Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

sábado, 3 de enero de 2015

Recomenzando


La primera entrada del año exige un poquito de esfuerzo. Una no puede empezar el año haciéndose la sueca, obviando ese sentimiento de renovación que nos invade a todos. Estaría mal, muy mal. Y más este año en que nos hemos desentendido literalmente de las navidades. No es que tuviéramos intención de dejar pasar los días navideños sin abrir el balcón. Las cosas han venido así. Aún nos preguntamos como hemos podido dejar tan poquita huella sobre las losetas de la terraza en este 2014 que tanto nos ha cundido. ¡Quién sabe!

Ya no es tiempo de preguntárselo, ya tendremos una reunión de redacción con nosotras mismas; o tal vez no. Este año hemos roto todas las tradiciones, ni agradecimientos de final de año, ni propósitos para el nuevo y quién sabe si haremos carta de Reyes Magos. Deseos muchos, eso sí, y buenas intenciones, eso siempre.

El 2015 se despliega ante nosotras, llenas de expectativas, de preguntas, de ánimo... ¿de ánimo? Pues sí, lo sacaremos de dónde haya que sacarlo, sonreiremos contra el viento. Siempre nos ha gustado la sensación del aire frío en la cara: el invierno serrano, el viento que te envuelve, puñales de frío a ambos lados de la espalda, el abrigo bien abrochado, la bufanda al cuello y la cara... La cara descubierta acariciada por el aire helado, la piel que se tensa, los ojos abiertos y la sensación de estar viva. Helada, pero viva.

No, no estoy en la sierra. Tampoco sé muy bien a qué a venido el símil. Lo cierto es que esta última semana mis ojos están más verdes que de costumbre, mi mandíbula un poco más tensa y esa vieja sensación de escozor en la garganta vuelve a mí por momentos... hacía tanto tiempo que pensé que ya no sabía como hacerlo. ¡Inocente! Aún así, a pesar del viento, del frío, de las mareas... seguiré poniendo la cara contra el viento, porque es lindo sentirte viva a contracorriente y porque, en realidad, en todas direcciones se encuentra alguna pequeña luz de gran alcance.

En resumen, que para empezar el año lo mejor es buscar buenas maneras de iluminar el entorno. Iniciativas sencillas para dar luz de la manera más fácil, como la Tapa Solidaria Madrid organizada por Fundación Tomillo, Acción contra el Hambre y Cervezamastapa, en la que colaboran cerca de cien restaurantes de la capital. Cada uno de ellos ha elegido una tapa y cada vez que uno de nosotros consumamos una, el restaurante donará 0,50 euros para los proyectos sociales de estas ONG's. Así que salid, consumid, divertios y sed solidarios. 

Os voy a contar un último secreto: el mundo no lo van a cambiar los políticos, no chatos, el mundo lo vamos a cambiar nosotros, poquito a poquito, pasito a pasito y tapita a tapita...

¡Feliz año nuevo!

1 comentario:

Eugenio Sánchez Arrate dijo...

Hola María

A veces solo podemos seguir y seguir y seguir, continuar con el ánimo lo más elevado posible, hasta que la oportunidad aparezca.

Abrazos grandes.