Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

miércoles, 5 de mayo de 2010

Francamente, querido...

Hija Mel, cuéntate algo, me dice Maru, que últimamente tienes taaaaaaaaan abandonado el blog. Y es verdad, van pasando los días y aunque no paro en casa, estoy en una de esas épocas en que parece que no ocurre nada digno de mención. Me paro a pensar y me doy cuenta de que estoy feliz, como un colibrí. Hace dos meses o más que no recurro a mi terapia mensual de llanto; mis libros de autoayuda permanecen olvidados en su rincón y ni siquiera se han reproducido; cuando el típico pesado -parece que la palabra típico generaliza, pero siempre es uno y bien concreto- del trabajo viene a darme la murga le escucho, le digo bien o vale y sigo trabajando, sin alterarme; no conjuro llamadas, ni cuento el número de coches de determinado modelo que pasan por mi lado. Debo tener el ying y el yang estables y en su sitio.
Me preocupa, yo no soy así, me echo de menos, ¿habré llegado a la madurez? ¿seré desde ahora reflexiva y práctica como Maru? ¿tendré que dejarle las riendas de este universo mundo nuestro que es el blog? ¡Ni hablar!, me digo, mi papel es hacer equilibrios con la inseguridad, la emotividad, tener los sentimientos a flor de piel, en estado de alerta y, aún más, en estado de alarma. Me despido de Maru y corro a casa, a dejar mi huellita en el blog. Me pellizco repetidamente en el brazo por el camino, a ver si se me escapa alguna lágrima, pero en lugar de eso me da la risa floja.
Podría rendirme, pero no me rindo. Sé que en el fondo es sólo una etapa. Pasará, y espero que lo haga pronto, me digo alarmada mientras descubro un nuevo síntoma de mi "madurez": en lugar de preocuparme por la pobre Scarlett abandonada, ahora pienso que efectivamente "Scarlett O'Hara no era buena" y entiendo muy bien lo que sentía Rhett al decir "Francamente, querida, me importa un bledo".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo soy de la opinión de que estamos en perpetuo cambio y donde dije digo digo diego y que una que de entrada te cae a cuerno luego resulta ser tu colega de la vega y que áquel por el que estabas dispuesta a morirte resulta que te la refanfinfla, total que si tú cambias y yo cambio espero que cambiemos siempre hacia la misma dirección o hacia la contraria pero que siempre nos encontremos un ratito en el tejado para hablar de lo divino y de lo humano en tanto en cuanto

Mel dijo...

Mi querida filóloga, si me relees te darás cuenta de que donde dije digo, digo diego y donde puse coma pongo punto y tenías tu razón. ¿En tu tejado o en el mío?

Anónimo dijo...

En el mío corazón, allí nos fumaremos algo que nos permita visualizar los cientos de miles de comentarios que te hago y que se quedan flotando como caca inerte en el espacio virtual porque siempre se me olvida escribir la birria de palabra esa retorcida. ¡¡Mira, ahora tengo que escribir algo así como "eunuco"!!, ¡cuanta perversión!