Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

lunes, 10 de mayo de 2010

El cuento de nunca acabar

Existe la Ley de Murphy, y luego existe la aún innombrada, pero inexorable, Ley del Dentista. Consiste en los siguiente: puedes pasar años sin visitar a tu dentista y por ende sin problemas dentales, pero ay de ti el día que vuelves a visitarle. Sea porque te empezó a doler una muela o porque tu conciencia te encaminó a una simple revisión, lo mismo da. Desde el momento que pones un pie en su consulta el efecto mariposa se adueñará de tu existencia. De nada te servirá darte a la teoría de la atracción y empeñarte en visualizar la incorruptibilidad de tus incisivos y molares, da igual que seas un fanático del cepillo y adorador del hilo dental. Da igual. En el momento en que el dentista posa su mirada en ellos, tus dientes se derriten y empiezan a soltar por esa boquita.
Quizás si eres de férreas convicciones y confías plenamente en ti mismo, serás capaz de no sucumbir a las amables indicaciones de tu especialista. Pero entre mis múltiples defectos se encuentra una lealtad plena y una total confianza en mi dentista, en el momento en que abro mis fauces en una consulta, le entrego mi treinta y dos piezas y mi alma entera.
Mi último reencuentro con el dentista fue a causa de un flemón de mal aspecto que se venía anunciando unos meses atrás. Desde ese momento y en sólo seis visitas me he quedado en treinta y una, he renovado dos empastes y he sufrido una reconstrucción (o sea, un empaste más curradito y por ende más oneroso). Ahora mismo me encuentro inmersa en un "saneamiento" de encías que será muy positivo para mi salud dental. Pero lo que nunca hubiese podido imaginar es que el travieso colmillito que hace un tiempo comezó a ladearse, cual modelo coqueta ante una cámara fotográfica, sea merecedor del premio gordo: los ansiados y rejuvenecedores brackets, el adorno que toda cuarentañera necesita para volver a la adolescencia.
Una oferta tentadora, lo malo es que de un tiempo a esta parte me da la sensación de que trabajo para mi dentista, que no digo que no se lo merezca. Sin duda, el problema es mío, que no puedo contenerme y en cuanto me sobra un euro me da por cuidarme los dientes...

1 comentario:

sus dijo...

Jodere por eso yo ni lo piso desde hace año y medio.
brakets??????? no puedo creerlo