Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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sábado, 17 de enero de 2015

Grandes profes


Como docente, ¡toma ya!, he asistido esta mañana a Grandes Profes. Una iniciativa de la Fundación A3 Media para servir de punto de encuentro a profes y maestros, pero sobre todo para reconocer y agradecer la labor que estos realizan a diario.

Creo que todos deberíamos pararnos a pensar, de vez en cuando, en el papel que el resto de personas juegan en nuestra vida diaria y agradecerles su trabajo; al menos, reconocerlo y valorarlo. Como hoy va de ellos, solo piensa un momento en los profes de tus hijos**. La mayoría de ellos, se levantan cada día con la intención de ayudar a sus alumnos en su desarrollo como personas, no solo en el terreno cognitivo, sino también en el emocional y personal. Se preocupan por ellos y seguro que alguno les quita el sueño, igual que a ti.

Una mañana agradable, escuchando a los diferentes ponentes. A Elsa Punset sobre nativos digitales y emociones en el aula; a Mario Alonso Puig de la importancia del estado de ánimo en los resultados; a María Garaña (Microsoft), repasando el panorama actual de las tecnologías y su aplicación al mundo educativo; a Roberto Brasero (hombre del tiempo de Antena 3), sobre comunicación eficaz; a los ganadores de los premios de educación de la Fundación, describiendo sus proyectos. Y para terminar, el relato, en primera persona, de Xavier Valbuena; un docente catalán que respondió a un anuncio de La Vanguardia para incorporarse a una expedición de discapacitados hacia el Polo Sur, meta que alcanzó el equipo -integrado por 5 personas- en 2009, tras un mes de travesía por la blanca monotonía de la Antártida.


Por mi parte, mientras escuchaba las diferentes intervenciones me he dado cuenta de dos cosas:

La primera, que aunque aún no me gane la vida con esto de la docencia, está claro que he descubierto algo que me gusta muchísimo. De momento, doy clases allá donde puedo, la mitad de ellas sin pecunia de por medio. Disfruto de ellas. Me siento profe, me descubro, me pruebo, experimento y, por supuesto, aprendo de mis alumnos, a los que intento dar lo mejor de mí misma.
Digamos, que he descubierto una manera de devolverle al Cosmos todo lo que me ha dado a lo largo de mi vida y lo que me sigue dando. Aunque es un poco contradictorio, pues también siento que sigo recibiendo en el intercambio mucho más de lo que doy: recibo sonrisas, recibo energía positiva, aprendo y me siento útil.

La segunda, es que periodistas y docentes son más parecidos de lo que alguien pueda sospechar a simple vista. Ambos son comunicadores natos: personas curiosas, fascinadas por algún tema concreto -el más mínimo detalle puede despertar ese ansia transmisora- que sienten la necesidad de contagiar a los demás su entusiasmo.


**(y mañana, si quieres, piensa en el que se levanta a amasar el pan para que tú lo tengas en tu mesa; y pasado, en el conductor del metro; y cuando te apetezca, piensa en ti mismo y en lo que das a los demás cada día, aunque lo hagas sin pensar directamente en ellos. ¿A que mola saberse mimado por los demás y, sobre todo, saber que de alguna forma estás mimando a otras personas de una manera más o menos directa?)

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