Y es que, todo depende del balcón desde el que miras

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martes, 8 de enero de 2013

The master... puf


Os prometo que todavía estoy preguntándome qué puñetas pretendía contarme Paul Thomas Anderson, el director de The Master en esas más de dos horas largas, muy largas de película. Es más, soy incapaz hasta de explicar las carencias de la película, el porqué me pareció absurda y sin sentido, y eso que lo he intentado. No he conseguido articular una frase inteligible que argumente como una película sobre una secta no es capaz de transmitir ni por asomo la ideología de la misma, la fuerza de su líder, ni la relación del protagonista con ambos (la secta y el líder), ni las razones por las que llega, se queda, se va o vuelve.

Durante la primera media hora, o quizás la primera hora, tuve la impresión de que aquello nos dirigía a alguna parte. Pero a partir de determinado momento descubrí que el director se estaba riendo de mí y de bastantes personas más en nuestra propia cara. El único aliciente que puede tener la película es ver a Joaquin Phoenix haciendo de alcohólico contrahecho, lo cual tampoco es mucho.

Pese a todo,

Razón 3: la gente amable que te persigue hasta dentro del vagón de metro para devolverte el gorro que se te ha caído.

Razón 4: El Retiro, por supuesto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues bueno saberlo, una que borro de la lista de pendientes.

Fdo: Diógenes