Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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jueves, 27 de febrero de 2014

Sangre negra


Permanecía quieto, en apariencia. En su interior bullía la intranquilidad del que espera pasar a la acción y se ve impedido para ello. Estaba alerta. Por su sangre negra circulaban anécdotas ajenas, posibilidades, ideas, designios prestos a cumplirse. Su final estaba cerca, era cuestión de días, quizás horas. Necesitaba contar. Las historias se agolpaban en la punta de su cabeza, pugnaban unas con otras, rivalizaban por ser la primera en cobrar vida.

Latía, lleno de energía, oía las voces de los protagonistas resonando en su interior mientras él había de permanecer mudo, sin poder moverse. Deseaba que llegase aquella que le infundía aliento, pero le invadía el temor de verse privado de la oportunidad de hacerse con los mandos, que tuvieran trazado ya un plan ajeno a sus anhelos, que torcieran el destino glorioso al que se creía predestinado y le obligaran a ensuciar el papel que le pertenecía.

Sintió que la puerta se abría, la habitación se llenó de luz. Notó la mano firme que lo acariciaba, lo desnudaba, lo incorporaba y le daba voz.

Sus peores pesadillas se confirmaron, se encontró sobre un libro de cuentas, desgastado y miserable. No, aquello no podía acabar así, no podía soportar que su último momento se redujera a esbozar unos guarismos escasos y miserables, reflejo de la poco imaginativa economía doméstica de su dueña. Sintió que la rabia le invadía, que su negra sangre hervía. Su mente se nubló...

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Encontraron a la escritora sin vida, sentada en la misma mesa donde antaño escribía exitosas novelas, con la cabeza sobre un triste libro de cuentas y un bolígrafo de gel de color negro clavado en la yugular. Los periódicos hablaron de un suicidio romántico, fruto de un bloqueo creativo mal llevado. Jamás se abrió una investigación. Hubiera sido inútil, nadie hubiera sido capaz de descubrir que el asesino descansaba erguido, victorioso, hincado en la garganta de su propia víctima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No está mal, estás jugando.
Te dije que prefería escribir directamente en el portatil, no te lo dije?. Tuya siempre y atrapada en el tren de Leganés.