los retrovisores, banderas en sus techos y ventanas... Y el número de casas y coches decorados ha aumentado durante estos días.

¿Recordáis todos esos años en que enviábamos a "la mejor selección que nunca ha tenido España" a jugar sus competiciones y nos quedábamos con un palmo de narices a la primera de cambio? Pues rememorando esa sensación y la contraria (es decir la emoción de la última Eurocopa y el último Mundial) creo que ha llegado el momento de compartir.

Diréis que esto es una tontería, pero desde mi punto de vista tiene sentido. Y mi punto de vista es el de una persona criada entre vikingos pero con la moral minada por una fuerte influencia rojiblanca. Es decir, soy un caso de chaqueterismo bastante inusual y me pierden los "equipos modestos". 

Aunque si os soy sincera, competiciones internacionales al margen, os aseguro que el fútbol no me quita el sueño nunca, nunca.

jueves, 7 de junio de 2012

En la Isla Esmeralda

Impresiones de los primeros días (por contar algo): 

Aquí el tiempo no es malo, simplemente está un poco desequilibrado. Hasta el momento el balance es de un 50/50. Un día llueve y hace frío, al siguiente el cielo aparece despejado y la temperatura te permite lucir tus sugerentes antebrazos.

Cuando prepares una maleta, mira primero la temperatura media en internet, aumentarás la probabilidad de acierto.

En este momento es imposible irte de vacaciones a Europa y desconectar de lo que pasa en tu país si no lees prensa española. Sí, chicos, estamos en el ojo del huracán, y aquí no se ve muy bien que se pida dinero para los bancos sin pasar por manos del Gobierno, creen que es una forma de que éste se lave las manos y no se exijan las mismas condiciones que ellos tuvieron que aceptar.

Eso mismo debía querer explicarme el hombre con quien compartí mesa el otro día. Aquí si no hay mesa libre compartes mesa y conversación. Espero poder ser más proactiva en las conversaciones a medida que pase el tiempo...

Aunque creas que tu oído no es bueno, cuanto más lo uses más entrenado estará y hasta el acento más recóndito se te revelara... algún día (esto no sirve para el oído que no te funciona, claro).

La Eurocopa se siente en el ambiente, pero ya os contaré más sobre esto (una tiene que guardarse algún cartucho en la recámara).

Este post absurdo no quiere decir que no tenga cosas que contar, es sólo que no saco tiempo. Y es que, las apariencias engañan, ya lo decía Andersen:

"Patitos feos" con su verdadera madre en St. Stephen's Green