Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

viernes, 20 de marzo de 2020

Don Juanma


Don Juan Manuel, infante de Castilla y sobrino de Alfonso X, es uno de esos autores de la literatura que a pocos se nos escapa. Sí, es el autor del Libro del Conde Lucanor, del que todos hemos leído al menos un exemplo a lo largo de nuestra vida académica.

Me diréis que a santo de qué os hablo de este personaje tan antiguo, que por su fama de soberbio y elitista despierta tantas antipatías, pues si os digo la verdad, porque era uno de esos temas que voy apuntando en mi libreta por si un día me asomo al balcón; y hoy lo tomo de cabo para tirar del ovillo y teclear un rato.

Se dice de don Juan Manuel que es el primer autor con conciencia de autor, es decir, sabedor del valor del propio estilo, orgulloso de su obra y defensor de la misma. El bueno de don Juan, para asegurarse de que nadie corrompía su obra -recordad que en el siglo XIV todavía no existía la imprenta y los escritos se difundían a golpe de pluma, tinta y muñeca-, se tomó el trabajo de corregir toda su producción, inventariarla y recopilarla en un tomo, seguramente lujoso y bien encuadernado, para depositarlo en el monasterio de dominicos de Peñafiel. Imaginad la ilusión y petulancia del intelectual pagado de su obra que cree de ese modo asegurada la pureza de sus escritos y su paso a la posteridad.

Tanto mimo y cuidado no pudieron evitar que unos siglos más tarde el volumen se perdiera en el incendio que sufrió el monasterio y con él algunas de las obras que contenía. Afortunadamente, el resto permanece en las paginas de diferentes copias de las que ya no podemos asegurar la completa fidelidad a la idea de perfección de su autor.

A pesar de todo, don Juan Manuel cumplió su objetivo: se ganó un puesto en mayúsculas en nuestra historia de la literatura, se reconoce la originalidad de su estilo, ha influido en la formación e inspiración de autores posteriores y forma parte de esa cadena ininterrumpida de influencias que es la producción literaria y la producción cultural y artística en general.

Y todo esto para deciros que a veces las cosas no salen como las planeamos, porque no podemos controlarlo todo, pero que eso no impide que los resultados se tengan que alejar mucho de nuestras expectativas o que si lo hacen tampoco han de ser por eso negativos.

Da un poco de pudor en estos días hablar de optimismo happy flower, pero en la medida de lo posible lo deseable es agarrarse al lado luminoso de la vida y pensar que el incendio no podrá arrasarlo todo. Lo dicho, cuidaos, intentad sonreir, y mucho, mucho, amor cósmico y terrenal para todos.

P.D.: Pido perdón por cualquier posible error cultureta, no olvidéis que no dejo de ser una mirona de a pie.

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